(13 de octubre de 2005)
Desastres
naturales
Destrucción y muerte
para millones de pobres
La fortaleza de los
desastres naturales ocurridos en los últimos años, como terremotos
destructores, potentes huracanes, torrenciales aguaceros y graves
sequías siembran a su paso destrucción y muerte y constituyen hoy
una preocupación para la Humanidad
MARIELA PÉREZ
VALENZUELA
La fortaleza de los
desastres naturales ocurridos en los últimos años, como terremotos
destructores, potentes huracanes, torrenciales aguaceros y graves
sequías siembran a su paso destrucción y muerte y constituyen hoy
una preocupación para la Humanidad.
Esa inquietud es mayor
cuando se conoce que en los próximos cinco años deambularán por
el mundo 50 millones de personas a causa de las catástrofes
naturales.
A ello se añade que
para el 2025 más de mil 500 millones de individuos no tendrán
acceso al agua y en las áreas rurales más pobres el aumento de los
espacios áridos y la erosión de la tierra obligarán a sus
habitantes a buscar otros asentamientos.
Ayer, cuando el mundo
celebró el Día Internacional para la Reducción de los Desastres
Naturales, el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan,
llamó a los gobiernos a invertir en la prevención de catástrofes
y en la disminución de la pobreza para crear comunidades más
resistentes y salvar vidas.
La fecha coincidió con
la divulgación en la prensa mundial del fallecimiento de miles de
guatemaltecos a causa de las intensas precipitaciones que dejó a su
paso en los últimos días por ese país el huracán Stan.
La colega Marina
Menéndez precisó en la Mesa Redonda Informativa de ayer que en
Guatemala, donde las pérdidas para la economía nacional se estiman
en decenas de millones de dólares, varias comunidades permanecen
aisladas, cientos de personas están desaparecidas y se estima que
los afectados superan los tres millones de personas.
Los médicos cubanos
laboran allí en los departamentos más castigados por las
torrenciales lluvias, donde se reportan los mayores daños y los
riesgos de epidemias son grandes, según advierten las autoridades.
El Salvador y Honduras
también fueron golpeados por esa tormenta y la tragedia social en
ambos países es evidente: más de 70 personas fallecieron en El
Salvador, en tanto Honduras reportó hasta el momento siete muertos.
Orlando Oramas apuntó
que al igual que en Guatemala las autoridades salvadoreñas temen
que se propaguen las enfermedades respiratorias.
A la tragedia causada
por este fenómeno natural se suma la calamidad que viven estos y
otros países de la región, en los que la desnutrición, el hambre
y la pobreza son consecuencias directas de las políticas
neoliberales implantadas en esos territorios.
Más al norte de estas
naciones centroamericanas, en México, las imágenes también son
dramáticas, fundamentalmente en Oaxaca, Puebla e Hidalgo.
Al respecto Lázaro
Barredo dijo que casi el 70% de los mexicanos habitan en zonas
proclives a deslaves e inundaciones y los afectados son los más
pobres, situación que genera fuertes críticas de muchas personas,
quienes se preguntan donde está el dinero para ayudar a millones de
personas desesperanzadas.
En otro momento Renato
Recio señaló que las torrenciales lluvias que también tienen
lugar en otros países como Puerto Rico y Colombia indican que la
naturaleza está dando señales a la Humanidad de que el peligro
crece, en momentos en que la mayoría de los Gobiernos no prestan la
debida atención a los problemas del medio ambiente.
Los panelistas se
refirieron a la existencia de condiciones para la futura formación
de eventos meteorológicos similares e incluso más fuertes que los
que en fecha reciente han causado tanto dolor y muerte en el Caribe,
Centroamérica y otras áreas geográficas, cuando aún faltan
varias semanas para que concluya la actual temporada ciclónica.
Durante la Mesa Redonda
Randy Alonso destacó el trabajo desarrollado por el Instituto de
Meteorología de Cuba en sus 40 años de existencia, siempre al
servicio de nuestro pueblo en momentos, dijo, en que la educación y
la información son fundamentales para enfrentar los fenómenos
meteorológicos.
Mientras en algunos
países las precipitaciones no cesan, en otros la sequía también
preocupa a poblaciones enteras y es la confirmación de lo que
costaría a la Humanidad la actitud irresponsable de algunos países
como Estados Unidos, desentendido de los problemas del entorno.
En la Amazonas
brasileña, representativa de la sequía existente en otras regiones
del planeta, se registran los niveles de agua más bajos de los
últimos 50 años, lo que alarma a las autoridades del gigante
suramericano, que orientaron el envío de agua a las poblaciones
aisladas.
Los panelistas también
se refirieron a la tragedia vivida por los paquistaníes desde que
el sábado pasado un devastador terremoto que afectó a ese país
dejó unas 40 000 víctimas mortales, según estimados de diversas
fuentes.
Cuatro días después de
la tragedia, cientos de miles de personas atemorizadas esperan con
desesperación la ayuda humanitaria, que es insuficiente, situación
que se complica por la falta de medios para transportarla a los
lugares de mayores afectaciones.
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