MESA REDONDA

(15 de noviembre  de 2005)

El puente de Bush se está cayendo...

Janet Comellas

George W. Bush asiste a su peor momento como inquilino de la Casa Blanca. La bruma que escondía ante el mundo sus más siniestros propósitos se despeja y, uno por uno, se descubren los nombres y rostros de quienes han sido partícipes de las fechorías.

Los avatares del escándalo CIA-gate los hacen caer como moscas. Iraq, la cruel expresión de la violencia incesante, genera un incremento de los actos terroristas contra instalaciones estadounidenses o de sus aliados. La cruzada norteamericana pierde adeptos, cosecha infortunios y provoca tan solo muerte.

No cabe dudas de que la revelación del nombre de la ex agente encubierta de la CIA, Valerie Plame, ha constituido un castigo-venganza contra su esposo, el ex embajador Joseph Wilson, por haber desmentido las absurdas acusaciones del Gobierno norteamericano, pretexto para vender la guerra en Iraq, de que en el país árabe existían armas de destrucción masiva.

Pero el presidente pretende evadir el escándalo que se le viene encima y por estos días ha organizado un seminario de ética para los funcionarios de la Casa Blanca —iniciativa por demás considerada una burla a los que allí laboran. De esta forma, intenta proyectar una imagen de pureza moral que está muy lejos de tener. Ni él, ni sus aliados, están libres de culpa.

Sucede que lo que en realidad está siendo investigado y enjuiciado no es solamente el delito federal de descubrir un activo secreto, poniendo en evidencia la corrupción que corroe el sistema imperial, sino la propia invasión a Iraq. Agresión totalmente irracional que sigue lacerando a las tropas norteamericanas.

Solo en lo que va de noviembre, las tropas han perdido 36 efectivos. No obstante, Bush enfrenta de manera demagógica y populista la situación y continúa justificando una guerra absurda y cruel, que ha cobrado la vida de cientos de miles de inocentes.

Las atrocidades que cometen a diario los ocupantes contra la población civil horrorizan al mundo. Así, son capaces de emplear el hambre y la falta de agua para doblegar a la población. Quienes no tienen culpa, pagan el precio de la dominación imperial.

En la mesa redonda de este lunes, donde fue analizada la situación precaria de Bush como inquilino de la Casa Blanca y la carencia de

ética en su administración, participaron, junto al moderador Randy Alonso, los panelistas Juana Carrasco, Raúl Garcés, Reynaldo Taladrid y Lázaro Barredo.

"El objetivo real de los grupos de poder que están moviendo los resortes del escándalo CIA-gate para agravar la situación de crisis, es hacer renunciar a Bush antes que culmine su segundo mandato", argumentó Reynaldo Taladrid.

Los nuevos escándalos se imbrican con las irregularidades que arrastra la administración desde su llegada al poder, y vienen a empeorar mucho más la situación de crisis en que se encuentra. Las denuncias de fraude en las elecciones presidenciales del 2004, documentadas en el Congreso a través de un informe de la Oficina de Contaduría Gubernamental, reafirman el carácter ilegal del actual mandato.

Audiencias públicas, declaraciones juradas, han sido compiladas en este documento que recoge 57 mil quejas sobre anomalías durante los comicios.

Pero las posibles soluciones que pudieran emanar de la siniestra creatividad del clan presidencial, ante esta crisis gubernamental, pudieran tornarse peligrosas. No sería la primera vez. Lo demuestra la historia.

LA CRUZADA

Cuando se suponía que hubiera un retroceso de las actividades terroristas con la supuesta lucha contra este flagelo, la realidad demuestra que se han exacerbado esas actividades extremas. Las invasiones a Iraq y Afganistán han potenciado un sentimiento antinorteamericano entre los musulmanes del mundo que ha generado una escalada de violencia.

Por otra parte, durante los últimos meses, las revelaciones sobre prisiones secretas de la CIA alrededor del orbe, denuncian la poca moral del Gobierno estadounidense. La tortura se instaura como suceso cotidiano. Tras el escudo de una supuesta protección de la seguridad y los intereses de Estados Unidos, se violan los más elementales derechos humanos y leyes internacionales vigentes.

El creciente repudio internacional al imperio, sumado a una toma de conciencia por parte de los ciudadanos norteamericanos, ha creado un movimiento que toma cada vez más fuerza. En el país se desarrollan acciones, no solo para rendir homenaje a los muertos, sino para obligar al presidente a retirar las tropas de Iraq.

La popularidad de Bush deja mucho que desear. La caída va en picada. Fox News, la más conservadora y reaccionaria cadena de noticias de Estados Unidos, da al presidente un nivel de aceptación del 36%. El Gobierno pierde adeptos. Lo corroboran los fracasos notorios de las elecciones para gobernadores del Partido Republicano.

Alrededor del 70% de los ciudadanos encuestados se muestra descontento con la dirección que ha tomado el país. Mientras, el 50% cree que los gobernantes no son honestos, a la vez que el 45% está convencido de que en la administración alguien violó la ley o actuó criminalmente.

"Bush está bajo fuego graneado y su tropa de asesores está diezmada y debilitada por los escándalos. Habrá que ver si los demócratas cuentan con fuerzas suficientes para asaltar el aislado búnker republicano o si el emperador logra el pretexto externo que haga olvidar a los norteamericanos su pésimo récord hacia dentro del país", concluyó Randy Alonso.

Las investigaciones siguen y trascienden los recintos judiciales. Ya no habrá impunidad interna o externa para la administración norteamericana. Por ahora, Bush continúa cayendo.

   

SubirSubir