Noviembre de 1958
Parte 7 LUNES 10 Mensaje al Comandante [Delio Gómez] Ochoa: Los Cuarteles de Cueto y Guaro cayeron ya en poder de
los Rebeldes, muévase usted hacia la zona que se le señaló al partir de
la Sierra Maestra y ordene al Capitán Suñol esté listo para apoyarlo a
usted con todos sus hombres. Comunique a todas las fuerzas de ese frente que han
caído 14 cuarteles en poder de los Rebeldes los últimos días y que las
fuerzas de la dictadura se están desmoronando. Todas las fuerzas al mando de usted deben estar listas
para cumplir su objetivo básico tan pronto reciban la orden. Fidel Castro Raúl: Estoy [de] acuerdo contigo. Ayer envié instrucciones por
escrito a Almeida y Huber poniéndolos alerta. Sigue tú presionando paulatinamente. [Los] Acontecimientos [se] están desarrollando muy
rápidamente. ¿Te has adelantado un poco? Pero vas bien. TE TRANSCRIBO ORDEN QUE DI HOY A OCHOA. Fidel Martes 11 Sierra Maestra 10 a.m. Luis [Pérez]: Voy a realizar una operación importante y necesito el
apoyo de esa columna con la que espero mejorarte y aumentarte el
armamento. Tienes que hacer un esfuerzo para reunirte conmigo en el
punto que te indicará [Reinaldo] Mora; él vendrá con ustedes. Trae las
minas, los cables y detonadores. Vamos a ver si para el sábado estamos
juntos. La tropa no debe saber hacia dónde se dirige. Saludos Fidel Castro Ruz [firma] Sierra Maestra- Lalo [Eduardo Sardiñas]: Parece que los acontecimientos se están precipitando
mucho más rápidamente de lo que pensábamos. Raúl [Castro Ruz] ha lanzado
una gran ofensiva en el Segundo Frente y hasta el día de ayer habían
tomado 14 cuarteles y ocupado 270 armas aproximadamente y unos 250
prisioneros, apenas sin bajas por parte nuestra. Debes estar muy atento de la situación porque [en]
cualquier instante se puede producir el desmoronamiento, y sea necesario
cortar por ahí todo intento de evacuación enemiga. Esa es tu misión
principal. Procuraré tenerlos informados de la situación por radio
rebelde. Yo voy a salir hoy de la Plata para una operación
importante. Si sale bien, mando refuerzos rápidos para esa. No he
recibido más armas. Saludos Fidel Castro Ruz [firma] Había partido de mi puesto de mando en Cuatro Caminos,
el día 9 de noviembre. Mil reclutas habían sido preparados en las duras
condiciones de Minas de Frío. Pedí me enviaran, si mal no recuerdo, 100
hombres desarmados para que me acompañaran. Como vanguardia llevaba el pelotón del teniente Orlando
Rodríguez Puertas. Antes recibí noticias de que una compañía del Ejército
de Cuba, menos un pelotón, había decidido ponerse a nuestro lado.
Entregaban las armas, conservaban su carácter de soldados profesionales
y los grados de oficiales. Les hicimos esa propuesta, a través del
comandante Quevedo, cuyo batallón fue obligado a deponer las armas en la
Batalla de Jigüe en la última ofensiva batistiana en la Sierra Maestra. Otras unidades se proponían hacer lo mismo, por ello
partí rápidamente hacia el poblado de Minas de Bueycito, que fue sede
del experimentado batallón de Sánchez Mosquera, el más cruel y temido de
las tropas enemigas. No habíamos atacado aquella unidad, simplemente la
hostigábamos de vez en cuando. Sí le tenía cortada la retirada con una
pequeña fuerza rebelde, en el camino hacia el llano. Ese era el momento
de exhortarlos a conversar, llegar a un acuerdo y pedirles que
entregaran sus armas. Para nosotros era muy importante avanzar hacia
Guisa, defendida por las fuerzas élites de Bayamo, que disponían de
tanques pesados, livianos y vehículos blindados; por esa razón escribí
en términos respetuosos un mensaje al capitán que se encontraba al
frente de ese puesto para que depusiera sus armas como ya lo habían
hecho otras unidades del Ejército al sumarse a la revolución. No
habríamos tenido que invertir 10 días en la Batalla de Guisa. ¿Qué
impidió nuestro propósito? Una pequeña fuerza al mando de un teniente
rebelde era la que debía cerrar el camino hacia Bayamo, apoyados por
Curuneaux con 12 hombres. Miguel Aguilar, que iba al frente del pelotón estaba ya
en camino, por delante de nuestra tropa. Lo primero que hizo cuando
llegó mi carta donde él se encontraba, el jueves 11 de noviembre por la
mañana, fue redactar otra de su puño y letra que era una grosería, con
la cual acompañó la mía, enviada en un sobre cerrado. El capitán al leer
la de Miguel que iba abierta, se negó, con toda justificación a leer la
mía, según le comuniqué después a Faustino Pérez. El incidente fue
resultado de una chapucería más, fruto de la autosuficiencia que tanto
he criticado siempre. En ese momento, yo tampoco podía ya retroceder.
