Usted ve todo esto que se levanta aquí, eso
lo han montando ellos. Y cada vez que tenemos un problema,
aparecen. Ellos también son médicos, pero los médicos que
nos socorren a nosotros. Así habla el cirujano Suárez del
equipo de electromédicos que ha montado los cinco hospitales
de campaña de Cuba en Haití. A este que ayer quedó listo en
Arcahaie, localidad ubicada a unos 20 kilómetros de Puerto
Príncipe, se suman el de Croiax des Buquet, Jacmel,
Carrefour y Leoganne.
Son un team de cinco cubanos provenientes de
Camagüey, Las Tunas, Matanzas y Ciudad de La Habana, que
desde que pisaron Haití olvidaron las diferencias
territoriales, las áreas específicas de trabajo y quizás
hasta las rivalidades beisboleras. Parecen los "cincos
mosqueteros" cuando despliegan el hospital. A la cuenta de
tres, y con ayuda de los doctores, cargan pesadas cajas,
instalan redes eléctricas, y como si armaran un complicado
rompecabezas ponen los pequeñísimos tornillos y piezas que
sostendrán los equipos médicos. Es entonces cuando el
fornido Osmín Camero, que antes trasladó grandes cargas,
dice que ahora necesitaría manos de mujer. Aun así, no hay
tornillo que se le escape y termina armando con una maña
increíble el monitor para la sala de terapia intensiva.
Entre piezas y cajas, comenta Osmín,
electromédico, que luego ensamblarán cuatro ventiladores
pulmonares. Agrega que montaron la máquina de anestesia, y
el salón de operaciones quedó listo con su mesa quirúrgica,
la aspiradora y las lámparas. Si todo sale bien, terminamos
el trabajo en dos días, máximo en tres.
Siempre
hay tiempo para intercambiar con la población.
Y es que a este equipo lo acompaña, como
tesoro más preciado, la experiencia. Uno de ellos, el
ingeniero Julio César Sáenz, estuvo en Pakistán cuando el
terremoto del 8 de octubre del 2005, donde levantaron ¡34
hospitales de campaña!, y explica cómo se instalan estos
centros: "Se montan a partir de la unidad quirúrgica, la
terapia intensiva y el postoperatorio, en conjunto con el
laboratorio clínico para habilitar entonces todo el sistema
hospitalario. Con la carpa donde se recibe a los pacientes,
suman, como promedio, cinco en cada hospital. Además
desplazamos las casas de campaña donde se alojan los médicos
y enfermeros".
En varias ocasiones Julio César menciona la
palabra flujograma, y ante nuestras caras de dudas explica
que estos hospitales no se montan arbitrariamente. Tienen un
orden, un diagrama que guíe, por ejemplo, por dónde entrar a
consulta, y luego hacia cuál sala ir, no se pone un carpa
detrás de la otra por simple azar.
Pero ahí no terminan. Dice el ingeniero que
por el calor de Haití climatizarán áreas como las unidades
quirúrgicas, para lo cual ya adaptan bases y hacen montajes
convencionales de clima. Para Julio César, estos hospitales
de campaña solo tienen ese término por el despliegue en
carpas, pues la tecnología es de avanzada, la misma que se
usa en centros hospitalarios normales en Cuba.
Con esto concuerda el joven Jorge Luis
Núñez, especialista de servicios técnicos de equipos médicos
del Instituto Central de Investigaciones Digitales, quien
agrega que "los aparatos son fabricados en Alemania, Japón y
una buena parte en Cuba. De la mayor de las Antillas traen
el monitor de parámetros fisiológicos Doctus VI para dar
seguimiento a los signos vitales; el oxímetro de pulso que
lleva una batería para chequear la oximetría de manera
ambulatoria; el desfibrilador para la reanimación cardiaca,
que en su nueva versión trae también paletas pediátricas con
qué reavivar a los niños; y el electrocardiógrafo, muy
divulgado hoy en nuestros policlínicos. Cuba ya comercializa
esta tecnología en naciones como México, Venezuela y
Argelia".
Comenta Jorge Luis que salió de su país con
la misión de solucionar los problemas de instalación de los
equipos, pero en Haití ha tenido que hacer de todo. Ayuda a
instalar las carpas, a montar grupos electrógenos, a buscar
la distribución de agua potable para los laboratorios, a
hacer redes eléctricas...
Dice que el team de electromédicos está
poniendo el pecho a la situación y que les toca echar pa’
alante, a pesar del anonimato. Palabra esta muy
cuestionable, más cuando llega al hospital de campaña de
Arcahaie el primer paciente, y gracias al sudor de los
electromédicos tiene dónde atenderse. Es Abdiala Joseph,
quien en un accidente se lesionó la rótula de la pierna
derecha. Empieza, aún sin terminar de montarse, el trabajo
en Arcahaie. Mientras los doctores sanan, los electromédicos
apuran sus labores.