Cuba:   CATEGORÍA 5  En la lucha contra los huracanes 

14 de julio de 2005

De cómo la solidaridad puede desafiar la tristeza

SILVIA BARTHELEMY

Roberto Candelaria y Bertha Torres, un matrimonio del asentamiento rural La Antonia en el municipio habanero de Madruga, no olvidará nunca la noche del viernes 8 de julio del 2005, en que los vientos del huracán Dennis hicieron volar como hoja de papel el techo de su vivienda, y derribaron varias paredes del inmueble.

Foto: JUVENAL BALÁN Roberto y Bertha conversan con 
el Presidente del Consejo Popular
sobre los daños en su vivienda.

En la tarde del jueves, recuerda Roberto, nos dijeron que aquí los vientos "soplarían fuerte", y que por el estado de nuestra casa debíamos evacuarnos, pero nunca imaginamos que acabaría con las tejas y las paredes, aunque nos dio tiempo, afirma, a trasladar algunas cosas (televisor, colchón, ropas y otras pertenencias) a la casa de un vecino, donde conocimos, la noche del viernes, cómo "el monstruoso huracán hacía casi añicos nuestro hogar".

Cuenta Bertha que por esa zona todos los habitantes son una gran familia y que al amanecer después del paso de Dennis varios pobladores de La Antonia fueron hasta su casa y los apoyaron. Ese mismo día, comenta, varios vecinos les ayudaron a limpiar, recoger los escombros y tratar de organizar un poco...

En el momento de nuestro recorrido la Comisión de la Vivienda de ese Consejo Popular hacía el levantamiento para conocer los daños que sufrió el domicilio de "los Candelarias", como se le conoce a esa familia. Allí inspeccionaron el estado en que había quedado el inmueble e hicieron el dictamen de los recursos que necesitan para rehacer el hogar.

Orlando Sotolongo, presidente del Consejo, dijo que todavía no tenían con exactitud el número de viviendas afectadas, pero el mayor estrago de Dennis en Madruga fue precisamente en las casas.

En cada vivienda visitada hemos explicado, agrega, que estamos en la fase de reconocer la cuantía de los daños y su magnitud para, tan pronto como sea posible, iniciar la entrega de los materiales que les permitan la reconstrucción.

CORRIENTE SOLIDARIA

En un tramo de la carretera que va desde la capital hasta el municipio de Madruga, encontramos una brigada de linieros de Artemisa que trabajaba para restablecer el servicio eléctrico en ese territorio, donde el huracán Dennis derribó varios postes, dañó transformadores y averió líneas eléctricas.

Ernesto Gaínza asegura que, aunque su oficio
 es riesgoso, le reconforta saber que es
 de vital importancia para el pueblo.

Ernesto Gaínza, el liniero de mayor experiencia (40 años de servicios) comentó que hace tres días laboran en esa zona, pues tienen la misión "de hacer la luz en Madruga".

Aunque es un oficio en el que constantemente se desafía el peligro, asegura que el temor se olvida cuando sabes que tienes una gran responsabilidad con el pueblo, que el bienestar de mucha gente, incluso hasta de tu propia familia, depende del esfuerzo y el empeño que pongas en cada jornada de trabajo.

Ernesto recuerda con orgullo las veces que ha hecho sus maletas para brindar sus servicios a otras provincias (ha estado en Matanzas, Pinar del Río, Ciudad de La Habana) después del paso de varios fenómenos meteorológicos, y allí junto a su brigada ha devuelto la corriente a la población.

Aunque no piensa todavía en la jubilación, sí se reconforta al brindar sus conocimientos a los jóvenes que llegan al oficio, como en esta ocasión lo hace con Yudel Peñalver (25 años), quien solo lleva un año de labor y por primera vez trabaja fuera de Artemisa.

Yo tenía mucho temor con este viaje, dice Yudel, pues en casa dejé a mis hijas y a mi esposa, pero "el profe" me recordó las tantas ocasiones en que su familia ha quedado sola por él cumplir con su deber.

Como la brigada de Ernesto, otras de varios municipios y provincias vecinas apoyan al pueblo de Madruga, donde en algunas zonas como Aguacate ya disfrutan del servicio eléctrico y pronto se hará luz en todo el territorio.

   

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