Hoy encontré a Sean Penn en el infierno de este mundo,
volví a pensar que estaba en una película hollywoodense.
Recorríamos las calles de Puerto Príncipe en busca de
historias cuando lo descubrí, a través de la ventanilla del
carro, entre un montón de gente. ¡Miren a Sean Penn!, grité.
No pasaron diez segundos y ya lo estábamos rodeando con
cámaras, micrófonos y grabadoras.

Estaba en uno de los campamentos improvisados donde
cientos de personas ven pasar las larguísimas horas luego
del terremoto. Y si para nosotros fue un suceso encontrarnos
con la estrella del cine norteamericano, para los haitianos
que allí se amontonaban en interminables filas, Sean Penn
era la esperanza de llevarse a la boca el único bocado del
día.
Que si fue esposo de Madonna, que si trabajó en tal o más
cual película, que si ganó un Oscar, que si estuvo en Cuba,
que si es apuesto... De todas estas cosas hablábamos a la
espera de que nos atendiera. De repente una idea me asaltó:
¿Sabrán los reunidos aquí quién es este hombre?
Definitivamente, no. Eso lo comprobé cuando un haitiano con
aires de instruido se ofreció para traducirnos lo mismo al
francés, que al inglés, que al español, o hasta al ruso si
hubiera sido necesario. Andaba buscando trabajo, y nos vio
caras de despistados frente al gran Sean. Quería traducirnos
la entrevista, aunque ni idea tenía de quién era nuestra
"presa".
Por la traducción, un poco rara, solo supimos que Penn
estaba allí para socorrer y que agradecía a Cuba por su
ofrecimiento de ayuda cuando el Katrina. En parte, eso ya lo
suponíamos, de poco nos sirvió la versatilidad lingüística
del amigo haitiano. Entonces, tuvimos que conformarnos con
la observación, método aprendido en las clases de
Metodología. Algunos a esa hora recordaron con malas caras
las lecciones de inglés que no aprendimos.
En el infierno de este mundo, Sean y su equipo intentaban
organizar la cola y explicar cómo preparar los alimentos,
mientras una cámara, manipulada por uno de los suyos, no le
perdía ni pie ni pisada. Una hora después, nos fuimos, no
habían terminado aún de preparar la entrega... o quizás ¿el
espectáculo?