Hay muchas cosas de las cuales hablar cuando Estados
Unidos está envuelto en un colosal escándalo como consecuencia de
los documentos publicados por Wikileaks, cuya autenticidad
—independientemente de cualquier otra motivación de ese sitio web—
nadie ha puesto en duda.
Sin embargo, nuestro país en este instante está
inmerso en una batalla contra el cólera en Haití, que a su vez se
convierte en amenaza para los demás pueblos de América Latina y
otros del Tercer Mundo.
En medio de las consecuencias de un terremoto que
mató o hirió a más de medio millón de personas y causó una enorme
destrucción, se desató la epidemia que, casi de inmediato, fue
agravada por el azote de un huracán.
El número de personas afectadas por la enfermedad se
elevaba ayer, 29 de noviembre, a 75 mil 888, de las cuales la
Brigada Médica Cubana atendió a 27 mil 015, con 254 fallecidos para
el 0.94%. El resto de las instalaciones hospitalarias estatales,
ONGs y privados, atendieron a 48 mil 875, de las cuales fallecieron
1 721 para el 3.03%.
Hoy, 30 de noviembre, la Misión Médica Cubana, que
cuenta por cierto con 201 graduados de la Escuela Latinoamericana de
Medicina, atendió a 521 pacientes de cólera para sumar un total de
27 536.
El pasado domingo, 28 de noviembre, llegaron al
Centro de Tratamiento al Cólera del hospital de referencia
comunitario situado en la comuna L’Estere del Departamento
Artibonite, 18 personas en estado muy crítico, procedentes de una
subcomuna llamada Plateau, las que fueron atendidas inmediatamente
por los 11 médicos y 12 enfermeras de la Brigada Médica Cubana que
allí labora. Afortunadamente, pudo preservarse la vida de todos.
El lunes 29 llegaron desde la misma subcomuna 11
casos más, entre ellos, un niño de cinco años cuyos padres habían
fallecido por cólera. Pudo de nuevo preservarse la vida de los
mismos.
Ante tal situación, el Dr. Somarriba, jefe de la
Misión Médica, decidió el envío de un vehículo todo terreno con 5
médicos, 2 enfermeras, un enfermero y un rehabilitador a la
subcomuna, con los recursos necesarios para atender con urgencia los
casos.
De los cinco médicos, cuatro son graduados de la
ELAM: una uruguaya, un paraguayo, un nicaragüense, un haitiano y el
jefe de la brigada cubana del departamento de Artibonite.
Recorrieron seis kilómetros por carretera, caminaron
seis más por terraplén, y finalmente otros dos kilómetros por
terreno abrupto con todo el equipamiento y los recursos encima para
llegar a la subcomuna.
Plateau está situada entre cinco montañas con casas
humildes agrupadas en tres puntos; se calcula que el número de
habitantes se aproxima a cinco mil. No hay calles, ni electricidad,
ni comercios según informaron, y solo una iglesia protestante.
La población, de pobreza extrema, se dedica
fundamentalmente al cultivo de maní, millo, frijol y calabaza.
Cuando llegaron a Plateau, el pastor de la iglesia
se brindó para organizar dentro de la misma el Centro de
Tratamiento, con seis catres y cuatro bancos de los fieles, que
permite ingreso de urgencia a 10 personas.
Hoy ingresaron ocho, tres en estado crítico.
Los vecinos comunican que han fallecido alrededor de
20. Esos datos no aparecen en la cifra oficial de fallecidos.
Durante la noche trabajarán con las linternas que portaron.
La Misión decidió crear un Centro de Atención al
Cólera en esa intrincada comunidad, que tendrá 24 camas. Mañana se
enviarán todos los recursos, incluyendo la planta eléctrica.
Informa igualmente que los camarógrafos acudieron a
la comuna al conocer la noticia.
Hoy no hubo fallecidos, y se abrió un centro más en
el norte, para un total de 38 centros y unidades de tratamiento al
cólera.
Relato el caso para explicar las circunstancias y
los métodos con los que allí se libra la lucha contra la epidemia,
que con decenas de fallecidos diariamente se va aproximando a 2 000
víctimas mortales.
Con los métodos de trabajo que se están aplicando y
el refuerzo programado, será más difícil que el número de fallecidos
continúe al ritmo que llevaba.
Conociendo las pasiones con que los procesos
electorales tradicionales se desarrollan, aparte del abstencionismo
típico que caracteriza a muchos de ellos, nos preocupaba lo que
pudiera ocurrir en Haití en medio de la destrucción y la epidemia.
Un principio básico y jamás violado es el respeto a las leyes, los
partidos y las creencias religiosas de los países donde prestan sus
servicios nuestros médicos o la Brigada "Henry Reeve".
Nos inquietaron, sin embargo, las versiones
ampliamente divulgadas por los medios internacionales de prensa que
presentaron un cuadro de violencia generalizada en el país, que
estaban lejos de ser realidad. Los observadores internacionales
estaban asombrados de aquellas noticias que se divulgaban en el
exterior, cuando en verdad los hechos que dieron lugar a los mismos
fueron aislados, afectando solo en un reducido porcentaje a los
electores que ejercieron su voto.
Los propios líderes que llamaron al pueblo a salir a
las calles comprendieron que no era correcto, en medio de la trágica
situación del país, la realización de acciones que podían estimular
enfrentamientos violentos que harían imposible controlar y derrotar
la epidemia. Si tal objetivo no se logra, esta podría convertirse en
endémica y dar lugar a un desastre sanitario en Haití y a una
amenaza permanente para el Caribe, así como para la América Latina,
donde millones de personas pobres en número creciente se acumulan en
las grandes ciudades; también para otras muchas naciones pobres de
Asia y África.
No olvidar nunca que Haití debe ser además
reconstruido desde sus cimientos, con la ayuda y la cooperación de
todos. Es lo que esperamos para su noble y abnegado pueblo.