Esa noche dormí en la amplia casa deshabitada de un político y
latifundista ausente, en las proximidades de la guarnición que defendía
a Guisa, a pocos kilómetros de las tropas élites del Ejército instaladas
en la ciudad de Bayamo. Al día siguiente, golpeamos a aquella fuerza y se inició
la desigual batalla que tal vez no habría tenido lugar si la carta que
reproduzco a continuación hubiera llegado sin percance a su destino. [Carta dirigida al jefe del Batallón 24 del Ejército de
la tiranía, ubicado entonces en Minas de Bueycito, presumiblemente, el
capitán Díaz Calderín] Sierra Maestra Nov. 11, 58 Señor Capitán: He ordenado cortar la retirada a esa tropa, pero con
instrucciones de no disparar, sino comunicarse con usted para ponerlo al
tanto de esa situación. Esta medida obedece al hecho de que varias unidades del
Ejército se han sublevado y unido a la revolución, por lo cual con toda
seguridad la tiranía llena de temor y desconfianza ordenará retirar esa
tropa, lo cual no podemos permitir; primero: por razones de orden
militar, que usted comprenderá perfectamente, y segundo porque deseo
tener una entrevista con usted para invitarlo a que secunde [a] los
valientes compañeros suyos que se han unido al pueblo. Lo que no deseo, de corazón se lo digo, es que se
dispare un solo tiro entre sus hombres y los rebeldes. Al tomar nosotros los caminos, usted puede comunicar que
está sitiado, y entonces que sea el mando militar quien venga a combatir
si lo desea, lo cual dudo, pues en estos instantes numerosas fuerzas
están cercadas. Nosotros queremos tener en consideración su trato
decente y generoso con los vecinos de ese abnegado pueblecito de las
Minas que tanto ha sufrido el terror y la represión de la tiranía. Escarbe ahí y verá que dondequiera encuentra huesos de
algún infeliz asesinado. ¡Busque [a] alguien [ ¡Ojalá que las tristezas de ese vecindario donde tanto
luto y dolor ha sembrado el tirano, lo hagan meditar a usted en la
nobleza y razón de nuestra causa! En nombre del honor verdadero, de su deber hacia Cuba y
sus compatriotas, reciba la mano que le tendemos caballerosamente. Con un saludo lleno de fraternidad, queda de Ud. Fidel
Castro Ruz [firma] Miércoles 12 Sierra Maestra Horacio [Rodríguez]: ¡Qué cosas tú tienes! Cuando vi eso creía que me habías
mandado algún invento o cosas por el estilo. Así es como tú me agradeces
la caja de tabacos que te mandé. El avión lo cogieron cuando iba a salir. Fué mala
suerte; pero llegó una noticia mejor: ingresaron dos pelotones completos
con sus armas. Tú lo habrás oído. La cosa va fenómena. Sigue esperando
ahí pacientemente el poco tiempo que queda. Te haremos jefe de un
aeródromo grande cuando cojamos a Oriente. Abrazos Fidel Castro Ruz [firma] JUEVES 13 Sierra Maestra 11/13/58. Sr. Capitán R. E.S.M. Estimado compatriota: En marcha hacia el encuentro con varios oficiales que
con sus unidades han abrazado nuestra justa causa me alcanza un
mensajero urgente del Dr. [René] Vallejo, quien a su vez lo recibió del
Sr. Miguel Mesa, expresando la esperanza de que usted y otros militares
honorables de esa zona se unan al pueblo en su lucha heroica por su
libertad y sus derechos, y que las condiciones morales y humanas de
usted y muchos compañeros suyos le dan derecho a ocupar un lugar heroico
en la revolución, me detengo un minuto para hacerle estas rápidas
líneas. Por todos los indicios e informes que obran en mi poder
la lucha se acerca a un final. Ustedes, los militares más próximos a
nosotros, que son testigos excepcionales de la verdad que el Estado
Mayor de la Dictadura trata de ocultar al propio Ejército, son los que
dando un paso al frente pueden decidir la contienda, ahorrado Dios sabe
cuántas vidas de compañeros suyos y nuestros. Hay infinidad de militares descontentos, pero les
resulta sumamente difícil agruparse para realizar una acción decisiva.
Por otro lado, si logran vertebrar una pieza determinada y se lanzan a
una acción en los cuarteles, conduciría inevitablemente a un choque
entre militares que debe evitarse. Por eso el camino más efectivo, más
seguro y menos sangriento es que los oficiales, clases y soldados
descontentos se trasladen al territorio libre a confraternizar con
nosotros y pedirles desde aquí a sus compañeros que cese la guerra,
resistiéndose a seguir defendiendo un régimen criminal y odioso. Los militares honorables, que son muchos, no deben por
ningún concepto seguir cargando el peso que un grupito reducido de
hombres despiadados y sin escrúpulos están lanzando sobre ellos. Es
justo que salven ante la historia de su patria su honor y su derecho a
seguir contando con estimación de sus conciudadanos. Los militares no deben venir a combatir, porque no
creemos ni queremos que deba promoverse esa lucha. La inmensa mayoría de
los soldados, clases y oficiales del Ejército son hombres capaces de
reaccionar patrióticamente y es posible que muy pronto el Ejército en
masa se una a la revolución. De ahí el valor extraordinario que tienen
los primeros militares que den el ejemplo. No puedo darle datos concretos sobre las unidades que se
sublevaron porque recibí un mensaje en clave del Comandante Quevedo, por
radio, informándome que serán dos tenientes [Rodolfo Villamil y Ubineo
León, en Charco Redondo] y dos pelotones completos con sus armas y
parque, estando en espera de otras unidades. Tanto el Comandante Quevedo, como los capitanes Durán
[Batista] y [Victorino] Gómez Oquendo, que fueron prisioneros nuestros y
han podido comprender toda la justicia de esta causa, el espíritu
