(21 de octubre de 2003)
Bolivia
Espejo de una
dramática situación
Arsenio
Rodríguez
El reciente alzamiento
popular que culminó con la caída del Gobierno de Gonzalo Sánchez
de Lozada en Bolivia fue una verdadera explosión social. Le
precedió la muerte de decenas de bolivianos y el agravamiento de
una crisis de la cual no se ha salido.
El pueblo boliviano se
mantiene movilizado en las
calles de La Paz.
Las causas de tal
explosión están dadas por la implementación del modelo neoliberal
en la década del 90, la privatización de los principales recursos
y el incremento de las injusticias sociales.
En Cochabamba ya había
existido algo similar, cuando se quiso privatizar el agua en tiempos
de Bánzer. Las matanzas constituyen en cada caso la forma de tratar
de impedir los reclamos populares.
Este estallido social se
da porque, luego de privatizar los principales recursos, solo
quedaba el gas, lo que fue el detonante de una verdadera
sublevación, donde el pueblo exigía una nueva ley de hidrocarburos
y un referéndum.
Sánchez de Lozada no
dio respuesta a las exigencias populares y en menos de una semana 80
bolivianos murieron por la represión, pero ello no impidió que el
pueblo se mantuviera firme en sus posiciones y lograra lo que el
líder indígena Evo Morales llamara una pequeña victoria.
Carlos Mesa, el actual
presidente, asume el cargo con la desconfianza de los sectores
populares, quienes están a la espera de cómo desarrollará su
mandato. Mesa dice que iniciará un referéndum consultivo sobre la
ley de hidrocarburos, y otras medidas para hacer una nueva Bolivia,
entre ellas otra Carta Magna, y asegura que convocará a elecciones.
Bolivia está ahora en
calma, pero es la calma que precede a las grandes convulsiones, ya
que ello dependerá de si se atienden o no los reclamos del pueblo y
finalmente se da al traste con un modelo económico en crisis.
Se recordó que el
neoliberalismo fue impulsado por Washington, de igual forma en que
son orientadas las políticas fondomonetaristas, siempre con una
posición pronorteamericana, todo ello encaminado a favorecer los
intereses de los Estados Unidos.
El tema, dadas su
importancia y actualidad, centró la atención de los panelistas de
la Mesa Redonda Informativa sobre América Latina y el fracaso del
neoliberalismo, bajo la conducción habitual de Randy Alonso, y con
la participaión de los periodistas Nidia Díaz, Renato Recio,
Lázaro Barredo, Orlando Oramas y Aixa Hevia.
Bolivia solo es un
reflejo de una realidad económica dramática. Se citó el caso de
México y de otras naciones, donde se asfixia a los sectores
populares, tal como se refleja en las protestas estudiantiles en
Nicaragua y otras acciones populares en países, como en El
Salvador.
El país del Altiplano
es un espejo de lo que puede pasar en otras naciones. Se lucha por
evitar la privatización del agua, contra el latifundio, a favor de
mejores salarios. Es una situación que se repite. Los gobiernos se
comprometen con el Fondo Monetario Internacional y aplican reajustes
que afectan a la población.
Se anuncian
movilizaciones en Ecuador, organizadas por los indígenas y de
condena a los acuerdos de ese Gobierno con el FMI. En Perú se
critica al Presidente por su traición a la población indígena,
mientras que en República Dominicana su economía decrecerá por
los compromisos fondomonetaristas.
La injerencia
norteamericana en Bolivia fue evidente. Tanto EE.UU. como la OEA
jugaron un papel repugnante ante los acontecimientos en esa nación.
Se ignoraron las masacres a la población y los derechos humanos.
Organizaciones y personajes similares mantuvieron igual posición.
|