(19 de enero de 2006)
El terrorismo anticubano y el asesinato de Kennedy
José
A. de la Osa y Orfilio Peláez
delaosa@granma.cip.cu
Sin lugar a dudas John
F. Kennedy fue asesinado víctima de un complot lo que no ha sido
reconocido en ninguna de las investigaciones oficiales realizadas en
los Estados Unidos: ni lo reconoció la Comisión Warren ni tampoco
el Comité Selecto de la Cámara de Representantes.
Mafiosos cubanoamericanos en un cabaret de México en 1963. Entre ellos Félix Rodríguez Mendigutía, el narcotraficante Barry Seal; Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, William Seymour, vinculado con el asesinato de Kennedy; Frank Sturgis, agente de la CIA y ©plomeroª del Watergate; el narcoterrorista Felipe de Diego; el mafioso Richard Cain y, Porter Goss... ¡el actual Jefe de la CIA!
Lo anterior fue
subrayado durante la Mesa Redonda de ayer que abordó el tema El
terrorismo anticubano y el asesinato de Kennedy en la que
participó un panel integrado por el General de División ® Fabián
Escalante, autor de una de las investigaciones más completas y
recientes del magnicidio de Dallas; Lázaro Barredo, director del
diario Granma; José Luis Méndez, investigador del Centro de
Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado; el
periodista Reinaldo Taladrid, y Gabriel Molina, director del
semanario Granma Internacional.
El 22 de noviembre de 1963, Fidel estaba reunido con el periodista francés Jean Daniel, cuando recibió la noticia del asesinato.
Arleen Rodríguez
Derivet, quien moderó la Mesa, indicó que recientemente en la
televisión alemana se transmitió un documental titulado Cita
con la muerte, un capítulo más, "aunque no de mucha
importancia por su bajo nivel investigativo en relación con la
verdad histórica", que se suma a una conspiración que tiene más
de 40 años: el intento de involucrar a Cuba y acusarla del
asesinato del presidente John F. Kennedy, para atacar y desmoralizar
al liderazgo histórico de la Revolución, y también, sobre todo,
para justificar cualquier acto de agresión contra nuestro país, en
particular una invasión.
Los famosos vagabundos detenidos por la policía de Dallas detrás de la valla del montículo de hierba, desde donde algunos testigos dicen hubo disparos. Fueron conducidos a la comisaría pero no se les interrogó. Lo más sorprendente es que son Howard Hunt y Frank Sturgis, dos conocidos agentes de la CIA. Sturgis fue detenido años más tarde por su implicación en el caso Watergate.
Hizo referencia a un
artículo publicado en Granma Internacional y en nuestro
diario, con el título Kennedy, conspiración en Hamburgo, en el que
Molina recordaba el contexto en que se produce el magnicidio de
Dallas, y la certeza que él tuvo de que podría inculparse a Cuba,
un país que vivía bajo el asedio permanente de todo tipo de
terrorismo.
En su intervención,
Molina se refirió a los motivos que existen detrás de esta
intriga, con la que tratan de hacer la "resurrección" de la más
impugnada de todas las teorías en relación con la muerte de
Kennedy: la acusación a los Servicios de Inteligencia cubanos de la
muerte del presidente de Estados Unidos.
Citó declaraciones del
Viceministro de Relaciones Exteriores de Alemania, quien afirmó que
la tesis que se plantea en el documental (y leyó textualmente) "carece
de toda lógica política que el Servicio Secreto cubano y el
Presidente cubano hayan organizado el atentado al mandatario
estadounidense".
En el artículo, Molina
plantea que por el momento que vive Estados Unidos, tiene el
propósito también de distraer la atención del mundo sobre un tema
que ha escandalizado a tantos, y cuando en medio de su guerra contra
el terrorismo, hospeda en su suelo a un terrorista tan connotado
como Posada Carriles.
También hizo referencia
al contexto mundial que vivimos hoy y las similitudes que tiene con
los años 1960, pero ahora con una Revolución cubana que reemerge
con un 11,8% del crecimiento de su economía, con un liderazgo
fortalecido de Fidel y la Revolución y en una América Latina que
muestra un giro veloz hacia la izquierda. Por todo ello, sin duda,
retoman el propósito de tratar de desmoralizar o destruir el
prestigio de la Revolución cubana.