fraternal de los revolucionarios con los militares, unido al olvido del
Estado Mayor, que trató además de difamarlos calumniosamente tratando de
hacer caer injustamente sobre ellos la culpa de las derrotas, cuando en
realidad fueron abandonados a su suerte y combatieron con extraordinario
valor en circunstancias totalmente adversas, están hoy entregados de
lleno a despertar en sus compañeros de armas el sentido del deber de
todo militar con su pueblo y con su patria, convencidos además de que el
Ejército no debe seguir comprometiéndose con los errores de la
Dictadura. He propuesto también el canje del Coronel Carrasco
Artiles por el Comandante Borbonet, pero hasta este momento no hemos
recibido respuesta. Tenemos el propósito de organizar la Columna Militar de
la Revolución. No se tratará pues de rebeldes, sino de militares, que
como tales lucharán también contra la tiranía, pero de la forma más
efectiva, sin combatir con las armas, sino invitando al Ejército a
unirse a ellos. Esta es la idea sobre la que está girando nuestro plan
en relación a los militares. Cuando una gran parte del Ejército piense
así, no habrá que disparar un tiro más, pues la camarilla que oprime al
país no esperaría un minuto más para escapar del poder. Si usted se decide reúna a todos los hombres de su
unidad en los que pueda confiar y estoy seguro de que será una mayoría
(bastará con que usted les hablase con emoción y decisión) y póngase en
marcha hacia acá con el portador de esta carta que le servirá de
vanguardia, y camine hasta encontrarse conmigo. Que traigan sus armas y todo el parque posible. Conserve
esta carta que le sirva de salvoconducto. En el trayecto trate de hacer contacto con el compañero
Crescencio Pérez que es Comandante de la zona para que le brinde
facilidades y orientación hacia el lugar donde yo me encuentre. Todos
sus hombres deben traer sus armas hasta encontrarse conmigo y de acuerdo
con los demás militares decidir los próximos pasos. Con la esperanza de que usted pueda contarse entre los
que van a prestarle a la patria en este minuto tan señalado servicio, le
expreso mi más ferviente deseo de poderle dar muy pronto un abrazo
fraternal. Fidel Castro R. Sierra Maestra Suñol: Sin leer siquiera los papeles que acaba de entregarme
Armando le viro para atrás con dos mil balas 30.06 y quinientas de M-1,
pues esta tarde recibí tu carta informándome de tus heridos, así como la
del Mellizo, Manolo Díaz que es muy amigo mío (¡cómo... [equivale a cómo
diablos]* no me voy a acordar de él!), diciéndome que andabas escaso de
parque, lo que también me comunicaba [Delio Gómez] Ochoa. Yo ando en
operaciones con todo el arsenal de balas conmigo para atender las
necesidades. No me has dicho si recibiste las 500 balas de M-1 que te
mandé anteriormente con [Orlando] Lara. Supongo habrás escuchado mis instrucciones generales por
radio. A mi entender, debes prestarle a Ochoa el mayor apoyo
para que refuerce bien la entrada y salida de Oriente. Te felicito por
las proezas que estás realizando. Abrazos Fidel Castro Ruz [firma] * Comentario del autor. P. D. Te mandé un muchacho con un springfield. Es el
sobrino de Juan Manuel Márquez [Orestes Quintana]. Con él iba un grupito
que lleva mil balas de máuser. Te mando ahora otras mil más de máuser. Sierra Maestra Sr. Comandante: Recibí el saludo que me envió en su nombre y el de su
tropa, que considero un gesto caballeroso de su parte en medio de esta
guerra dolorosa. Los militares de honor tienen en mí un adversario que
sabe reconocer la hombría de bien, aunque hoy nos separe un concepto
distinto del deber. Si revolucionarios y militares pudiésemos hablar de
hermano a hermano no se derramaría una gota más de sangre, pero hay
intereses mezquinos y egoístas que quieren mantener al militar aislado
de su pueblo, como si lo honorable fuera matar compatriotas en vez de
confraternizar con ellos. Aunque no se pueden remediar en un día males
que tienen raíces viejas, créame que esta pesadilla horrible que está
sufriendo Cuba se acerca a su fin. Sé que la inmensa mayoría de los militares cubanos son
hombres dignos que aborrecen lo que está sucediendo. Por eso he tenido
tantas consideraciones con los prisioneros, apartándome de toda política
de odio o represalia. No los culpo porque los han engañado; les han
hecho creer que ese régimen de corrupción, vicio, crimen, fraude,
tiranía había que defenderlo. La fe que puse en la reacción de los militares cubanos
está empezando a rendir los más inesperados frutos. Los que creyeron
poder llevar a los soldados de la República a morir por una causa odiosa
e injusta están a punto de presenciar los más inesperados
acontecimientos. Usted que es un hombre joven y valeroso no se hunda ni
arruine su hermosa carrera defendiendo una causa que no es la suya ni de
su pueblo. Usted no tiene millones, usted no ha asesinado a nadie, usted
es militar y no político, ningún interés tiene en esa comedia repugnante
que es la prostitución del sufragio; no tiene por qué sacrificar su vida
y la de sus hombres a intereses tan bastardos que no son los de su
patria ni de los suyos, como hombre de bien y como militar. Sea usted también de los primeros militares en abrazar
la causa de su pueblo. Una brillante carrera lo espera como Comandante
que es a pesar de sus pocos años. Rompa los lazos que lo atan a ese
régimen infamante que ya está en el ocaso. Haga lo que han hecho ya
otros oficiales que por su gesto merecerán el cariño eterno del pueblo.
