Manuel Lazo-Guanahacabibes

El primer escalón

Hablando en términos militares, habría que decir que la Zona de Defensa que abarca a los Consejos Populares de Manuel Lazo y Guanahacabibes constituyó el primer escalón en el enfrentamiento al terrible Iván, que durante casi una semana mantuvo en jaque al país.

Foto: AHMED VELÁZQUEZZona frecuentemente visitada por los fenómenos atmosféricos que buscan el Golfo de México, sus habitantes no olvidan el paso cercano de Isabel en 1964, de triste recordación por la destrucción causada en todo el occidente; el Gilbert, que aunque cruzó a 300 kilómetros de La Bajada cubrió al caserío con piedras marinas —tal como ocurrió ahora— además del Allen, el Alberto y más recientemente Isidore y Lili.

La primera victoria contra Iván, que había dejado una estela de muerte por el Caribe, se logró allí con las medidas excepcionales aplicadas para proteger a la población y sus bienes, en un ambiente que facilitó la comprensión y disciplina.

Pedro De Celis, integrante del Consejo de Defensa, insiste en que antes de adentrarnos en el tema observemos la pizarra donde se encuentran los datos de la evacuación: en centros habilitados se cobijaron 812 personas; en partes sólidas de las viviendas 1 903, mientras que eran acogidas por familias solidarias 4 160.

Se evacuó totalmente el poblado de La Bajada y todos los residentes en la península fueron protegidos en la planta baja de los edificios de El Vallecito y en una edificación sólida de la Empresa Forestal ubicada en El Valle.

Foto: SANTIAGO CALEROSacos llenos de tierra se utilizaron como medida de protección de los techos. 

"Hubo casas donde se reunieron 80 personas para pasar los momentos de peligro y otras que se llenaron de televisores, refrigeradores y otros enseres del hogar", comenta.

"Mantuvimos activados los servicios de salud con siete médicos que incluso atendieron casos de urgencia. Como daños principales se reportaron averías en el aserrío forestal La Jarreta, el centro escolar Hermanos Saíz, que perdió el techo de canelón a pesar de haber sido asegurado con alambre. Parcialmente fue afectada la cubierta del comedor del seminternado, una bodega de la que previamente se habían retirado las mercancías, y el techo de una escogida cuyo tabaco fue preservado con mantas impermeables, junto a otras edificaciones que sufrieron pérdidas menores.

Al centro internacional de buceo María La Gorda, no se podía acceder por carretera, pero sus medios, al igual que los de las instituciones asentadas en el cabo de San Antonio, fueron trasladados con anterioridad a lugares seguros, junto al personal y los turistas que hacían estancia allí.

¿Cómo, a pesar de haberse registrado vientos superiores a los 200 kilómetros de velocidad, los daños en las viviendas son inferiores a los sufridos durante los azotes de Isidore?

Alfonso Camejo, presidente del Consejo Popular de Manuel Lazo, considera que fueron varios los factores: "Hubo todo un proceso de información que creó conciencia del peligro; surgieron muchas iniciativas para asegurar los techos con varas, alambres, sacos de tierra; el papel de los delegados de circunscripciones y coordinadores de los CDR visitando casa por casa, fue sin duda decisivo".

"Existió además —reconoce— un factor objetivo: después de los azotes de Isidore y Lili, dos años atrás, se habían reparado o construido 1 398 viviendas, de las 1 530 que resultaron averiadas o dañadas, de manera que en esta oportunidad el fondo habitacional estaba en mejores condiciones para resistir los embates del viento."

Ayer, bien temprano, los 12 delegados del Poder Popular que integran el Consejo comenzaron la defectación de los inmuebles; tras visitar a 550 familias, el 62% de las viviendas presentaba algún tipo de daño, pero de menor cuantía que hace dos años, cuando el 82% se reportaba con algún tipo de avería.

En el primer escalón, pudiera afirmarse, la solidaridad y la previsión aseguraron la victoria ante el terrible Iván. (R.S.)

16-9-2004