Planteo que la primera
investigación importante del asesinato de Kennedy fue realizada por
la llamada Comisión Warren, la cual consideró esa acusación a
Cuba y la desechó expresando que "no hubo tal conspiración".
Fueron tantas las
evidencias que surgieron después, que el Congreso decidió crear un
Comité Especial de su seno, presidido por el congresista
afroamericano Louis F. Stokes, para investigar los asesinatos de
John F. Kennedy, su hermano Robert y Martin Luther King.
Tras más de un año de
arduas investigaciones, el Comité Stokes, llegó a interesantes
conclusiones: "El Comité cree sobre la base de la evidencia
disponible que el Gobierno cubano no estuvo envuelto en el asesinato
del presidente Kennedy".
Sobre las
investigaciones en cuanto al tema habló el estudioso José Luis
Méndez, para responder inicialmente a una pregunta de la
moderadora: ¿En qué momento estaba la contrarrevolución cubana en
ese año 1963 en que asesinan a Kennedy, dónde se encontraban
algunos de los más prominentes miembros de esa contrarrevolución?
Méndez apuntó que la
Comisión Selecta del Senado y de la Cámara que estudió la
participación de los cubanos, concluyó que, como grupo, no habían
participado en el asesinato de Kennedy, pero algunos de los miembros
de la contrarrevolución sí tenían motivaciones, los medios para
ello y habían tenido la posibilidad de asesinar al presidente
Kennedy.
Al enumerar las
motivaciones indicó, en primer lugar, la derrota de Playa Girón,
el fracaso de la operación Mangosta y cómo terminó la Crisis de
Octubre (supuestamente con un acuerdo de no invasión a Cuba por
parte del Gobierno de Estados Unidos). Todo esto hizo que algunos de
los contrarrevolucionarios manifestaran sentirse engañados,
traicionados, recelosos, desconfiados y habían perdido la fe ciega
de que los norteamericanos les iban a dar solución al problema
cubano.
Recordó que a finales
de 1962 llegan a Estados Unidos más de mil mercenarios invasores
por Playa Girón. A su regreso el presidente Kennedy tomó una serie
de medidas para renovar la fe de la contrarrevolución. Aludió a la
"supuesta" Bandera cubana que le entregaron a Kennedy en Miami (y
aclaró que decía supuesta porque esa Bandera nunca salió de Cuba
y no fue conservada por los mercenarios), y les prometió
devolverles esa Bandera ÄÄque definitivamente fue enviada por
correo a la llamada Brigada 2506— en una Cuba libre.
Mencionó los nombres de
algunos de los que estuvieron involucrados en el magnicidio de
Dallas y otros que han realizado durante estos años actividades
terroristas, asesinatos políticos y otras acciones como José
Basulto, José Hernández Calvo, dueño de uno de los fusiles
calibre 50 utilizados sistemáticamente para intentar asesinar al
Comandante en Jefe; José Dionisio Suárez Esquivel, el autor
material del asesinato de Letelier en Washington, Gustavo Samper,
Félix Rodríguez, todos conocidos por una larga historia como
mercenarios en la guerra sucia de Nicaragua; y Posada Carriles,
captado ya por la CIA.
Subrayó que en 1963
existen más de un centenar de organizaciones contrarrevolucionarias
dispersas por todos los Estados Unidos, fundamentalmente en Miami,
pero también en Nueva Orleáns, Louisiana y en Dallas.
De esas 100
organizaciones la Comisión investigó aquellas en que sus "elementos"
pudieran sentirse más abandonados por parte de la administración
Kennedy, de la organización JURE y otras.
Pero hay
contradicciones, acotó, no sólo entre la política de Kennedy y
los contrarrevolucionarios cubanos, sino también entre algunos
sectores de la CIA que abogaban por la violencia para la solución
del tema cubano, porque están en contradicción con la política
combinada de subversión que mantenía el presidente Kennedy. Ellos
planteaban hacer una serie de acciones más directas, como era la
invasión mercenaria. Esto hace que se creen una serie de
organizaciones por parte de la CIA.