Y como jefe que es, salve también a sus soldados de la deshonra y tal
vez de la rendición y la muerte. Se lo van a agradecer infinitamente el
día de mañana, aunque ahora tenga que imponerse. Usted está cerca de
nosotros. No tiene más que dar un paso, y no es capaz de imaginarse
cuántas vidas ayudará a salvar. Su mejor amigo no le daría un consejo
más leal y desinteresado. Escriba junto con nosotros la página más
hermosa y prometedora de la historia de Cuba. Su amigo Fidel Castro Ruz [firma] [Raimundo] Roselló: Entrega al portador mil balas de máuser. Fidel Castro
Ruz [firma] S. Maestra Noviembre 13 RADIO REBELDE Por su importancia repetimos las declaraciones de
nuestro Comandante-Jefe Dr. Fidel Castro. Última Hora: Una noticia sensacional. Repetimos. Última hora: Una noticia sensacional. A todos los Comandantes y Jefes de Columna Rebeldes en
la provincia de Oriente, Camagüey y las Villas y a la población civil,
muy especialmente de la Provincia de Oriente. Dos dignos oficiales del Ejército al mando de sus
respectivas tropas acaban de sublevarse contra la Dictadura y unirse a
las fuerzas Revolucionarias en el frente Número Uno de la Sierra
Maestra. Trajeron todas sus armas y gran cantidad de balas. Son dos
pelotones completos con sus oficiales, clases y soldados, que están ya
en camino hacia la Comandancia General. Reina extraordinario júbilo en
las filas Rebeldes por esta emocionante noticia. Otras unidades se han
sublevado y están también en marcha hacia la Sierra Maestra. Estos
hechos evidencian un completo estado de conciencia revolucionaria en las
filas de las Fuerzas Armadas. Es este un minuto extraordinario que puede
determinar el fin próximo de la Tiranía. Aunque sea necesario todavía
luchar muy duramente todo parece indicar que la derrota del régimen es
inminente por desesperada que fuese su resistencia final. El tráfico en la Provincia de Oriente debe quedar
paralizado de nuevo totalmente. Todos los hombres y todas las unidades
Rebeldes deben estar en sus puestos. Todas las vías de entrada y salida
de las ciudades así como de la provincia de Oriente deben quedar
cortadas. Las columnas del Segundo Frente Frank País, deben proseguir su
avance, cercando y rindiendo todos los cuarteles posibles en la zona
comprendida dentro del triángulo Mayarí, San Luis, Guantánamo, mientras
las columnas que rodean a Santiago de Cuba deben estrechar el cerco
impidiendo el menor movimiento de Tropas enemigas. Las tropas rebeldes
que operan en el centro y oeste guardando la entrada de la provincia de
Oriente deben combatir con toda tenacidad cuanto refuerzo el enemigo
pretenda enviar a la provincia. Los centros urbanos que caigan en poder de nuestras
fuerzas deberán ser declarados ciudades abiertas y en consecuencia
ninguna tropa rebelde deberá acampar en ellas para evitar que las
ciudades indefensas sean bombardeadas. En este sentido solicitaremos la
intervención de la Cruz Roja. Debe reinar el más estricto orden en todas las
circunstancias. Los soldados que se rindan o que se unan a la Revolución
deberán recibir el más fraternal tratamiento. Todo oficial de las fuerzas armadas que desee unir su
tropa a la Revolución deberá hacerlo ante los Comandantes y jefes
Rebeldes de cada zona. Cada Comandante Rebelde debe poner especial
cuidado en que las armas que se ocupen en los cuarteles grandes sean
inventariadas y depositadas en lugar seguro en espera de órdenes sobre
las formas en que serán distribuidas para armar a los alumnos de las
distintas escuelas de soldados revolucionarios, donde están recibiendo
entrenamiento en este instante. Las tropas Rebeldes de la Provincia de Camagüey deben
apoyar la batalla de Oriente intensificando el ataque contra los medios
de transportes enemigos en Camagüey atacando en su retaguardia a los
refuerzos que pretendan enviar a esta Provincia. Las columnas invasoras 2 y 8 del ejército rebelde
situadas en las Villas, recabando apoyo de todas las demás fuerzas
revolucionarias que allí combaten deben a su vez interceptar las
carreteras y vías férreas para impedir el cruce de tropas enemigas hacia
Oriente y evitar que puedan retirarse las que permanezcan junto a la
Tiranía y queden combatiendo en este extremo de la Isla donde
virtualmente están siendo arrolladas ya por nuestras fuerzas. El pueblo debe cooperar con el ejército Rebelde todo lo
que esté a su alcance. El pueblo debe ser el principal mantenedor del
orden en cada ciudad que se libere, evitando que se produzca ningún tipo
de saqueo, destrucción de propiedades, o hechos de sangre deprimentes.
Nadie debe tomar venganza contra nadie. Los confidentes y los elementos
que se hayan caracterizado por sus actos inhumanos contra el pueblo
deberán ser detenidos e internados en prisiones para ser juzgados por
Tribunales Revolucionarios. En los momentos decisivos que se acercan el
pueblo debe dar las más elevadas pruebas de civilidad, patriotismo y
sentido del orden para que nadie pueda el día de mañana lanzar
imputaciones deshonrosas contra nuestra Revolución que por ser la más
elevada conquista de la Nación Cubana y su más extraordinaria prueba de
amor patrio y dignidad ciudadana debemos cuidarla de toda mancha. FIDEL CASTRO RUZ COMANDANTE JEFE Sierra Maestra, Estimado Pardo [José Pardo Llada]: Se están produciendo acontecimientos que a mi entender
son importantes. Yo tengo hoy, a las 10, una reunión con la Cruz Roja en
Providencia y después sigo para encontrarme con los pelotones que se han
unido a nosotros (del Ejército) y para atender también una operación
militar que puede tener importancia. Si no tienes ningún otro plan, puedes trasladarte a
Providencia tan pronto recibas esta. En dos o tres horas puedes estar
allí, si te indican el camino. Tal vez la Cruz Roja esté hasta tarde.
