Cabo Cruz
Tras su verdadera luz
Texto
y foto: PEDRO MORA
NIQUERO, Granma.— La luz
del faro ha sido algo familiar en la vida de los habitantes de Cabo
Cruz. Muchos se habituaron a presenciar las noches iluminadas por
rayos intermitentes dirigidos a los extraviados.
Más de 130 años señalando el rumbo.
El jueves 7 de julio del
2005 todo cambió. Los vientos del huracán Dennis estremecieron la
añeja arquitectura e interrumpieron su funcionamiento.
Elsides Estrada
Rodríguez, desde la estación meteorológica enclavada en el lugar,
sintió después de las 9 de la noche la embestida del meteoro, en
nada parecida a la de anteriores huracanes.
Junto a él esperaron el
paso del ciclón allí otras 10 personas encargadas de cuidar las
propiedades de los vecinos.
El especialista del CITMA
resalta que las ráfagas llegaron a 238 kilómetros por hora a las
10:15 de la noche. Ese registro quedó para la historia, pues la torre
se rompió por la intensidad y dejó de marcar el anemorumbógrafo.
Estoy seguro de que las
ráfagas pasaron de los 300 kilómetros por hora, lo dice a partir de
su experiencia, y recuerda que la presión marcó 955 hectopascal, y
en 24 horas se registraron 160 milímetros de lluvia.
El monstruoso Dennis
partió también la torre del radioteléfono e interrumpió el
servicio de energía eléctrica. Hubo 17 minutos de calma que
permitieron salir afuera para presenciar la situación.
En la misma edificación
estaba el delegado del Poder Popular en la circunscripción, Alberto
Pérez Meriño, un veterano oriundo del lugar, quien informó que de
las 140 viviendas del asentamiento, fueron dañadas más de 120.
Además, instalaciones de la Pesca, el mercadito, y la panadería,
entre otros.
En su relato expone lo
rudo que resulta el golpe para el barrio. Nunca antes de 1959 tuvieron
atención de los gobiernos de turno; poco después del triunfo de la
Revolución hubo agua, electricidad, carretera hasta Niquero, bodega,
médicos, cafetería y una unidad pesquera con 17 embarcaciones
Los habitantes de Cabo
Cruz fueron evacuados en el Instituto Politécnico Raúl Aguiar.
Al farero Pablo Rodríguez
Ortega y a su esposa los sorprendió en Holguín. Su hijo Julio, del
mismo oficio, ahora ayuda a poner en funcionamiento el faro hasta que
se restablezca definitivamente.
Ibrahín Alcalá Piñón,
el secretario del núcleo del Partido en la zona, lamenta lo perdido,
pero le satisface que no hubiera daños a las personas. "Vamos a
restablecer la normalidad, el ánimo es el mejor", dice.
Los materiales de
construcción comenzaron a llegar. El jueves ya tenían tejas de
fibrocemento para arreglar viviendas sin techos. La respuesta ha sido
rápida —asegura Ibrahín—, no ha quedado nadie sin ayuda. Los
vecinos participan en la recuperación, pues todos quieren ver de
nuevo el Cabo como antes.
Cabo Cruz fue asiento de
piratas y corsarios que cruzaban el Caribe. El 3 de mayo de 1494
llegó a la bella tierra Cristóbal Colón durante su segundo viaje.
El faro comenzó a
construirse el 31 de enero de 1855 y aunque fue terminado el 5 de mayo
de 1871, había comenzado a prestar servicios años antes.
La instalación tiene
forma de cono recto, de 32 metros de altura, y emite destellos con
alcance de 36 millas náuticas. Pero la luz que más atraía la
atención hacia Cabo Cruz eran sus bellezas naturales y las
transformaciones sociales llegadas con la Revolución.
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