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En la "escuela de los ciclones" RAMÓN BARRERAS FERRÁN CIENFUEGOS.— María Eugenia miraba con preocupación el techo de fibrocemento y las paredes de madera de su vivienda, ubicada en uno de los barrios periféricos de esta ciudad. Escuchaba los partes meteorológicos por la radio y el corazón le latía más fuerte. Pensaba en sus dos niños y en ella misma. Pero a la vez, sentía la seguridad de que no la dejarían sola ante la amenaza del poderoso huracán Iván. En dos ocasiones anteriores la habían evacuado con sus pequeños, cuando pasaron por tierra cienfueguera los ciclones Lili y Michelle. Sabía que de un momento a otro la vendrían a buscar. Todo lo tenía bien recogido y empaquetado, "porque hay que cuidar también lo que uno ha logrado tener con mucho esfuerzo". Ayer al mediodía llegó el camión y un representante de la Zona de Defensa le explicó la necesidad de que se evacuara, pues además de que la casa no es segura, la zona donde vive se inunda. En unos minutos estuvo en la escuela de siempre, "la de los ciclones", como ella la llama cariñosamente. "Solo tengo la preocupación de que Iván me lleve la casa, porque aquí nos atienden bien a todos..., hasta la leche de los niños me la garantizan, y tenemos un médico y una enfermera permanentemente. Usted se imagina cómo estaría yo con estos dos muchachos, sola, y los vientos apretando cada vez más. Eso es mejor ni pensarlo", afirma la joven María Eugenia, trabajadora de una lavandería. La mayoría de los cienfuegueros
que no tienen seguridad en sus casas, busca y encuentra protección en las de
familiares, amigos o vecinos, pero unos Solamente en la capital provincial, antes de la llegada de Iván estarán en sitios seguros unas 20 000 personas. "Y es posible que esa cifra se supere si el ciclón mantiene la fuerza que trae", asegura José Ramón Monteagudo, presidente del Consejo de Defensa Municipal. En todos los Centros de Evacuación existentes en la provincia y que darán protección a unas 106 000 personas estarán garantizados los servicios esenciales hasta tanto se restablezca la calma y las personas puedan, paulatinamente, regresar a sus hogares, siempre que no hayan sido afectados de manera total por los vientos y la lluvia. Es imposible en estas circunstancias dejar de pensar en los cientos de centroamericanos que perdieron la vida al paso del huracán Mitch y los miles que quedaron a la intemperie, sin ayuda de ningún tipo.
11-9-2004 |