15 de septiembre de 2006

No queremos venganza, pedimos justicia.—Giustino di Celmo

ARNALDO MUSA

Las entrañas terroristas de la actual Administración de Estados Unidos, su política protectora hacia los más connotados criminales fueron denunciadas en la conferencia de prensa ofrecida por Giustino di Celmo, padre de Fabio di Celmo, asesinado por una bomba colocada en el capitalino Hotel Copacabana por un mercenario salvadoreño pagado por Luis Posada Carriles.

Foto: Arnaldo SantosAnte numerosos periodistas de la prensa nacional y extranjera fue calificada de inmoral la petición de excarcelación del connotado criminal, quien —como recordó Giustino en una carta el pasado día 14 a Alberto Gonzales, Fiscal General de Estados Unidos— reconoció su culpa en declaraciones de hace ocho años al periódico The New York Times.

Como quizás muchos recuerden, en un momento de la entrevista, cuando la periodista le preguntó a Posada que si sentía la muerte de Fabio, sin ningún pudor dijo: "No. El italiano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Yo duermo como un bebé".

Y destaca Giustino en su misiva a Gonzales: "El hombre que expresó estas palabras, asesino confeso de mi hijo, es al que quieren dar la libertad. Estimado señor, non queremos venganza, pedimos justicia".

La conferencia de prensa devino en una total denuncia al criminal Posada Carriles y sus cómplices, cuando familiares de las víctimas de la voladura del avión civil de Barbados expresaron en una declaración que a diferencia de los familiares de las víctimas del 11 de septiembre, quienes no conocen el "oscuro paradero" de Bin Laden, "nosotros sabemos donde están los asesinos de nuestras familias, quiénes los protegen, quiénes les brindan refugio".

Indicaron que hoy es más cierta la posibilidad de que se cometa una nueva afrenta a la lucha real contra el terrorismo, al conocerse que el magistrado federal Norbert Garney recomendó al juez federal Philips Martínez dejar en libertad a Posada Carriles.

Finalmente, los familiares de las víctimas del avión de Barbados exigieron a la administración Bush que haga cumplir sus propias leyes y los tratados internacionales de los cuales son signatarios.

"No cejaremos en nuestros empeños porque los terroristas comparezcan ante la justicia… por rechazar la hipocresía y la doble moral del Gobierno de Estados Unidos, que defiende la supuesta existencia de un terrorismo bueno y otro malo", expresaron.

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