Aludió también a
Orlando Bosch, que estuvo al frente de la organización
contrarrevolucionaria que se llamó Movimiento Insurreccional de
Recuperación Revolucionaria, la cual produce decenas de acciones
terroristas contra el territorio nacional, sobre todo bombardeo a
instalaciones económicas, como los centrales azucareros. También
en 1963, calificado como "un año agresivo", se crean la segunda
guerrilla naval, campamentos en Nicaragua y Costa Rica para llevar
adelante actos terroristas. Y todo esto hace que haya una serie de
acciones que ponen en tela de juicio las expectativas de una
invasión.
Seguidamente recordó
que los intentos de Kennedy de acercarse a las autoridades cubanas
eran conocidos por la CIA, y ello hace que los sectores más
reaccionarios dentro de la emigración cubana entren en duda y se
desvanezca la esperanza de invasión contra Cuba con la
participación de fuerzas norteamericanas. Por ello, había un
ambiente hostil entre los sectores más agresivos que abogaban por
una solución violenta con la participación de las fuerzas
norteamericanas.
La moderadora dio
lectura a pasajes de un fragmento de un libro escrito hace varios
años por Lázaro Barredo y Reinaldo Taladrid, El chairman soy yo,
que cuenta la historia de cómo se estructuró la mafia de origen
cubano al sur de la Florida.
Haciendo historia,
Barredo recordó que el abuelo del actual presidente George W. Bush,
financió antes de la Segunda Guerra Mundial y como parte de un
grupo de ricos norteamericanos, el surgimiento de las fuerzas
nazifascistas de Hitler, y al término de esa guerra se convierte en
una figura descollante en lo que fue la génesis de la CIA, donde
uno de los que sobresale es Allan Dulles, quien después sería el
jefe de la Agencia Central de Inteligencia durante el gobierno de
Kennedy y sobre todo durante Playa Girón.
El abuelo de Bush se
convierte, continuó, en el padrino político de Richard Nixon, y es
quien lo apoya financieramente y le da todo su respaldo para que
Nixon haga su carrera política.
Cuando triunfó la
Revolución cubana es presidente de los Estados Unidos el general
Ike Eisenhower, y el vicepresidente es Nixon. Richard Nixon,
sustentó Barredo, es el verdadero amigo de los batistianos que
salen de Cuba, quien empieza a aglutinar a una serie de agentes de
la CIA en torno a esta política, que tienen un factor en común:
son los agentes de la CIA que han estado vinculados a nuestro país
en la Estación en La Habana, y es gente vinculada a toda la
operación que derroca a Jacobo Arbenz en Guatemala.
En 1959, cuando se
empieza a crear la actividad contra la Revolución cubana, vinculan
a un oficial de la CIA que es el hombre al que se le encarga de
articular el mecanismo de contrainteligencia, de protección de lo
que después sería la brigada mercenaria 2506. Este hombre sería
más tarde el director de la CIA y el 41 Presidente de los Estados
Unidos: el padre del actual presidente, George H. Bush.
Después del fracaso de
Playa Girón comenzaron las grandes contradicciones. Destituye a
Allan Dulles, saca a otro de los subdirectores de la CIA, y también
a un grupo de oficiales donde están los personajes vinculados a la
mafia cubano-americana, y llega a haber una concentración de
fuerzas en este odio al Presidente norteamericano.
Antes de Dallas,
recordó, ya se había hablado de la posibilidad de un intento de
asesinato contra Kennedy, a partir de un encuentro de este en Europa
con el presidente francés Charles De Gaulle, plan de atentado que
no se lleva adelante.
Al exponer sus criterios
sobre estos hechos, Barredo planteó que ello es lo que puede
explicar que se comiencen a concentrar los esfuerzos de los agentes
de la CIA de origen norteamericano, a un grupo de personeros de la
mafia cubano-americana y otros de la mafia ítalo-norteamericana,
que se vinculan en el plan de atentado contra Kennedy.