Después puedes seguir tras los acontecimientos sucesivos. No puedo mandarte la cámara, principalmente por no
querer soltar la que tengo con todo el apego por ella de un recién
aficionado y la quiero tanto como a mi fusil, pero te puede servir para
tomar fotos de todos estos temas, con carácter exclusivo y yo puedo
ayudarte a tomar escenas sin separarme mucho de ella. Te envío este papel temprano, con órdenes de que te
localicen para ver si puedes llegar pronto. Yo estoy ahora en Santo
Domingo y salgo para Providencia. Te llevo sólo unas horas de ventaja. Saludos, Fidel SOCIEDAD NACIONAL CUBANA DE LA CRUZ ROJA DIRECCIÓN
GENERAL DE BRIGADAS LA HABANA ACTA En Guasimal de Nagua, a los trece días del mes de
Noviembre de Mil Novecientos cincuenta y ocho, reunidos el Dr. José
Ramón Cruells y Reyes, Secretario General de la Cruz Roja Cubana, y el
Teniente Coronel Jorge Caballero y Herrera, Cuartelmaestre de esa
Institución, que asistieron en representación de la misma, y de otra
parte el Dr. Fidel Castro Ruz, Comandante Jefe del Ejército Rebelde que
solicitó la presencia de dichos Delegados, con el propósito de formular
determinadas proposiciones a la mencionada Institución, que considera
están dentro de sus funciones humanitarias, que concreta los siguientes
puntos. Primero: El envío de una Delegación permanente de la
Cruz Roja Cubana a cada uno de los frentes de operaciones, que tendrían
por función sugerir y viabilizar cuantas medidas puedan adoptarse a fin
de evitar riesgos y daños a la población civil y a cuantas personas
puedan ser consideradas como no beligerantes. Que aunque recaba de la
Cruz Roja gestione con el Mando opositor la aplicación de medidas
similares, esta proposición la hace sin exigir como condición
indispensable que tengan que aceptarla ambos contendientes. Segundo: Que considerando la posibilidad de que en
breve plazo caigan en poder de las fuerzas revolucionarias distintos
centros urbanos de importancia, en evitación de que los mismos queden
expuestos a los riesgos de ataques aéreos que costarían incalculable
número de vidas inocentes, propone a la Cruz Roja declarar ciudades
abiertas a dichos centros urbanos, renuncia por su parte el Mando
Rebelde, a las ventajas de utilizarlas como bases militares ni puntos de
acantonamiento de tropas, y que, en consecuencia, las fuerzas rebeldes
se instalarían siempre en zonas no urbanas, donde los efectos de los
ataques aéreos no expondrían masivamente a la población civil a las
consecuencias de los mismos, ya que aunque los ataques aéreos en las
zonas rurales producen también víctimas indefensas, nunca lo sería en
proporciones tan catastróficas como los bombardeos en zonas densamente
pobladas. Tercero: Que habiendo solicitado la intervención de
la Cruz Roja en distintas ocasiones para poner en sus manos centenares
de prisioneros enemigos, entre ellos gran número de heridos, quiere
hacer constar, que actuando con una falta de reciprocidad absoluta, los
enemigos, digo heridos y prisioneros rebeldes son asesinados, como
ocurrió en la provincia de Camagüey cada vez que algún rebelde cayó en
poder del enemigo, a raíz del cruce de dos columnas por esa provincia, y
muy especialmente con el caso de una fuerza rebelde que opera
permanentemente en dicha provincia, la cual, los últimos días del mes de
Septiembre del presente año, al caer en una emboscada no pudo recuperar
once de sus miembros heridos en combate, los cuales al caer en poder del
enemigo, fueron trasladados primeramente al hospital del Central
Macareño y con posterioridad, cuando eran trasladados en camiones de
dicho punto al pueblo de Santa Cruz del Sur, sus escoltas, al mando de
un comandante de apellido Piñeiro y un sargento de apellido Otaño,
lanzaron granadas de mano en el interior de los vehículos donde iban los
heridos, rematando con ráfagas de ametralladoras a los supervivientes.
Afirma igualmente que sin una sola excepción en dicha provincia los
rebeldes hechos prisioneros fueron asesinados. Que en ocasión de ello
solicitó de la Cruz Roja Internacional, por medio de su Comité en
Ginebra, el envío de una Delegación para solicitar del mando enemigo
datos, informes y facilidades para la comprobación de los mismos a fin
de presentar una denuncia ante la Comisión de Los Derechos Humanos de la
O.N.U. [Organización de Naciones Unidas] —que en este caso reitera dicha
solicitud por medio de los representativos de la Cruz Roja Cubana, que
por su parte está dispuesto este Mando Rebelde, a brindar toda la
información necesaria para facilitar dicha investigación. Cuarto: Que reitera su disposición a brindarle a la
Cruz Roja Cubana todas las facilidades en el desempeño de su altruista
gestión y ratifica su propósito de seguir realizando una política de
guerra civilizada y humana que ocasione el menor costo posible de
sangre, para cuyo fin recaba la colaboración de la misma. Los Delegados de la Sociedad Nacional de la Cruz Roja
que concurren a este acto, el Dr. José Ramón Cruells, Secretario General
de la Cruz Roja Cubana y el Teniente Coronel de la misma, Jorge
Caballero y Herrera, se dan por enterados de las peticiones del
Comandante Jefe del Ejército Rebelde, Dr. Fidel Castro, para dar cuenta
de las mismas a la Institución a los fines procedentes. Y para que así conste se firma la presente, en Guasimal
de Nagua, a los trece días del mes de Noviembre de mil novecientos
cincuenta y ocho. Dr. José Ramón Cruells Sec. Gral. de la Cruz Roja
[firmado en el original] Dr. Fidel Castro Comandante Jefe [firmado en el original] Jorge Caballero Herrera Tte. Coronel Cuartelmaestre de la Cruz Roja Cubana
[firmado en el original] [Carta del Comandante en Jefe Fidel Castro al general
Eulogio Cantillo, jefe de la zona de operaciones del Ejército de la
tiranía en Bayamo] Señor: Me comunica el Dr. Cruells sus palabras acerca del
Estado Mayor ante mi proposición de canje entre el Teniente Coronel
