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           El agua regresa a las
          lomas 
          Armando
          Sáez Chávez 
          CUMANAYAGUA, Cienfuegos.—Según
          el viejo montañés Troadio Figueredo, hacía mucho tiempo que no se
          veían tan vitales como ahora todos los saltos de agua del lomerío
          cienfueguero. Señala como la mejor muestra que las pintorescas
          cascadas de El Nicho, Loma Ventana y Charco Azul han recuperado su
          total lozanía. 
           La cascada de El Nicho recobró su belleza natural.  
          Y es lógico que así
          suceda luego de que las lluvias asociadas al huracán Dennis hicieran
          que los pluviómetros de toda esta zona montañosa lograran una media
          de 692 milímetros en apenas 48 horas, registro que rompe aquí el
          récord histórico del acumulado para todo el mes de julio. 
          Pero hay más. Las
          precipitaciones registradas en la zona de Mayarí fueron de 918
          milímetros, en tanto en la de Cuatro Vientos alcanzaron 1 000,9,
          impresionante marca sin precedentes en toda la región del Caribe,
          según los especialistas. 
          Sin lugar a dudas, el
          saldo más favorable como consecuencia de los recios aguaceros fue,
          por una parte, la recuperación de las cuencas subterráneas de la
          serranía del grupo Guamuhaya, y por la otra, el significativo aporte
          de agua a la presa Habananilla, proveniente de la zona montañosa. 
          A pesar de las averías en
          tuberías y postes de líneas de transmisión en la mayoría de las 16
          minihidroeléctricas con que cuenta aquí el Plan Turquino, todos los
          embalses de esas centrales fueron beneficiados, por lo que una vez
          reparadas las infraestructuras dañadas, esas instalaciones estarán
          en condiciones de iniciar la generación de electricidad. 
          Un evento curioso resultó
          la formación de un lago debido a la acumulación de agua por el
          escurrimiento de las precipitaciones que cayeron en Cuatro Vientos y
          Mayarí. Ante este improvisado lago natural, a los lugareños no les
          quedó otra alternativa que apelar a medios de transporte fluviales
          para trasladarse. 
           
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