MESA REDONDA

(29 de julio de 2005)

Tenemos que ser nosotros mismos

Joaquín Rivery Tur

ALBA, Petrocaribe, Telesur, Petroandina, Petrosur, y un grupo de nombres nuevos están entrando de lleno en los vocabularios latinoamericanos como síntomas de un tiempo distinto que está llegando y tiene como centro los inicios de la integración rescatadora de América Latina, a pesar de los escollos que aparecen.

Entre los países latinoamericanos y caribeños surgen posibilidades que nadie imaginaba hace un tiempo en una región que se regía fundamentalmente por el pensamiento proveniente de Estados Unidos.

Arleen Rodríguez Derivet, la moderadora de la Mesa Redonda de anoche, recordaba la referencia hecha por el Comandante en Jefe en su discurso del pasado 26 de julio, sobre Telesur, una cadena de televisión cuyo objetivo es romper el monopolio de los gigantes norteamericanos para defender la identidad latinoamericana, conocernos unos a otros, difundir lo que sucede en América Latina en todos los campos, económico, científico, cultural...

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es el elemento aglutinador, impulsor de esta nueva corriente unitaria e integradora que tanta irritación está causando en el Gobierno de Estados Unidos, porque se presenta como una solución diferente e innovadora para resolver los problemas de atraso, miseria, ignorancia y enfermedades de la región.

Bolivia es un ejemplo de las intenciones injerencistas de Washington, demostrado por las constantes acusaciones a Evo Morales, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) y personalidad preferida en las encuestas, de tener su inspiración en La Habana y en Caracas.

Ya en las elecciones pasadas la campaña contra Evo Morales resultó contraproducente y los miembros del MAS calificaron al entonces embajador norteamericano, Manuel Rocha, como su jefe de campaña electoral, porque sus acusaciones fueron las que más votos llevaron a favor del líder cocalero.

Las calumnias contra Cuba y Venezuela son en realidad una cortina de humo para ocultar la gran intervención militar norteamericana en América Latina. Ahora el despliegue de tropas yankis en territorio paraguayo, para vigilar la zona conocida como la triple frontera (Paruaguay, Brasil, Argentina, algo así como la llave de la cuenca del Amazonas), la presencia de la base de Manta, el mantenimiento de la asistencia militar al Plan Colombia, son claras pruebas de quién procede a una creciente militarización de la parte sur del continente.

Se trata de una ofensiva para evitar que América Latina retome su verdadera identidad y resuelva sus problemas como ha comenzado a hacerlo. En los países del cono sur latinoamericano, la injerencia militar yanki y las medidas de control tomadas por el Gobierno paraguayo están despertando serias preocupaciones, por cuanto se considera una invasión solapada en la zona por parte del Pentágono.

En esas condiciones, no se descarta una intervención militar norteamericana en Bolivia si gana las elecciones Evo Morales (y tiene posibilidades, según las  encuestas) gracias al poderoso movimiento popular.

Ecuador se mantiene con inestabilidad y en ello tiene que ver el tema de una nueva Constitución, el tratado que concede la base de Manta a Estados Unidos y otras demandas de las grandes masas, más una Organización de Estados Americanos (OEA) que trata de detener los cambios contrarios a los intereses imperialistas, mientras en Nicaragua el mismo corrupto presidente Enrique Bolaños trata de apoyarse en la misma desprestigiada entidad (la OEA) para mantenerse en el poder.

En la Mesa Redonda Informativa participaron, además de la moderadora, los también periodistas  Marina Menéndez, Aixa Hevia, Láraro Barredo, Orlando Oramas y Ana Teresa Badía.

   

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