6 de septiembre de 2006

Cumbre de La Habana debe marcar hito para NOAL

ULISES CANALES

La XIV cumbre del Movimiento No Alineado (NOAL), que tendrá lugar en la capital cubana la semana entrante, está destinada a marcar el antes y el después de un foro que, tras sortear complejas coyunturas internacionales, clama por revitalizarse.

En tanto sede de la cita de jefes de Estado o Gobierno, que se desarrollará del 11 al 16 de septiembre, Cuba presentó un proyecto de declaración final en el cual fija entre los retos más acuciantes para el ente tercermundista la actuación como bloque unido y cohesionado.

Si bien para los NOAL también es indispensable la capacidad de adaptación a los cambios que ocurren en el orbe, los giros en la política internacional de las últimas dos décadas sirvieron de difícil, pero aleccionadora prueba para el grupo.

Expertos consultados por Prensa Latina coinciden en que ni la desaparición de la Unión Soviética y el bloque socialista, ni la consiguiente unipolaridad imperante hoy, restan méritos a la condición primaria que dio origen al movimiento.

El no alineamiento a los bloques antagónicos de entonces —OTAN y Pacto de Varsovia— es válido en la actualidad, pese al fin de la Guerra Fría, opinan fuentes de la Cancillería cubana en referencia al movimiento nacido en Belgrado (antigua Yugoslavia, en 1961).

La defensa del multilateralismo y de principios medulares del Derecho Internacional, y las relaciones entre los países son imperativos a los que los NOAL apelan para contrarrestar el unipolarismo, y el hegemonismo económico y militar de Estados Unidos.

El mantenimiento de la paz y la seguridad mundiales, el desarrollo, la cooperación económica y la democratización de organizaciones como las Naciones Unidas, son objetivos aún sin materializarse.

Como elemento a su favor, los No Alineados tienen la amplia representatividad en los foros mundiales, toda vez que suma 116 Estados y en la cita de La Habana debe elevar la cifra a 118 con la incorporación de Haití y Saint Kitts y Nevis.

El mecanismo de concertación tercermundista lo componen 53 Estados de África, 38 de Asia, 24 de América Latina y el Caribe (subirá a 26), y uno de Europa (Belarús), y para muchos su heterogeneidad es el principal potencial para su gran fortaleza.

Según datos oficiales, esos países en su conjunto representan el 51 por ciento de la población mundial, el 53 del área marítima, 44 de los bosques, 45 de las tierras cultivables y 86 del petróleo del mundo.

En apego a las gestiones durante las presidencias de Sudáfrica (1998-2003) y Malasia (2003-2006) para revitalizar el movimiento, Cuba pretende implementar para los próximos tres años un Plan de Acción que permita pasar de la retórica a la acción concreta.

Los NOAL, presididos por la isla de 1979 a 1983, deben contar en lo sucesivo con una Unidad de Apoyo a la Presidencia para respaldar desde el punto de vista logístico las funciones de la dirigencia del grupo y preservar su memoria histórica e institucional.

Igualmente, La Habana sugiere dinamizar y fortalecer los mecanismos permanentes de apoyo al Movimiento, en particular de la Troika y del Grupo de (países) Ex Presidentes que asumirían nuevas funciones de soporte a la labor de la jefatura del foro.

En el ámbito de la cooperación Sur-Sur, la nación caribeña propugna desarrollarla a partir de sus experiencias en las esferas de salud, educación y uso racional de la energía eléctrica, y retomar otras viejas aristas como la cultura y la información.

Para ello, defiende la concertación de políticas por consenso, una mejor coordinación y cooperación con otros entes tercermundistas como el Grupo de los 77, y dar el apropiado seguimiento a compromisos adoptados en las cumbres.

Al alcanzar esos propósitos, tal como prevén las autoridades cubanas, los NOAL estarán concretando metas trazadas desde hace 45 años, demostrativas de la vigencia de sus principios fundacionales.

 

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