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           19 de julio de 2005 
            Hermandad después de la tormenta 
            ARMANDO SÁEZ CHÁVEZ 
            CUMANAYAGUA, Cienfuegos.—Entre
            los escombros de lo que por muchos años fue su casa, en la
            demarcación del Consejo Popular El Sopapo, Tania Pérez aparta con
            cuidado unas planchas de fibrocemento, lo único que los vientos del
            huracán Dennis no destruyó. A alguien le harán falta en algún
            momento, dijo ella entonces. 
             Trabajadores de la Empresa Forestal rescatan todo lo que se pueda aprovechar de los árboles derribados. 
            Unos días después, en
            medio de las labores para restañar los cuantiosos daños causados
            por el huracán en esa zona del Plan Turquino, Tania donó las tejas
            recuperadas de su casa completamente destruida para la reparación
            del techo de la vivienda de uno de sus vecinos. 
            Tengo fe en la
            Revolución y sé que no estoy sola ni desamparada, pues el Estado
            se encargará de ayudarme a construir una nueva vivienda, expresó
            esta mujer que hoy, junto a sus dos hijos, permanece albergada en
            uno de los locales del combinado de servicios de Cumanayagua que
            funcionó como centro para evacuados durante el azote de Dennis. 
             Vecinos de El Sopapo reparan viviendas utilizando, en algunos casos, tejas recuperadas de las casas más dañadas. 
            Ese mismo espíritu
            solidario impulsa las tareas de recuperación de las más de 1 000
            casas con afectaciones totales o parciales en todo el lomerío del
            Grupo Guamuhaya. 
            Para contribuir a la
            solución, en algunos casos temporalmente, de esa problemática,
            brigadas de operadores de motosierra de empresas agropecuarias y de
            la forestal se encargan de acopiar madera de los árboles partidos o
            derribados, la cual según cálculos estimados en todo el municipio
            suman más 32 metros cúbicos. 
            Las principales
            afectaciones forestales en las montañas fueron en árboles que
            servían como reguladores de sombra de las plantaciones de café,
            cultivo en los que se estiman pérdidas de alrededor de 30 000 latas
            del grano, entre otros daños. 
            Aunque en menor
            cuantía, también se produjeron destrozos en plantaciones de pino y
            de eucalipto, cuya madera se procesa en los aserríos del municipio.
            Una parte es utilizada en la carpintería de las casas que se
            reparan, y cantidades considerables en la producción de carbón o
            directamente como combustible. 
            José Máximo, delegado
            de circunscripción del Poder Popular en El Sopapo, habló también
            de la contribución que brindan los habitantes del lugar a la
            reparación de instalaciones económicas y sociales dañadas. 
            Destacó igualmente la
            preservación de unas 80 000 posturas de café y la restauración de
            los viveros gracias a la oportuna actuación de los obreros
            agrícolas, quienes han contado con el apoyo de familiares y
            vecinos. 
            Leonel Gálvez, primer
            secretario del Partido en el municipio de Cumanayagua, se refirió a
            los severos daños que sufrieron los viales, a la incomunicación de
            algunas comunidades y a la destrucción de puentes, provocada por la
            crecida de los ríos. 
            Cuando las condiciones
            climáticas lo permitieron, fueron activadas las brigadas de
            reconstrucción de caminos por medios artesanales, labor a la que
            luego se sumaron fuerzas especializadas del Ministerio de la
            Construcción. También se trabaja intensamente en la restauración
            de las redes telefónicas por cable hasta La Sierrita.
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