MESA REDONDA

(13 de abril de 2004)

Lodazal ensangrentado

Arsenio Rodríguez

Un año después de iniciada la guerra contra Iraq hay una verdadera rebelión popular en esa nación, que los ocupantes pretenden ahogar con un baño de sangre, dramática realidad de un país ocupado militarmente, tal y como se demostró ayer en la Mesa Redonda Informativa, conducida en esta ocasión por la colega Arleen Rodríguez, editora de la revista Tricontinental.

Fallujah ha devenido símbolo de la resistencia con un lamentable saldo de bajas, fundamentalmente civiles, entre ellos mujeres y niños, enterrados en cementerios improvisados dada la dimensión del genocidio que llevan a cabo los ocupantes.

También en el Sur del país la ciudadanía se ha rebelado. No importan las tendencias religiosas de cada cual. El rechazo es al agresor que ocupa su país y viola cada día sus más elementales derechos humanos.

Estados Unidos y sus aliados se empantanan en un verdadero lodazal, ensangrentado por sus propias armas, lo que demuestra el estrepitoso fracaso de la estrategia del Pentágono hacia el ocupado país.

La inestabilidad es evidente, como también el caos. Ni siquiera la democracia made in USA ha podido ser impuesta. La violencia es popular, espontánea, responde al odio hacia el ocupante generado por sus matanzas y sus criminales métodos.

De nada sirvió la alta tecnología. Los ocupantes tienen que pedir refuerzos, mientras que el síndrome de Viet Nam cobra fuerza dentro de Estados Unidos y entre las propias tropas invasoras. Paralelamente, se le complica la situación en Afganistán.

En la Mesa Redonda participaron como panelistas los periodistas Reinaldo Taladrid y Eduardo Dimas, de la Televisión Cubana, y Renato Recio y Orlando Oramas León, de Prensa Latina.

La situación en Iraq provoca debates internos en aquellos gobiernos que fueron favorables a la agresión, tal como sucede en Australia. En Bulgaria no se descarta el posible retiro de sus soldados, y otros países asumen igual posición. Italia, Japón y República Dominicana afirman que no retirarán sus tropas, mientras que Corea del Sur anuncia que aumentará su presencia.

Los problemas de Iraq no terminarán con el cambio del color de los cascos de los ocupantes, de verdes por azules. ¿Qué papel podrá desempeñar la ONU? ¿Cómo podrán salir del empantanamiento los ocupantes? ¿De qué sirven las comisiones creadas para esclarecer hechos como los del 11 de septiembre?

Mientras, aumenta la presencia de los mercenarios extranjeros en la nación ocupada, aunque eufemísticamente se les llame contratistas. Forman parte de un negocio millonario encubierto en supuestas empresas. Es una industria que crece vertiginosamente, sobre todo por los altos salarios que ganan los asesinos a sueldo contratados por hacer trabajos sucios.

El lodazal se llena de sangre, sí, pero no solo de las víctimas civiles iraquíes asesinadas por los ocupantes, con uniforme o sin él, sino también por la de los victimarios que caen cada día ante la rebeldía popular.

   

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