12 de julio de 2005
Reciprocidad pinareña
Ronal
Suárez Ramos
PINAR DEL RÍO.—
Acostumbrados a recibir la solidaridad de todo el país ante
situaciones como las que hoy viven provincias del centro, occidente y
oriente cubanos, los pinareños se aprestaron a brindar ayuda donde
fuera necesario, tan pronto se conoció el rumbo definitivo de Dennis.
Incrementar la producción de madera aserrada es una de las direcciones
en que trabaja la provincia para contribuir a la recuperación.
Un contingente de 140
trabajadores de la Organización Básica Eléctrica (OBE) de la
provincia, con todo su equipamiento se constituyó de inmediato este
lunes y se mantenía a la espera, mientras laboraban en la
transformación y mejora de las redes de transmisión y distribución,
e instalación de grupos electrógenos.
Prácticamente todos
dieron el paso al frente, afirma el ingeniero Ramón Miguel Pedrera,
director de la OBE en la provincia, y agrega que ya se ha convertido
en una tradición del sector acudir en ayuda del territorio que lo
necesite.
El contingente pinareño,
dijo, está preparado incluso con sus abastecimientos y servicios, de
manera que no ocasionará molestias adicionales en el lugar donde sean
ubicados.
La colaboración comienza
a brindarse también en otros sectores. Gonzalo Rodríguez, delegado
provincial del Ministerio de la Agricultura, informó que priorizan el
envío de productos agrícolas a la Ciudad de La Habana para ayudar a
paliar el déficit que puedan estar enfrentando.
En la planta de
impregnación de madera de Guane están listos 3 800 postes de los que
se utilizan en los tendidos eléctricos para ser transportados adonde
se decida.
Otra dirección del
trabajo es la producción de madera aserrada, tan necesaria para las
obras en marcha. Estamos preparando condiciones para poner los
aserríos a toda capacidad tan pronto se estabilice la energía
eléctrica, expresó Rodríguez.
Mientras tanto, talan y
alistan cantidades adicionales de madera rolliza que estarán
disponibles para la recuperación.
Aún ayer la provincia
enfrentaba déficit de energía eléctrica, sin embargo, mantenía la
vitalidad de sus servicios básicos, como salud, bombeo de agua,
producción de pan y elaboración y distribución de leche.
La experiencia de
situaciones adversas similares en años anteriores permitía aplicar
alternativas que hacen más llevadera la vida de los pinareños,
dispuestos a reciprocar la solidaridad recibida durante y después de
los azotes de Isidore, Lili e Iván.
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