Permítanme, ante todo, darles la
bienvenida a Cienfuegos, ciudad del centro de Cuba destacada no sólo por
su historia y espíritu de lucha, sino también por sus avances en los
últimos 45 años, que la ubican entre los territorios de mayor desarrollo
y con más perspectivas del país.
Hoy celebramos una reunión significativa
para las naciones que formamos parte de la Cuenca del Caribe.
Cuando los precios del petróleo rebasan
todos los récords, creando una situación extremadamente compleja para la
mayoría de las naciones
del Tercer Mundo importadoras
netas de energía, los países integrantes de PETROCARIBE se encuentran en
una posición privilegiada.
Disfrutan un mecanismo que les permite
acceder, de forma preferencial y a precios justos, a los recursos
energéticos que garantizan el desarrollo perspectivo y la vida diaria de
nuestros pueblos.
Es necesario, por tanto, que esta
iniciativa, fruto del espíritu solidario de la República Bolivariana de
Venezuela y de su Presidente, el compañero Hugo Chávez Frías, se siga
consolidando y desarrollando en todos sus componentes.
La situación mundial actual y los efectos
de las políticas que han seguido las grandes potencias industrializadas,
nos llevan inevitablemente a una reflexión y a hacer comparaciones.
No cabe dudas de que el consumismo
creciente en los países industrializados ha tenido, tiene y tendrá, si
no se le pone coto, un efecto devastador sobre el planeta.
Ese consumo, derrochador y contaminante,
ha provocado en pocos años el agotamiento de muchas de las fuentes de
hidrocarburos que la naturaleza tardó cientos de millones de años en
acumular; ha traído consigo el cambio climático, hoy fuente de tanta
preocupación y que puede hacer desaparecer de la faz de la tierra a
naciones enteras; ha engendrado guerras, pues quién duda que el control
del petróleo ha sido la causa de invasiones y de la ocupación de
territorios foráneos, peligros que aún están vigentes.
Pero tan preocupantes como las
consecuencias actuales de esos patrones de consumo, son los intentos de
los países industrializados de exportarlos a nuestras naciones, de
convertirnos a todos en sociedades tan derrochadoras y contaminantes
como aquéllas, en depredadores de la naturaleza a escala planetaria.
Lo sucedido recientemente en Bali, en la
Conferencia de las Partes del Protocolo de Kyoto, es una demostración
clara de que hay gobiernos –especialmente el del país más derrochador y
el que más contamina– que no están dispuestos, ni siquiera para salvar a
la humanidad, a renunciar a los privilegios que se han arrogado por
siglos mediante la fuerza y el saqueo de los recursos naturales de los
países del Sur.
Ante ese estado de cosas, adquieren
particular relevancia los esquemas que, como PETROCARIBE, no sólo están
diseñados y operan para garantizar la seguridad energética de sus
integrantes, sino también para promover su desarrollo sostenible.
Para Cuba, al componente de la seguridad
energética se añade un elemento central: el ahorro. Durante los últimos
años hemos trabajado con éxito en el diseño y puesta en práctica de una
política de ahorro de energía que nos ha permitido potenciar el uso
racional y cada vez más eficiente de los hidrocarburos.
Hemos llevado adelante una verdadera
Revolución Energética, cuyas experiencias han sido aplicadas con éxito
en varios países hermanos y puestas a disposición de PETROCARIBE,
gracias a la agudeza, ingenio y perseverancia del compañero Fidel.
Como algunos de nuestros invitados
conocen, hemos ampliado la capacidad de generación con gas acompañante
que antes se quemaba y contribuido a mitigar la contaminación ambiental
en una importante zona del país.
Otro elemento clave de la concepción es
el desarrollo de un programa de generación de electricidad distribuida,
con niveles de consumo de combustible inferiores a los utilizados
anteriormente por las centrales termoeléctricas.
A la par hemos instalado más de 4 000
grupos electrógenos de emergencia en centros vitales que ahora pueden
funcionar fuera del sistema eléctrico nacional, si fuera necesario.
Simultáneamente, hemos ejecutado
proyectos a escala nacional generadores de ahorro entre la población,
mediante la sustitución masiva de equipos electrodomésticos y bombillos
altos consumidores de energía por otros más eficientes.
Se sigue trabajando, además, en el
desarrollo de las fuentes renovables de energía, entre otras la eólica,
la biomasa, la hidroenergía y la solar, con aplicación creciente en
nuestro país.
La energía solar ha sido de particular
utilidad en la electrificación de zonas muy apartadas y para el
funcionamiento de escuelas, viviendas y otras instalaciones.
Hasta finales de noviembre del presente
año, se habían ejecutado o estaban en ejecución, 31 proyectos de
sustitución de bombillos incandescentes por ahorradores en 13 países
miembros de PETROCARIBE, con lo que se han evitado importantes
erogaciones que hubiera sido necesario destinar al incremento de la
capacidad de generación y la adquisición de combustible.
Asimismo, en países aquí representados
también se desarrollan proyectos para la construcción, montaje y puesta
en explotación de más de mil megawatts de nueva generación utilizando
grupos electrógenos diesel y fuel oil, para la rehabilitación de redes
eléctricas, la formación de técnicos y especialistas, la organización de
la operación y mantenimiento de centrales eléctricas, la evaluación del
uso de fuentes renovables de energía y del potencial energético, entre
tantos otros.
Confiamos en que esta Reunión Cumbre
contribuya a consolidar aún más este acuerdo altamente beneficioso para
los intereses de nuestras naciones.
PETROCARIBE es mucho más que la solución
justa, en la actual coyuntura internacional, al grave problema
energético de países pequeños y carentes de fuentes propias de
hidrocarburos, gracias a la actitud solidaria de la Venezuela
Bolivariana. Vemos en este acuerdo, sobre todo, un paso decisivo en el
camino para continuar desarrollando los esfuerzos integracionistas y de
cooperación en nuestra región.
Cuba, en consecuencia, continuará
brindando de forma modesta y desinteresada, toda la contribución a su
alcance a este noble y estratégico empeño. Creemos firmemente en la
solidaridad, la cooperación y en la capacidad conjunta de desarrollarnos
para el bien de nuestros pueblos.
Muchas gracias.