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24 de febrero de 2010

Dos meses después del terremoto

Sacudidas al deporte

LETICIA MARTÍNEZ HERNÁNDEZ
Foto: JUVENAL BALÁN ,
Enviados especiales

PUERTO PRÍNCIPE, Haití. — Dicen que a los haitianos les corre el fútbol por la sangre. Si no de qué otra forma explicar los persistentes juegos en medio de la calle cuando los estadios son ahora campamentos, o el pequeño espacio respetado en cada uno de estos lugares para que los niños pateen la pelota desde temprano.

Es que en Haití ni siquiera las sacudidas del peor terremoto de su historia pudieron borrar la pasión por el deporte, ese que ahora en medio de la tragedia trae diversión, sosiego, y olvidos momentáneos de cuánto se perdió.

Los estadios de fútbol acogen hoy a miles de desplazados por el sismo del 12 de enero.

Cuando puse mis pies por vez primera en esta tierra devastada me parecía increíble que la gente, aun en medio de tanta destrucción, tuviera tiempo para sudar al sol con un balón. En un inicio interpreté la supuesta "incoherencia" con falta de sensibilidad, con pocos deseos de salir de la tragedia, con la enajenación que pueden provocar catástrofes como estas... Pero más de dos meses recorriendo y viviendo este Haití, han trastocado muchas de las ideas preconcebidas y erróneas. Los haitianos viven y sufren el deporte, quizás por la añeja imposibilidad de subirse a dorados podios mundiales: otra de las deudas de esta "civilizada" humanidad con una de las naciones más empobrecidas del planeta.

Y es que, como dijo a Granma Daniel Pierre-Charles, director general del Ministerio de Deportes, Juventud y Acción Cívica de Haití, el movimiento deportivo aquí vivía su vía crucis desde antes del 12 de enero cuando lo poco que existía quedó destruido en un 90%. "Es difícil evaluar los daños pues no estábamos bien estructurados. Las instalaciones y los recursos humanos eran ya escasos. A ello habría que sumar que de las 20 delegaciones, 14 sufrieron daños severos por el sismo, que perdieron la vida alrededor de 25 miembros de la familia deportiva y que las pocas infraestructuras aún en pie están siendo utilizadas como albergue".

Las imágenes de aquel 18 de agosto del 2004, en el Estadio Nacional de Puerto Príncipe, cuando las selecciones de Haití y Brasil jugaron el Partido de la Paz, parecen lejanas, borrosas. Quienes presenciaron el legendario juego en un terreno donde se lucieron los estelares Ronaldo, Kaká, Roberto Carlos... no imaginaron que allí mismo vivirían alguna vez. Hoy el Estadio que recibió al equipo brasileño acoge a miles de desplazados por el sismo.

"Al Estadio Nacional se le había puesto un pasto artificial hace algún tiempo. Recientemente, en diciembre, también lo pusimos en el Centro Deportivo de Dadour, pero hoy ahí hacen sus vidas miles de haitianos. Igualmente el estadio de Leoganne no funciona, tampoco el de Petit Goave, ni el de Jacmel que está siendo utilizado como albergue. Esto se repite no solo en los sitios dañados, sino en las provincias hacia donde están yendo los desplazados."

Comentó Pierre-Charles, que el edificio del Ministerio de Deporte, Juventud y Acción Cívica será demolido por las fisuras que lo convierten en inhabitable. También la Federación Haitiana de Fútbol quedó convertida en ruinas. "Justamente a la hora del temblor estaban reunidos allí entrenadores nacionales de los equipos de primera y segunda división. Algunos de ellos murieron, esas son pérdidas directas. Pero no creo que exista una familia haitiana que no haya perdido a un ser querido, estas son secuelas sicológicas que también dañan a nuestros deportistas".

QUÉ HACER, CÓMO AYUDAR

Al igual que todo Haití, el movimiento deportivo aquí también intenta levantarse y sacudirse el polvo de tanto escombro, de tantas pérdidas, para como ave fénix alzar el vuelo tantas veces cercenado. De esos planes también habla el director del Ministerio de Deportes, Juventud y Acción Cívica.

"El deporte se hace sobre tres ejes: la infraestructura, los recursos humanos y las competencias. Pensamos que lo más importante es poder formar nuestros propios cuadros. Hoy tenemos 50 egresados de la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes de Cuba, y estamos haciendo gestiones para que regresen a hacer un segundo y tercer ciclo de preparación. También estamos viendo con las federaciones internacionales la posibilidad de recibir donaciones de infraestructuras. Es imprescindible, lograr una verdadera escuela de talentos pues los resultados no se adquieren de la noche a la mañana. Lleva trabajo a largo y mediano plazos.

"Ahora Cuba nos enviará cuatro técnicos que nos apoyarán en igual número de disciplinas: judo, tennis, fútbol y atletismo. Creo que a pasitos vamos a ir desarrollando nuestro deporte, como hace algunos años cuando tuvimos aquí 20 cubanos ayudándonos, en función de entrenadores, asesores y fisioterapeutas."

Y mientras estas y otras ayudas se concretan, allá en Champ de Mars, la plaza de los desplazados, una cancha improvisada de básquet se repleta de jugadores cada tarde, y en el campamento Simón Bolívar, de Leoganne, el pequeño Mulrique cuida como mayor tesoro la pelota de fútbol que le regalaron los venezolanos. No hay sismo que pueda sacudir semejantes pasiones.

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