Solidaridad, la clave de la resistencia

RONAL SUÁREZ
FOTOS: DANIEL MITJANS

PINAR DEL RÍO.— Aunque por su posición geográfica, es una de las más atacadas por huracanes, la situación actual de la provincia no tiene precedentes. Hace 23 meses, dos de estos fenómenos atmosféricos asolaron el territorio más occidental cubano con solo 11 días de intervalo, pero 24 horas después las ciudades, pueblos y comunidades situadas en la parte Este disponían de energía eléctrica, y con ello de suministro de agua y otros servicios fundamentales.

Una de las primeras alternativas adoptadas en acueductos de los municipios, fue adaptarles motores de combustión interna aportados por la Agricultura.

Era posible elaborar alimentos en los territorios menos afectados y trasladarlos a los que habían sufrido el desastre; igualmente se procedía con otros recursos.

Ahora los vientos de Charley cruzaron por la vecina La Habana con muy pocos daños visibles en los municipios pinareños aledaños, pero destrozando en esa zona el Sistema Electroenergético Nacional y provocando un inmediato y severo impacto aquí con la falta total de suministro de electricidad.

De manera que, sin ser azotados por el huracán, tenemos hoy la peor situación del país, con la provincia totalmente apagada. ¿Cómo ha sido posible resistir? En primer lugar, por las bondades de nuestro sistema y por los sentimientos de solidaridad y cooperación que lo caracterizan.

Con plantas eléctricas móviles se mantienen activados los hospitales y han sido echados a andar varios acueductos, de los cuales otros funcionan con motores de combustión interna aportados por productores agrícolas y hasta movidos por la energía eléctrica que proporciona una refinería de azúcar.

El problema de la escasez de agua fue sin duda el más agobiante para las familias pinareñas, pues las pipas disponibles no alcanzaban ni para una solución a medias. Hoy el líquido llega por las cañerías a la mayoría de las poblaciones, bombas de mano en pozos habilitados contribuyen al suministro de comunidades, y la situación en general es mucho más holgada, aunque todavía hay zonas en situación precaria.

El cocido del pan en hornos de leña, 
una de las opciones para producir ese alimento. Las más de 80 panaderías 
de la provincia están activadas.

Las más de 80 panaderías con que cuenta la provincia siguen vendiendo ese producto, que elaboran grupos de trabajadores durante las 24 horas del día, en unos casos manualmente, en otros apoyados por pequeños motores de regadío, o utilizando la electricidad suministrada por alguna tienda que posee generador propio.

Hasta una carroza que animó el carnaval durante el mes de julio, se situó frente a la panificadora del Reparto Carlos Manuel de Céspedes, a la que aporta la energía necesaria, además de mantener animado al barrio.

No obstante el intenso calor que hace difícil conciliar el sueño durante la noche, al amanecer la gente se mueve hacia sus puestos de trabajo, excepto los que han sido temporalmente liberados. El comercio funciona normalmente y la gastronomía según se va disponiendo de agua.

Por las noches, en la penumbra generalizada, no faltan televisores alimentados por plantas o convertidores eléctricos, que en distintos puntos de la ciudad contribuyen a la información y el esparcimiento, aunque la cobertura no sea total.

A pesar de que no se dispone de refrigeración, no han faltado la leche y el yogur que reciben, respectivamente, los niños y adolescentes.

Diversas alternativas se han aplicado para mantener los medicamentos que necesitan almacenarse en lugares climatizados, mientras las farmacias de guardia permanecen abiertas toda la noche, alumbradas mediante convertidores que se complementan con baterías de vehículos de distintos organismos estatales.

Detrás (o más bien delante) de esas acciones, está la adopción de decisiones oportunas, la búsqueda de alternativas desde el nivel provincial hasta el Consejo Popular, la iniciativa creadora de muchas personas, y un gran espíritu de cooperación ante la adversidad.

Aunque en condiciones difíciles, Pinar del Río resiste y la vida se normaliza. Ya hace una semana que Charley nos hizo esta mala jugada, pero la voluntad no se ha resquebrajado. De ello es muestra uno de los últimos acontecimientos: el abanderamiento del Contingente Comandante Pinares, integrado por 500 trabajadores de la Agricultura, quienes contribuirán a la recuperación de la infraestructura tabacalera en territorio habanero.

 

20-8-2004