|
23 de
abril de 2010
Para que Kevens vuelva a ser
campeón
LETICIA MARTÍNEZ
HERNÁNDEZ
Foto: JUVENAL BALÁN
Enviados especiales
PUERTO PRÍNCIPE, Haití.—
Kevens anda en muletas. Tiene diez años, le
falta parte de su pierna izquierda, pero no deja de jugar al
fútbol, esa pasión que a ratos le ayuda a olvidar pesares.
Dice que sus amigos llegan primero que él a la portería, le
cuesta trabajo ser ágil y quizás por eso, a veces, le dan
chance para golear. Cuenta este pequeño que adora a la
selección de Brasil y quiere ser como Ronaldinho. Pero eso
será luego, pues hoy Kevens tiene una cita importante: los
médicos cubanos medirán su muñón para pronto colocarle la
prótesis que lo hará más ágil en el terreno.
Kevens
y su mamá en la consulta.
Con una alegría inmensa llegaron a la
consulta Kevens Cemens y Marie Lucie, la mamá que sufrió un
desmayo aquel segundo día de febrero cuando vio a su retoño
sin pierna. Por la dolencia del pequeño, Marie no puede
trabajar. Salir a vender a la calle era su principal
sustento, pero la invalidez del niño la retiene en casa.
También la paraliza el temor de regresar y encontrarse de
nuevo con lo peor. Así fue aquella tarde trágica cuando la
tierra tembló y la tapia que separaba su casa de la contigua
se desplomó. Estaban los seis hijos juntos, sin embargo solo
el más pequeño resultó herido. Entonces Lucie sufrió, a su
regreso, los gritos de dolor de Kevens que tenía la
piernecita cercenada. Y ella no olvida aquel 2 de febrero,
mucho menos borrará esta mañana de abril cuando los doctores
Carlos Puentes y Denis Estrada toman las medidas al muñón de
su hijo, y le anuncian que en quince días le llevan la
prótesis a casa. Ella solo atina a decir: "No tengo gourdes,
pero sí mucho agradecimiento para dar". Eso bastó a los
cubanos.
Así de sensibles han sido los días de Carlos
y Denis en este Haití tan sufrido. Más de treinta años
restituyendo sueños a quienes los creyeron perdidos, no los
exonera de seguir sintiendo como la piel se les henchina
cuando devuelven la risa a niños como Kevens, o a jóvenes
como Robense, quien por más de doce años ha vivido pegado a
sus muletas. Para que Kevens vuelva a ser el campeón del
barrio, y Robense desande feliz los días en la Universidad,
vinieron los dos "profes". Y aunque ellos sigan preguntando
porque les dicen así, son muchos los que se suman al
apelativo, más que justificado por sus pasos en Angola,
Pakistán, El Salvador...
y por el amor que sienten hacia una profesión que tanto
alivia.
Puentes es especialista principal del
departamento de prótesis de Cuba RDA; Estrada, es licenciado
en rehabilitación. Ambos llegaron a Haití para evaluar
muñones, llevarse las medidas hacia Cuba y traer luego las
primeras prótesis. Son ellos la avanzada de lo que pronto
será el primer laboratorio de esos implementos tan
necesarios en un país donde miles de personas fueron
amputadas luego del sismo. Explica Denis, con las 34
muestras que llevarán a Cuba ya listas, que el trabajo ha
sido arduo: "Los pacientes se encuentran muy dispersos,
algunos hospitalizados, otros en los campamentos donde ahora
viven. A veces nos trasladamos hasta tres horas por
carretera para encontrarlos. Como los demás médicos,
trabajamos en condiciones de campaña, lo mismo en una carpa,
en un garaje, o debajo de un árbol. Pensamos regresar con
las prótesis en alrededor de quinces días. No debemos dejar
que pase mucho tiempo pues esos muñones pueden engordar o
adelgazar. Entonces la prótesis que traigamos corre el
riesgo de no servir".
Comenta el doctor Carlos Puentes que "no se
trata solo de colocar prótesis, sino de crearles habilidades
a los pacientes, de que aprendan a vivir con ellas, a
ponérsela, a quitársela ...
y de ayudarlos a que tengan una vida independiente. Ahora
estamos priorizando las prótesis de miembros inferiores,
porque desde el punto de vista médico es más factible. Un
paciente encamado puede tener otros trastornos como las
afecciones respiratorias, el engarrote de las articulaciones...
Queremos que puedan valerse por ellos mismos".
Con estos deseos llegaron los "profes" hasta
la cama de Filoset, la muchacha de 19 años que perdió una
pierna y estuvo a punto de morir cuando la hemoglobina le
bajó a dos. Entonces tuvo la suerte de que un médico cubano
le donara su sangre. Ahora la dicha volverá a sonreírle
cuando otros cubanos le devuelvan la posibilidad de caminar.
Y así, mientras Filoset vuelve a lucir hermosa, Kevens
seguirá goleando en la cancha del barrio. |