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(15 de junio de 2004)
La eurodemocracia y
el voto de castigo
Elson
Concepción Pérez
No hay dudas: la
democracia sigue siendo una de las palabras más trajinadas de
nuestro tiempo.
Con esta afirmación de
Randy Alonso, se resumía anoche la Mesa Redonda Informativa que
"desnudó" las elecciones para el Parlamento Europeo,
concluidas este fin de semana en medio de una apatía generalizada y
el voto de castigo, y la abstención del 55% del electorado de esos
países.
De esa manera tan "democrática"
donde hasta hubo más de un país con 80% de abstencionismo, los 25
estados que integran la Unión Europea eligieron a sus 732
representantes al Parlamento regional, en medio de la incertidumbre
en que una necesaria Constitución, como documento rector de la UE,
aún no ha sido refrendada.
Las contradicciones y
problemas no resueltos dentro de esos países, más la oposición
mostrada por los pueblos a la política de sus gobiernos en cuanto a
la guerra en Iraq, constituyeron elementos que, según la periodista
Elsa Claro, determinaron la baja participación del electorado o el
voto de castigo a partidos y ejecutivos de poder de distintas
tendencias.
Entre las derrotas más
sonadas está la sufrida por el Partido Laborista del premier
británico Anthony Blair Cel íntimo de W. BushC, agrupación que
fue relegada al tercer lugar, algo inédito en la historia de un
partido en el poder, explicó Raúl Garcés.
No olvidó la opinión
pública británica que los soldados de Londres fueron enviados a
Iraq aun cuando la gran mayoría de la población del país se opuso
a ello. Sin embargo, no solo Iraq contribuyó a esta derrota
humillante de Anthony Blair, sino también la situación interna del
país, las huelgas de médicos, jubilados y bomberos, la
disminución de los niveles de vida de la población, y otros
retrocesos sociales que evidencian que el laborismo no ha sido una
alternativa de poder para resolver los graves problemas.
En Italia, como lo
resumiera Arsenio Rodríguez, el partido del primer ministro Silvio
Berlusconi solo alcanzó el 21% de los votos, mientras que la
agrupación Olivo, con un 31% se convirtió en la principal fuerza
de oposición del país.
En otro de los grandes
países europeos, Alemania, el partido en el poder, la
Socialdemocracia, solo obtuvo un 21,5% de los sufragios, frente al
44,5% de la oposición.
Según explicara Arleen
Rodríguez, se trata de un castigo a la socialdemocracia europea en
el poder, por la pérdida de los beneficios sociales, y en el caso
alemán, por los traumas de una reunificación que presenta una
realidad social bien distante de las promesas.
La población francesa,
a su vez, prefirió quedarse en casa en 58% de los que debían
acudir a las urnas, y aun así, el gobierno derechista solo obtuvo
un 16,6% de los votos frente a un 28,9% logrado por la oposición
socialista.
En España, el recién
ganador de los comicios generales, el PSOE, se adjudicó una nueva
victoria con un 43,3% de votos por un 41,3% el Partido Popular.
Los españoles, como
explicaran los panelistas, ven al Parlamento Europeo como algo muy
lejano que no les va a resolver sus problemas sociales de desempleo,
carestía de las viviendas, y otras afectaciones sociales actuales.
Un capítulo aparte en
estas votaciones para el Europarlamento, se le concedió a los
"nuevos diez", es decir a la suma de países, casi todos
ex socialistas, que recién ingresaron a la Unión Europea.
Caracterizadas como los
"euroescépticas" , sus poblaciones, aún traumatizadas
con el desmontaje de los beneficios sociales de épocas anteriores,
castigaron con su alto abstencionismo y con sus votos directos, a
los actuales gobiernos comprometidos con una política social
nefasta.
En Polonia, por ejemplo,
apenas votó el 20% del electorado, en lo que alguna prensa europea
considera "el costo de la sumisión a Washington".
En la República Checa
—de las más autoproclamadas democráticas— solo votó el 29% de
la población.
Como colofón del por
qué de lo sucedido en estas elecciones europeas, la periodista Aixa
Hevia leyó algunos datos recogidos en un informe sobre los derechos
fundamentales en esas naciones, con exponentes concretos de racismo
y xenofobia, violencia familiar, así como discriminación contra
inmigrantes y otra minorías étnicas.
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