MESA REDONDA

(14 de octubre de 2004)

Futuro incierto

Arsenio Rodríguez

La globalización neoliberal hace crecer cada vez más la brecha existente entre ricos y pobres, a extremos increíbles, insoportables e inhumanos.

Desde la Cumbre del Milenio, efectuada en Nueva York, hace 4 años, unos 200 millones de personas pasaron a formar parte del cuarto del total de la humanidad que mal vive por debajo de los índices de pobreza.

En África, a pesar de sus riquezas naturales, la hambruna amenaza a muchas naciones. Mientras, crecen los presupuestos militares y la industria dedicada a la creación y desarrollo de nuevas y más mortíferas armas, incluidas las nucleares, las biológicas y las de destrucción masiva.

Veamos los daños de otra arma letal: 30 000 niños mueren de hambre cada día en el planeta, de un total de 100 000 personas que desaparecen por tal razón. Ya suman 841 millones de seres humanos los que padecen este flagelo, tan mortal como el SIDA y otras pandemias.

Paradójicamente el planeta sería capaz de producir alimentos para toda la humanidad, aunque los cambios medio ambientales y la mano del hombre ponen en peligro tal posibilidad.

Y es que crece la concentración de riquezas en manos de un puñado de países ricos, mientras que la extrema pobreza se disemina por el resto de las naciones en los diferentes continentes.

Tres multimillonarios poseen más riquezas que las 48 naciones más pobres del orbe, pusieron como ejemplo los panelistas.

El modelo neoliberal ha incrementado las diferencias sociales, incluso dentro de los países industrializados.

En la Mesa Redonda Informativa de ayer sobre la Pobreza global vs Concentración de la riqueza, participaron los periodistas, Arleén Rodríguez, Aixa Hevia, Lázaro Barredo, Reinaldo Taladrid y Orlando Oramas, bajo la conducción de Randy Alonso.

No solo la riqueza se concentra en pocas manos, sino que el agua potable, cada vez más escasa, tiende a convertirse en factor capaz de provocar las guerras del futuro entre las naciones por poseerla.

Los niños son los que más sufren la pobreza y constituyen los ejemplos más claros de la inequidad existente y la falta de voluntad política de los gobiernos. Se incumplen por casi 100 países la promesa de bajar la tasa de mortalidad infantil y poco se hace para lograrlo.

Impresionan las tasas de mortalidad de 250 y 280 por cada 1 000 niños nacidos vivos en algunas naciones. Dada la discriminación existente, mujeres e indígenas son también los más afectados.

El futuro es incierto ante la irracionalidad y la avaricia de los poderosos. Aquellos que no mueran por las balas de los agresores militares, caerán por el hambre y las enfermedades. La desigualdad crece y con ella la pobreza y los peligros que genera, poniendo en peligro la propia existencia de la humanidad.

   

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