Con relación a Cuba,
reflexionó, Kennedy está madurando la idea de que hay que resolver
el problema de otra manera. No quiero decir, aclaró, que abandonara
la idea de destruir a la Revolución, sino buscaba otra fórmula
totalmente distinta en el enfrentamiento con Cuba.
Hizo alusión a un
fragmento de un libro publicado en 1965 en Nueva York del estudioso
Boris Goldenberg, La revolución cubana y Latinoamérica,
donde expresa un pensamiento de Kennedy al respecto. Dice
Goldenberg, citó Barredo, que Kennedy había confesado con una
admirable franqueza: Pienso —dijo— que no hay otro país en el
mundo, incluso los países bajo dominio colonial, donde la
colonización económica, la humillación y la explotación han sido
peores que las que castigaron severamente a Cuba a causa de la
política de mi país durante el régimen de Batista.
Es decir, dijo, él
está marcando una diferencia de que el fenómeno de Batista es el
catalizador de lo que está aconteciendo en Cuba.
Barredo se refirió
también a la manera misteriosa en que han muerto los principales
cubanos que estuvieron vinculados al atentado en Dallas, y mencionó
a Eladio del Valle y a Herminio Díaz.
Cuestionó por qué
Posada Carriles tiene la osadía de decir, durante su proceso en El
Paso, "me niego a testificar porque puedo comprometer a la Seguridad
Nacional de Estados Unidos, a la Casa Blanca, a la CIA y al FBI", y
preguntó también por qué se puede dar ese "lujo". Porque
indirectamente les está diciendo: acuérdense que yo les sé a
ustedes". Y ese es el proceso del gran chantaje que todos los que
han sobrevivido han tratado de mantener como "un seguro de vida"
para no morir en circunstancias extrañas como han muerto más de
medio centenar de personas que estuvieron vinculadas de una manera o
de otra al asesinato de Kennedy.
¿QUIÉN FUE LEE HARVEY
OSWALD?
Siguiendo el hilo
conductor del argumento de la Mesa Redonda, el general de Divisón
(r) Fabián Escalante Font, investigador y autor del libro El
Complot, hizo una pormenorizada explicación sobre quién era Lee
Harvey Oswald, el supuesto único autor material del atentado, antes
de la eliminación física del mandatario norteamericano el 22 de
noviembre de 1963, en Dallas.
Señaló que este
ingresó en la Marina de su país en 1956 y dos años más tarde
aparece destinado en una base supersecreta radicada en Japón,
dedicada a controlar los vuelos espías de los aviones U-2 sobre la
URSS y China.
Tras solicitar su baja
del servicio activo en 1959 aduciendo problemas familiares, Oswald
sale rumbo a Londres a finales de ese año, prosigue viaje a
Finlandia y luego cruza la frontera soviética, llega a Moscú y
pide asilo allí, donde permanece hasta mediados de 1962.
Ya entonces ocurre un
hecho extraño relacionado con este personaje cuando en el propio
consulado de Estados Unidos en Moscú, le aprueban su decisión de
volver a su país, le hacen un pasaporte nuevo y hasta le pagan el
viaje de regreso.
Una vez en suelo natal,
Lee Harvey marcha a la ciudad de Nueva Orleans en abril de 1963, y
allí se incorpora a una organización denominada Amigos de la Cuba
Democrática, dirigida entre otros por Maurice Ferré, Clay Shaw y
Gus Banister.
Según precisó
Escalante, Oswald comienza a participar en actividades
contrarrevolucionarias, pero muy pronto "cambia de actitud" y hasta
pretende abrir un comité de solidaridad con Cuba en la propia Nueva
Orleans. En julio de 1963 distribuye propaganda y proclamas a favor
de nuestro país en las calles de esa urbe.
Incluso, es filmado en
algunas de estas acciones y llega a tener un altercado público con
un cubano agente de la CIA, nombrado Carlos Brenguier, con quien
tiene un debate radial sobre el tema Cuba.
Viaja a Dallas donde es
visto con miembros de la contrarrevolución cubana y personajes de
la calaña de Antonio Veciana. Después marcha a México y
sospechosamente intenta sacar en nuestro consulado allí una visa de
tránsito para estar 15 días en Cuba, y seguir su viaje hacia la
URSS nuevamente.
