13 de marzo de 2010
Dos meses
después del terremoto en HaitíEntre
olvidos, borrones y cuentas nuevas
L ETICIA MARTÍNEZ HERNÁNDEZ y JUVENAL BALÁN (foto), Enviados
especiales
PUERTO PRÍNCIPE, Haití.— Se cumplieron dos
meses del temblor, dos meses de que esta ciudad quedara en
ruinas y sus escombros cercenaran la vida de 300 000
personas. Más de un millón de haitianos continúan apuntando
en almanaques, las noches en que concilian el sueño casi a
la intemperie y a ras del suelo, los días en que la comida
no alcanza y la sed reseca hasta el alma. Mientras, la cola
de los que vinieron y ya regresan crece en el aeropuerto. Y
el flash de la foto final recuerda cuán pasajera puede ser
la ayuda.
Muchos
regresan a sus paradisíacos mundos, mientras la tragedia
hace su reinado en Haití.
Parece como si las imágenes de los primeros
días, cuando Haití volvió a ser noticia luego de tanto
silencio, hubieran sucedido hace siglos. Sin embargo, han
pasado solo 60 días y las trasnacionales de la información
apenas mencionan la catástrofe. Las citas en la Internet
decrecen. He aquí una prueba de ayer: luego de escribir la
palabra Haití y dar un clic para buscar noticias de última
hora, estas no sobrepasaban de seis, la mayoría relacionadas
con la grabación de tal canción o la realización de tal
concierto por este Haití, que hace muchos días dejó de ser
noticia. Y es que la furia de otro temblor, esta vez en
Chile, ha girado demasiado la atención.
Solo una nota alarma, y da razón a todos lo
que en algún momento alertaron sobre "la fiebre de Haití".
Señala la agencia alemana DPA que las contribuciones a esta
nación están estancadas, y cita a Elizabeth Byrs, portavoz
de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios
de la ONU: "Las donaciones para el paquete de ayuda por 1
400 millones de dólares se encuentran en un nivel casi
idéntico al de hace dos semanas. Los primeros 570 millones
de dólares pedidos por la ONU se recaudaron de forma casi
inmediata. Sin embargo, de la cifra del paquete completo,
que incluye desarrollo a más largo plazo, solo logró
reunirse un 49%".
Los días van pasando, y con ellos pasa
también el apuro por ayudar, esa prisa que en los momentos
iniciales hizo colapsar las vías de entradas a Haití, pero
que ahora se desvanece como agua entre los dedos. La
reciente visita del presidente haitiano René Preval a su
homólogo, Barack Obama, vuelve a poner el tema sobre el
tapete, pues mientras el mandatario norteamericano decía a
Preval que la crisis en Haití aún no terminaba y le
aseguraba su apoyo, otra era la historia fuera de la Casa
Blanca. En entrevista con el Washington Post, Preval dijo
que los líderes del Congreso recibieron apáticamente su
pedido de ayuda para superar el déficit presupuestario
previsto de 350 millones de dólares.
Días antes, el buque hospital estadounidense
Comfort zarpaba de las costas haitianas, pues según
informaron las fuerzas armadas de Estados Unidos había
completado su misión humanitaria en Puerto Príncipe. Este
enunciado fue hecho más de un mes antes del término de la
fase de emergencia decretado por el Ministerio de Salud
haitiano, durante la cual todos los servicios de salud son
gratis. El Comando Sur de EE.UU. dijo que las necesidades de
la población haitiana habían declinado en semanas recientes.
Así levantaba anclas el muy publicitado Comfort, mientras
los hospitales de esta capital continúan abarrotados de
enfermos.
A un mes del terremoto, en Haití la
catástrofe sigue latente aunque le importe a menos personas,
a menos decisores. Estas son algunas cifras de las Naciones
Unidas: 1 300 000 damnificados se hacinan en 900
campamentos, de ellos solo el 41% recibe una asistencia
suficiente para sobrevivir en condiciones mínimas.
Y mientras muchos foráneos regresan a sus
paradisíacos mundos, y voltean el rostro solo para decir
adiós a la tragedia, la temporada de lluvias, también de
huracanes, se arrima. Quizás cuando los vientos y las
lluvias se ensañen de nuevo con este país, volvamos a ver
aquí caras conocidas, volvamos a leer grandes titulares
sobre este pedacito de isla. Hasta entonces otras ayudas más
duraderas seguirán empeñadas en separar dos palabras, hasta
ahora prácticamente indisolubles: Haití y catástrofe.
|