Carrasco Artiles y el Comandante Borbonet. ¿Es posible, General, que el Estado Mayor vea un
obstáculo en el hecho que el T.C. Carrasco sea un prisionero en combate
y el C. Borbonet un preso juzgado y sancionado por un tribunal de
guerra, por cuyo motivo el Ejército renuncia a recobrar a uno de sus
altos oficiales herido en combate que necesita mejor asistencia? ¿Cómo
es posible entonces, señor General, que el Estado Mayor no haya tenido
el menor escrúpulo en que un marinero que asesinó un niño, una joven y
una anciana por lo que fué condenado a 140 años se encuentre en libertad
dirigiendo en Manzanillo las pandillas de ganster de [Rolando] Masferrer
y que con la tolerancia de las fuerzas armadas ejerce funciones de orden
públicas y comete toda clase de fechorías? Usted, General Cantillo, que
es un hombre sensible ¿cómo puede aceptar que se haga semejante
desprecio a uno de sus oficiales heridos en combate? ¿Le puede parecer
absurdo, con estas cosas, que hasta el último oficial se una a nuestra
causa después de haber esperado inútilmente que hombres como usted que
tanta influencia gozaba entre los oficiales jóvenes hicieran algo? ¡Bien, General Cantillo! ¡No importa! Cuando sea
definitiva la respuesta rechazando el canje, mande 2 oficiales de su
confianza a la S.M. que yo le entregaré al T.C. Carrasco Artiles sin
condición alguna, porque más que indignación lo que produce la conducta
del mando del Ejército es asco y repugnancia. Atentamente, F. [Fidel Castro Ruz] Viernes 14 Noviembre 14, 1958. RADIO REBELDE Desde la zona de Operaciones de la Columna Uno, nuestro
Comandante-Jefe nos envía las siguientes de- claraciones: Para saber la desesperada situación militar de la
Tiranía, bastaba escuchar los partes emitidos ayer por el Estado Mayor
del Ejército. Tan tremendo fue el impacto del gesto patriótico de los
militares que se han unido al pueblo, y las victorias rebeldes que se
están produciendo, unas tras otras con asombrosa rapidez, que el Estado
Mayor de la Dictadura en el día de ayer se dió a la tarea de anunciar
una serie de partes cuyo contenido peregrino y falso no se le escapa ni
al más ingenuo. Todo el mundo sabe en primer lugar, que los partes de
guerra del Estado Mayor de la Dictadura jamás han dicho la verdad. Al
revés del mando Rebelde que ha tenido como política de guerra, anunciar
la situación militar con absoluta veracidad, no puede decirse que la
dictadura haya dicho la verdad una sola vez. No se explica uno, cómo no
se cansan, ni se aburren de los mismos partes rutinarios y de las mismas
mentiras repetidas con inalterable cinismo. Hablan de muertos
rebeldes y no dicen cuándo ni cómo; hablan de armas
ocupadas y nunca dicen de qué marca y calibre. En cualquier combate victorioso, siempre el vencedor
recoge en el campo de batalla numerosos heridos. A un número de cifras
como dá el Estado Mayor de cientos de rebeldes muertos, correspondería
un número similar de prisioneros heridos cuya fotografía, una sola vez,
[ El mando rebelde dá siempre el número exacto de bajas
enemigas, cantidad y clase de armas ocupadas, número preciso de balas,
el nombre de los prisioneros, unidad a que pertenecen, lugar de su
residencia, fecha de su nacimiento y cuanto pueda servir para
autentificar de manera indubitable nuestros partes de guerra. Jamás ocultamos nuestras bajas, y damos los nombres de
los compañeros caídos siempre que cada Jefe de Unidad incluya ese dato.
Nadie absolutamente en Cuba duda por eso de cuanta noticia sobre la
situación militar brinda la Comandancia General. Ha sido norma severa y
rigurosa, que desde un principio se estableció. Eso nos ha dado ante el
pueblo un crédito ABSOLUTO. Ayer la dictadura habló de más de 200 muertos rebeldes
en diversos combates en Oriente. Pues bien: en numerosos combates
efectuados sobre todo en la zona Norte de Oriente, que ha costado al
enemigo la rendición de numerosos cuarteles y más de 200 prisioneros
cuyas generales completas hemos ido dando por Radio Rebelde, no se ha
reportado un sólo rebelde muerto, lo que constituye no solo una prueba
de superioridad táctica, sino que las tropas de la dictadura están
ofreciendo una resistencia muy débil en estos instantes. Por lo que se
puede añadir aquello de que: "Los muertos que vos matáis gozan de buena
salud". Otra noticia de la dictadura, es que un avión de la
marina, por motivos de un desperfecto, se vió obligado a aterrizar en
territorio rebelde y que éstos, violando la tregua concertada para la
devolución de los pasajeros del avión, lo habían ocupado. ¡Qué
casualidad tan grande y qué mala suerte la de la dictadura! En primer
lugar, si había tregua ¿qué hacía un avión volando sobre territorio
rebelde con una ametralladora y miles de balas? ¿Quién en ese
caso violaba la tregua? En segundo lugar ¿qué pretenden? ¿que si
un avión se vé forzado a aterrizar en territorio libre se lo vamos a
devolver lindamente a la dictadura? Nosotros todavía no hemos recibido detalles
pormenorizados sobre el caso de dicho avión: si se vió forzado a
aterrizar o se incorporó voluntariamente lo cual no tendría nada de
extraño en este momento pero cualquiera que haya sido la causa no puede
ser más lastimosa, ridícula y plañidera la versión del Estado Mayor. Sin embargo, de los partes del día de ayer, lo que
produce verdadera risa es la versión que pretendieron dar para explicar
el caso de los 2 oficiales de la guarnición de Charco Redondo que con
todos los hombres y armas de sus respectivas unidades se unieron a la
Revolución. El parte del Estado Mayor afirma, que una patrulla de 20
soldados fue secuestrada por los rebeldes. ¿Pero no es realmente absurdo
afirmar que 20 soldados perfectamente armados pueden ser secuestrados
tranquilamente? Ni en Cuba ni en ninguna parte del mundo se pueden
secuestrar 20 hombres armados. Se pueden matar 20 soldados en una