Como los rusos no le
dieron la visa, la representación cubana tampoco le dio el visto
bueno y Oswald se vio obligado a regresar a Estados Unidos.
Sin duda, indicó
Fabián Escalante, se intentó crear las condiciones para tratar de
aparentar la existencia de vínculos entre Oswald y los servicios de
inteligencia de Cuba, que justificaran luego la teoría de la
participación nuestra en el complot.
De ello dan fe las cinco
supuestas cartas salidas de Cuba dirigidas a Oswald, dos de las
cuales la Comisión Warren pudo determinar tiempo después que
habían sido escritas por la misma máquina. Por el lenguaje
empleado, las cinco misivas parecían haber sido escritas
originalmente en inglés, acotó Escalante.
SEÑALES DE
ACERCAMIENTO
El colega Reinado
Taladrid subrayó que desde un principio la política histórica de
la Revolución cubana siempre fue opuesta al asesinato político
como método de lucha y puso de ejemplo las palabras pronunciadas
por el Comandante en Jefe en su comparecencia televisiva al otro
día de la muerte de Kennedy cuando repudió el asesinato.
Pero más allá del
aspecto moral y ético, indicó, no podemos pasar por alto lo que
venía ocurriendo desde la primavera de 1963 en las más altas
esferas del gobierno de los Estados Unidos, respecto a emprender una
revisión de las relaciones con Cuba.
Apoyado en la lectura de
documentos del Consejo de Seguridad Nacional, recientemente
desclasificados, Taladrid demostró cómo el propio presidente
Kennedy quería explorar las posibilidades de un cambio de política
hacia la Isla, lo cual condujo al establecimiento de diferentes
vías de contacto entre ambos gobiernos, como ocurrió durante la
visita a La Habana de la periodista Lisa Harward, quien entrevistó
a Fidel y a otros dirigentes.
Al regresar a Estados
Unidos, la también conductora de televisión entregó un informe a
Richard Helms, subdirector de la CIA, donde le expresaba que en su
opinión se podía dialogar con Cuba y abrir un camino de
entendimiento mutuo.
El punto culminante de
este viraje vendría con el viaje a La Habana del conocido
periodista francés Jean Daniels. Antes de emprender su periplo,
Daniels es recibido por Kennedy en su propia oficina y ahí este le
pide que le traslade al Gobierno cubano una serie de informaciones
tendientes a propiciar un clima menos tenso en los vínculos de
ambos países.
Según el testimonio
personal del reportero francés exhibido anoche por primera vez en
Cuba en el espacio de la Mesa Redonda, al entrevistarse con Fidel,
siente que sus palabras son escuchadas con mucha atención por el
Comandante, quien le comentó que quizás se podría lograr algún
acercamiento con Kennedy.
Como dice Daniels en sus
declaraciones, él tenía la impresión de que estos dos hombres
deseaban la paz. En medio del almuerzo suena el teléfono y Fidel
contesta. Me dice "han herido seriamente al presidente Kennedy,
ahora seguramente nos van a acusar a nosotros".
Apenas poco tiempo
después, continúa Daniels, oímos por la radio que Kennedy había
muerto. Este es el final de su misión, dijo Fidel. Yo pensé lo
mismo, sentenció el periodista galo.
Tras concluir la
exhibición del material fílmico, Taladrid se preguntó que en qué
cabeza cabe que un estadista, un político, pudiera organizar el
asesinato de un adversario que precisamente en los últimos tiempos
estaba explorando vías de entendimiento.
Como es lógico y
viniendo del imperialismo, Cuba acogía con mucha cautela aquella
iniciativa personal de Kennedy, pero estaba dispuesta a escuchar y
avanzar en la dirección de conversar sobre las relaciones
bilaterales, indicó.
Finalmente Taladrid
retomó lo dicho por el Comandante en Jefe en su comparecencia
televisiva del 23 de noviembre de 1963 : "Quienes se benefician de
este asesinato son los partidarios de la invasión a Cuba, los
partidarios de la guerra".
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