| 
  
   Fidel junto a los pinareños Ronal Suárez Ramos y Ronald Suárez Rivas 
 Temprano en la mañana de este lunes, durante aproximadamente dos horas, Fidel analizó, en el Puesto de Dirección contra Catástrofes, las medidas puestas en práctica para salvaguardar las vidas de la población y contribuir a minimizar pérdidas económicas, mientras se mantenía en contacto con las autoridades de la Isla de la Juventud, para conocer los efectos del fenómeno atmosférico allí y valorar lo que pasaría cuando el huracán, de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, se aproximara al Cabo de San Antonio, la porción más occidental cubana. En conversación con la prensa y refiriéndose a la trayectoria del huracán, dijo que los daños hubieran sido incomparablemente superiores si se hubiesen hecho realidad los pronósticos iniciales. Manifestó que los mayores gastos hasta ahora se han realizado en la aplicación de las medidas para proteger a la población y la economía, que son recompensados con lo que se aprende, de mucha utilidad, pues es evidente que estos fenómenos van a ser más frecuentes, dado el cambio climático que es ya una realidad. Expresó que la solidaridad y la disciplina de la población han ido en aumento y se ha adquirido una cultura que permite perfeccionar los métodos para enfrentar estos contratiempos. Estimó que los mayores efectos del huracán se sentirán en la mitad occidental de la provincia a partir de su capital, y al respecto aseveró que los pinareños siempre están bien preparados. Durante la reunión recibió de María del Carmen Concepción, primera secretaria del Partido aquí, una detallada información de las medidas puestas en práctica, que incluían a esa hora (9 de la mañana) la evacuación de 220 000 personas, de ellas 38 000 en albergues y el resto en casas de familiares y vecinos. Al atardecer la cifra de personas que se encontraban protegidas, mediante algunas de esas variantes, ascendía a 234 627, equivalente al 32% de la población. Fidel se interesó igualmente por la situación de los embalses que se construyeron para evitar las grandes inundaciones de la ciudad pinareña y del pueblo de San Juan y Martínez, y constató cómo esas obras han desempeñado un importante papel y dan tranquilidad a los habitantes de los territorios mencionados. Posteriormente, el Comandante en Jefe, acompañado por María del Carmen Concepción, realizó un recorrido por la zona más occidental hasta el municipio de Sandino, donde precisó con sus autoridades las medidas aplicadas para proteger a la población, reducir los daños económicos y pasar con prontitud a la fase recuperativa. La provincia vivió ayer un largo día en espera de que Iván cruzara por algún lugar del occidente, que resultó ser muy próximo a la península de Guanahacabibes. En la capital todas las viviendas permanecían con puertas y ventanas cerradas, castigadas por rachas de viento, que en las últimas horas de la tarde y primeras de la noche eran intensas. En el puerto de Cortés el mar había penetrado más de 500 metros y en La Coloma se reportaban olas superiores a los tres metros de altura. Al anochecer se había interrumpido el servicio eléctrico en todo el territorio y desde los municipios más occidentales se conocían daños materiales aún sin precisar, entre ellos en las casas de curar tabaco, muy vulnerables por su gran altura. No se reportaba hasta entonces ninguna pérdida humana ni lesionados. En la mitad occidental de la provincia el promedio de lluvia registrado durante el día era de 50 milímetros, aunque las mayores precipitaciones tendrían lugar después. La dirección de la Organización Básica Eléctrica informó de averías en los tendidos del occidente del territorio, las cuales se cuantificarían en las primeras horas de la mañana de hoy. Un refuerzo de brigadas de linieros de otras provincias estaba listo para trasladarse a Pinar del Río y participar en la recuperación. 14-9-2004  |