emboscada, pero es imposible capturar una tropa de 20 hombres sin
entablar combate. Eso no podría realizarlo ni el mejor ni el más
entrenado cuerpo de comandos del mundo. Le hace muy poco favor el Estado
Mayor de la dictadura a los soldados de la República, al afirmar que una
patrulla de 20 hombres fue secuestrada por los rebeldes. Los soldados del ejército no tienen nada de cobardes,
hemos combatido con ellos muchas veces y sabemos que pueden rendirse por
hambre y sed como ocurrió en el Jigüe, o cuando quedan encerrados bajo
un fuego mortífero como ocurrió en Santo Domingo, Purialón, El Salto,
etc., pero siempre han combatido con valor. Cualquier militar cubano comprende estos razonamientos
sin dificultad alguna. Esos soldados secuestrados de que habla el Estado Mayor,
son los que se sublevaron, y no fueron 20 sino 52 de la Guarnición de
Charco Redondo, con dos Primeros Tenientes, todas sus armas, 8 000 balas
30.06 y M-1 y docenas de granadas de mano. ¿Se pueden
secuestrar 52 soldados que estaban armados con automáticas y granadas de
mano? Todos los datos personales de dichos militares serán publicados
por Radio Rebelde tan pronto se reciban completos. Están en marcha hace
varios días. La población campesina sale a recibirlos con indescriptible
júbilo en todos los caminos, los abrazan y les dan vivas a la
revolución y a los militares dignos. Son las primeras unidades
completas del ejército que se unen a la Revolución. El pueblo no halla cómo demostrarles su agradecimiento y
sus simpatías, les brinda lo que tiene, les ayuda a cargar su equipaje y
los colma de atenciones. Esos militares no vienen a matar campesinos:
vienen a confraternizar con su pueblo. Nunca una tropa del ejército en
operaciones recibió esa acogida; antes los campesinos huían, escondían
todo, informaban a los rebeldes; ahora a esos militares los abrazan,
todo se lo brindan y los colman de atenciones. Ese será el cuadro el día
del triunfo. El abrazo que en la Paz unirá a los civiles y a los
soldados dignos. Porque estos son solo los primeros, detrás vendrán
muchos más. Y tampoco van a combatir contra sus antiguos compañeros
de armas. Esos militares vienen al territorio libre a confraternizar con
el pueblo, a negarse a seguir sirviendo a la tiranía, a dar el ejemplo a
sus compañeros. Ellos no dispararán sus armas contra otros soldados,
sino que los invitarán a que también se unan al pueblo y abandonen la
tiranía. Saben que esta guerra se puede terminar sin disparar un tiro,
basta con que los demás soldados hagan lo mismo que ellos y no habría
más sangre ni más lucha entre hermanos. Pocos ejemplos tan hermosos como este se han dado, en la
historia de los pueblos. No pudieron haber adoptado una actitud más humana y
honorable. Si estos militares se hubiesen reunido con otros para poner
fin a la dictadura mediante un golpe de estado, al llevarse a cabo, con
toda seguridad que hubiese habido choques entre soldados, sangre
derramada entre soldados, y eso es lo que no quiere la revolución;
por eso no invitamos a los soldados a dar golpes de estado ni a combatir
contra sus compañeros de armas, sino a confraternizar con su pueblo, que
es el mejor modo, el más digno y emocionante de liberar a la patria sin
más sangre. Bienvenidos al territorio libre, militares honorables,
que supieron sentir el dolor de Cuba. Para ustedes será hoy, mañana y siempre nuestro
emocionado reconocimiento, porque supieron saltar el abismo que separa
el bien del mal, el honor de la deshonra, la lealtad de la traición; la
tiranía de la libertad. El soldado que abandona las comodidades del cuartel por
la vida dura y sufrida del rebelde merece doblemente la gratitud de la
Patria. (Fdo.) Fidel Castro Ruz Comandante Jefe A mediados de este mes las noticias recibidas desde el
Cuarto Frente eran alentadoras y probaban la efectividad del bloqueo
aplicado en la provincia de Oriente por el Ejército Rebelde. A Lara le
escribí al respecto y para comunicarle instrucciones cursadas para hacer
llegar parque a la tropa de Suñol, entre otros asuntos de interés. Sierra Maestra Capitán [Orlando] Lara: Recibí tus comunicaciones de fecha once que llegaron a
mis manos más rápidamente porque el mensajero me encontró en
Providencia. Me parece muy razonable el planteamiento de los
ferrocarriles y con ese compromiso de la empresa puede disponerse se
emprenda la destrucción sistemática de las vías. Solo de una cosa hay
que cerciorarse: que no esté actualmente el sistema ferroviario,
principalmente la vía del tren central en condiciones de ser reparado
rápidamente y utilizado por el enemigo. En vista del bloqueo establecido
por nosotros en la Provincia es importante que esas vías no puedan ser
utilizadas para abastecimientos. Aclarado este requisito, no tengo
objeción en ofrecerle a la empresa seguridades para sus propiedades. No
me parece correcto que le cobremos impuestos, porque hemos excluido de
ellos a los medios de transporte, además, la compañía de ferrocarriles
ha sufrido muchos daños. Puedes exponerle que de parte nuestra no hay
interés en el cobro de impuesto, por los motivos alegados. Sobre la urgencia de parque de la tropa de Suñol, ayer
mismo di instrucciones al muchacho que trajo los prisioneros de virar
enseguida con veinte hombres llevando parque para él. El informe sobre el territorio y de los adelantos en
todos los órdenes me pareció muy bueno. [Delio Gómez] Ochoa también me
habló encomiásticamente. Voy rumbo a la Estrella. Estaré por estas zonas los
próximos días atento a los acontecimientos. Saludos a todos Fidel Castro Ruz [firma] P. D. Comunícale a Suñol por radio que van: 2 000 balas
30.06, 1 000 balas máuser y 500 de M-1, por otro lado 1 000 balas máuser
más. DOMINGO 16 S. Maestra Nassín [Haddad]: Te ruego le sirvas una factura de nuestra mercancía al
Capitán Ignacio Pérez incluyendo los números de zapatos que él le dirá.
