MESA REDONDA

(8 de junio de 2005)

OEA: El menú que pone el chef Bush o la rebelión de 
Fort Lauderdale

Joaquín Rivery Tur

La Mesa Redonda Informativa dedicó anoche su espacio a analizar la reunión de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos que tuvo lugar con más penas que gloria para el gobierno del país anfitrión, en Fort Lauderdale, Estados Unidos.

El mismo Bush se refirió a los conceptos de democracia, libertad y libre comercio, que parece no entender muy bien, o entiende al revés, porque la estrategia estadounidense es dominación, sumisión, cumplimiento, para América Latina.

Después que su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, expusiera el plan de vigilar el concepto de democracia que se aplica en América Latina y para lo cual EE.UU. pensaba utilizar como instrumento a la OEA, algo a todas luces concebido dentro de los planes de conspiración contra Venezuela, hubo casi una sublevación en el salón. Nadie quería ninguna vigilancia, ninguna tutela, ninguna supervisión. Y Venezuela estuvo en primera fila de la rebelión.

Incluso llegaron a presentarse dos contrapropuestas al invento de democracia vigilada, una de miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), y otra, más radical todavía, de los países del Mercado Común del Caribe, y ambas versiones rechazaban de plano la esencia de las intenciones de Washington, por lo que Estados Unidos sufrió una nueva derrota y la reunión concluyó con una declaración anodina.

Si se habla de América Latina, no se puede eludir el tema de Venezuela, a la cual Washington dedica bastante tiempo con el fin de destruir la Revolución Bolivariana. Estados Unidos está montando una campaña nueva, con la cual trata de socavar el prestigio del presidente Chávez y caras nuevas entre la oposición para tratar de hacer algún contrapeso al Gobierno de Caracas en las elecciones presidenciales del 2006. En resumen, la Casa Blanca mantiene la conspiración constante con tal de disminuir el altísimo nivel de aprobación de Chávez, o incluso de eliminarlo físicamente.

El otro punto candente de la región es Bolivia, donde acaba de renunciar el presidente Carlos Mesa y el Congreso debe reunirse para decidir si acepta o no esta tercera vez que el mandatario recurre a esta actitud desde que asumió el poder en el 2003, después que una sublevación popular derrocara al entonces jefe de Estado Gonzalo Sánchez de Lozada.

La llave de todo lo que sucede en Bolivia radica en la firme demanda popular de la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, para lo cual hay una movilización constante desde hace tres semanas. La oligarquía y las transnacionales no quieren ceder en sus privilegios y han orquestado un movimiento de "autonomía" que huele a separatismo en varias provincias, sobre todo en Santa Cruz.

En entrevista telefónica, Evo Morales declaró a la Mesa que lo que sucede en el país es el levantamiento imparable del pueblo humillado y sufrido frente a sus opresores, para transformar la economía y la política y, por tanto, continuará hasta que haya justicia e igualdad, y se nacionalicen todos los recursos naturales. El Movimiento al Socialismo desea refundar Bolivia para recuperar el territorio y recuperar los recursos naturales y acabar con el Estado privatizador. El problema es si manda la cultura de la muerte o la cultura de la vida, dijo.

Conducida por Arleen Rodríguez, en la Mesa participaron como panelistas Renato Recio, Orlando Oramas, Ana Teresa Badía, Marina Menéndez y Ania Pino.

   

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