(23 de junio de 2005)
Aumenta presión sobre Bush por su guerra genocida
JOAQUÍN RIVERY TUR
El binomio Bush-Cheney
está siendo objeto de una fuerte presión por la divulgación de
las torturas y los pésimos resultados en la guerra de Iraq,
mientras el número de norteamericanos que rechaza su política
aumenta constantemente.
En la Mesa Redonda
Informativa de anoche, Reynaldo Taladrid reveló que las últimas
encuestas indican una baja aprobación a las políticas del actual
Gobierno, pues el 60% de la población considera que se va por muy
mal camino, sobre todo en cuanto a la ocupación de Iraq, aunque el
primer lugar lo ocupa la proyectada reforma de seguridad social, a
la que solamente el 25% de los norteamericanos le da su respaldo.
Randy Alonso, el
moderador, ofreció amplios datos sobre las acciones de la
resistencia en Iraq y opinó que las tropas ocupantes no pueden
controlar el auge de la insurgencia, y están tratando de ver si
pueden encontrar una solución en el proceso político, pero la
intensidad de los ataques aumenta y son casi tres, como promedio,
los soldados yankis que mueren diariamente en las acciones.
Hay una crisis real que
parte del alejamiento del Gobierno respecto del entorno objetivo que
lo rodea, según Lázaro Barredo. Bush se comporta como si nada
sucediera y parece encontrarse enajenado, pues sostiene, junto con
Condoleezza Rice, su secretaria de Estado, que en Iraq se avanza, lo
que demuestra su desconocimiento de la realidad.
Algunos generales del
Pentágono que antes hablaban de un retiro de las tropas a fines de
este año, ahora hablan de por lo menos dos años más de ocupación
del país árabe y señalan que a la resistencia no parecen faltarle
los reclutas, como sí sucede al Ejército de EE.UU.
Las barbaridades
continúan. Aixa Hevia señaló que siguen los bombardeos sobre
poblaciones cercanas a la frontera con Siria, con un altísimo
número de bajas civiles, y destrucción de escuelas e instalaciones
médicas.
La reacción contra la
presencia en Iraq crece, y dos legisladores, uno republicano y otro
demócrata, se unieron para presentar en el Congreso una resolución
para solicitar la retirada de las tropas de Iraq.
A estos problemas se
unen las constantes denuncias de las torturas cometidas en el
territorio cubano que EE.UU. usurpa en la base naval de Guantánamo,
a las que se han unido las voces de dos ex presidentes: James Carter
y William Clinton.
Taladrid señaló que se
ha manipulado mucho el tema y se ha hecho publicidad para inculcar
el terror a los ciudadanos como vía del Gobierno para sostenerse.
Una investigación del Pentágono comprobó nueve casos en que se
irrespetó el Corán, pero siempre tratando de justificar la
profanación del libro sagrado de los musulmanes y las humillaciones
a que son sometidos los prisioneros allí.
Juana Carrasco destacó
que, no son solo Iraq, Afganistán y Guantánamo los lugares donde
se maltrata, pues también se están entregando prisioneros a
lugares donde se emplea la tortura en los interrogatorios, y uno de
los informes sobre los derechos humanos señala que son decisiones
políticas tomadas en los altos niveles y que es preciso cerrar
todas las cárceles clandestinas que poseen los Estados Unidos.
Bush fue sorprendido en
una nueva mentira cuando informó que, de unos 400 casos de
detenidos como sospechosos de terrorismo, más de la mitad ya
habían sido sancionados por los tribunales, y el The New York Times
reveló, después de hurgar en las estadísticas del Departamento de
Justicia, que los jueces solo habían condenado a 39 personas desde
1971.
A los enredos del
Presidente se añade el famoso memorando británico que reconoce la
planificación de la invasión desde ocho meses antes de efectuarla
y la manipulación de los datos de Inteligencia para acomodarlos a
la política, pues Bush se interesaba en el ataque.
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