Es para una tropa en marcha que encontré cerca de aquí. Lo saluda Fidel Castro Ruz [firma] LUNES 17 Sierra Maestra Sr. Andrés Morales E. S. M. Estimado Señor: Envío al compañero Eduardo Méndez con la misión de
hablar con usted y le haga llegar a sus hijos que son militares
honorables una exhortación mía a que se unan a la causa justa de la
Revolución. Mucha sangre de hermanos ha costado esta lucha, con hombres
que caen de uno y otro lado. Es preciso que la tiranía desaparezca.
Usted que ha sufrido muy de cerca las desdichas de su patria es uno de
los llamados a ayudarnos en esta noble cruzada, para que sus hijos y
nosotros no sigamos combatiéndonos. Lo saluda fraternalmente, Fidel Castro Ruz [firma] Sierra Maestra Faustino [Pérez]: Llegué aquí tarde. Los guardias como habíamos supuesto,
recibieron la orden de partir. Miguel [Aguilar] que ya estaba en el
camino lo primero que hizo cuando llegó el jueves por la mañana fué
hacer una carta de su puño y letra, que era una grosería, con la que
acompañó la mía que iba en un sobre cerrado. El capitán al leer la de
Miguel que iba abierta, se negó con toda justificación a leer la mía. Lo segundo que hizo Miguel fué retirarse de manera
bastante vergonzosa al otro día dejando pasar el refuerzo. El único que
hizo resistencia durante 3 horas fué Curunó [Braulio Curuneaux] con 12
hombres. En consecuencia, los guardias de las Minas se fueron.
Fué una chapucería imperdonable. Acabando de salir los guardias llegaban
aquí la gente de Luis Pérez, el Mexicano [Francisco Rodríguez], parte de
los fusiles de los guardias que se unieron, la tropa de Ignacio [Pérez]
y los dos morteros. Gente que vino toda de lugares muy distantes y
llegaron puntuales a la cita. Miguel pudo haber rechazado el refuerzo
con los sesenta hombres armados que tenía y las bombas contra las
tanquetas. A los de las Minas no había que tirarles un tiro; pero al
llegar las tanquetas pudieron irse. Tanto a una tropa como a la otra se le ocasionaron
bajas. Pero de esto no vale la pena ni hablar. Las Minas están ya en
territorio libre. Quedaba poca mercancía y [ Al fallarme los aparatos de comunicación, estoy
desesperado de noticias. Oigo, por suerte, a Radio Rebelde. Ayer recibí
el mensaje de Eduardo [Fernández] sobre lo de Gustavo [Arcos Bergnes]. Si llega algo avísale a Horacio lo traslade urgente a
las Vegas. Eso es lo que él hará seguramente apenas lleguen las armas.
Una vez allí, le dices a Aldo [Santamaría] que envíe una tropa escogida
cuyo número debe ser igual a la mitad de las armas que vengan. Cada
hombre debe recibir dos armas, las balas posibles y trasladarse a
Providencia. Allí que manden a avisar a donde yo esté. Todo esto con la
mayor rapidez posible, y tú por otro lado me mandas un mensajero hacia
acá. Te adjunto una clave para que me envíes un mensaje por
radio rebelde, apenas llegaran armas. El mensaje debe ser así: La compra para el hospital ha
consistido en... La clave: springfields= gallinas garands= gallos M-1= guanajos balas 30.06= posturas de malanga balas M-1= posturas de plátanos balas 7 M. M= matas de maíz fusiles 7. MM= chivos Si vienen otras clases de armas, como fusiles
antitanques, trípode, etc. = otros animales grandes. Si son pistolas,
ametralladoras, thomson, etc. = otros animales chiquitos. Creo que con eso baste. Me dices simplemente "la compra para el hospital ha
consistido en tantas gallinas, tantos gallos, tantas posturas de
plátanos, etc.". El mensaje en cuestión o cualquier otro debe darse al
final de la transmisión de las 8, y si es importante, darlo dos días
seguidos, porque a veces la sintonía no es clara. Saludos, Fidel Castro Ruz [firma] Adicional Si me avisas de las armas por radio en clave, no tienes
que mandarme mensajero. Cuando los hombres salgan para Providencia, me
puedes decir, que "ya Aldo hizo su trabajo". A los periodistas americanos, ingleses y canadienses,
les pueden responder que manden el cuestionario, pero que yo estoy en
operaciones muy distantes de la planta y se necesita por lo menos una
semana para llevar las preguntas y traer las respuestas. Que yo con
mucho gusto los atiendo. Puede ser que de un momento a otro mande a trasladar la
planta de radio a la zona de Juan Machado. Si llega algo avísale a
Horacio Sierra Maestra Eduardo [Fernández]: Hay que trasladar la planta. Hazlo durante el jueves y
el viernes, para salir al aire si es posible el mismo viernes por la
noche. Tienes que ir para los Pinos, cerca de Juan Machado. [Luis]
Crespo te indicará. Lleva todos los aparatos que trajo el avión para ver
si sirven de algo en el llano. Voy a ver si consigo por aquí abajo una
planta eléctrica. Si la consigo Crespo te dirá. Si no, trae la que
tienes. Habla de esto con [Carlos] Franqui, para que lo anuncie y
prepare también su traslado. Los locutores deben hacer su casa
inmediatamente y tú preparar defensas antiaéreas para el nuevo punto.
Juan Machado dará facilidades. Te repito: que hay que anunciar el día antes que Radio
Rebelde no saldrá al aire en dos días, debido a la necesidad de
trasladar el equipo. Saludos Fidel Castro Ruz [firma] |