La energía especial de los eléctricos pineros

Texto y fotos: Diego Rodríguez Molina

"A mí quien primero me dio la misión de ir a apoyar a los habaneros en el restablecimiento del sistema eléctrico, fue mi hija Queisa, de 12 años, quien enseguida que supo de los serios daños del huracán Charley en esas provincias me preguntó cuándo iba a apoyar allí...".

El liniero de la Isla de la Juventud Carlos Alberto Palacios renunció a sus vacaciones y cumplió el compromiso con su hija de ayudar a los habaneros.

Así lo confiesa el liniero Carlos Alberto Palacios, de la Empresa Eléctrica de la Isla de la Juventud, y narra que horas después cuando se le pidió su disposición, pensó en el deseo de su pequeña y el compromiso contraído con su familia.

"Por eso no solo asumí con gusto, sino que renuncié a las vacaciones que me correspondían para venir con mi brigada de construcción y mantenimiento de líneas y otras a cooperar en la zona de la Lisa, Marianao y Playa, en Ciudad de La Habana", donde se incorporaron de inmediato esta semana los 26 hombres, apenas llegaron por vía marítima procedentes del ultramarino municipio especial, prácticamente sin quitarse el salitre de su piel.

"Esa inspiración y respaldo de todas nuestras familias y vecinos es la energía extra que traemos los pineros a los hermanos habaneros en estos difíciles momentos que juntos venceremos", enfatiza el joven trabajador con 16 años de experiencia en la rama, que reedita una misión similar cuando marchó a apoyar a los capitalinos, en Capdevila, apenas pasó la llamada Tormenta del siglo, a principios de los años 90.

Terminaremos más rápido de lo esperado nuestra labor en el municipio capitalino de Playa, afirma Rafael Zulueta, uno de los jefes de brigada, la de reparación de líneas energizadas, y con 32 años en el sector.

"El trabajo que acometemos ahora es complejo y fuerte, pero con la unión de fuerzas que hemos logrado y el trabajo ininterrumpido emprendido, restableceremos paulatinamente el servicio y terminaremos más rápido de lo esperado", manifiesta Rafael Zulueta, uno de los jefes de brigada, la de reparación de líneas energizadas, que en sus 32 años en el sector tampoco olvida su participación en el apoyo a otras provincias después de ser azotadas por fieros huracanes, y menos el recibido de otras partes del país tras los embates del Lili en el 2002.

Una amplia representación del contingente pinero cuando los despidieron en el territorio pinero.

Ellos llegaron con todo los medios, desde equipos motorizados hasta las herramientas para lograr mayor autonomía y eficiencia en circunstancias que tanto exigen operatividad y diligencia; pero empezaron, sobre todo, con esa otra carga insustituible que representa el compromiso con sus familias, vecinos y compañeros de labor que orgullosos les vieron partir e inspira la satisfacción de reciprocar la oportuna ayuda recibida cuando la naturaleza se ensañó en los pineros hace casi dos años.

Y es que esa solidaridad que los cubanos desatan con más potencia que los huracanados vientos y hacen cada vez más común los trabajadores eléctricos, le viene de muy adentro, multiplica cada familia y crece con los niños que, como Queisa, la pequeña de Carlos Alberto, agigantan aún más sus anónimas y cotidianas proezas laborales.

 

23-8-2004