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De nuestros reporteros

8 de febrero de 2010

Anonimato en campaña

Leticia Martínez Hernández
Fotos: Juvenal Balán
(Enviados especiales)

PUERTO PRÍNCIPE, Haití.— Dice el cirujano Oscar Suárez que ellos no fueran nada sin los electromédicos. "Nosotros hemos trabajado de noche, de madrugada... pero ellos no se quedan atrás. Estos muchachos también han sudado, son el apoyo muchas veces anónimo, pues siempre sale el médico consultando, pero detrás de nosotros, tiene que haber un electromédico".

El salón de operaciones también quedó listo.

Usted ve todo esto que se levanta aquí, eso lo han montando ellos. Y cada vez que tenemos un problema, aparecen. Ellos también son médicos, pero los médicos que nos socorren a nosotros. Así habla el cirujano Suárez del equipo de electromédicos que ha montado los cinco hospitales de campaña de Cuba en Haití. A este que ayer quedó listo en Arcahaie, localidad ubicada a unos 20 kilómetros de Puerto Príncipe, se suman el de Croiax des Buquet, Jacmel, Carrefour y Leoganne.

Son un team de cinco cubanos provenientes de Camagüey, Las Tunas, Matanzas y Ciudad de La Habana, que desde que pisaron Haití olvidaron las diferencias territoriales, las áreas específicas de trabajo y quizás hasta las rivalidades beisboleras. Parecen los "cincos mosqueteros" cuando despliegan el hospital. A la cuenta de tres, y con ayuda de los doctores, cargan pesadas cajas, instalan redes eléctricas, y como si armaran un complicado rompecabezas ponen los pequeñísimos tornillos y piezas que sostendrán los equipos médicos. Es entonces cuando el fornido Osmín Camero, que antes trasladó grandes cargas, dice que ahora necesitaría manos de mujer. Aun así, no hay tornillo que se le escape y termina armando con una maña increíble el monitor para la sala de terapia intensiva.

Entre piezas y cajas, comenta Osmín, electromédico, que luego ensamblarán cuatro ventiladores pulmonares. Agrega que montaron la máquina de anestesia, y el salón de operaciones quedó listo con su mesa quirúrgica, la aspiradora y las lámparas. Si todo sale bien, terminamos el trabajo en dos días, máximo en tres.

Siempre hay tiempo para intercambiar con la población.

Y es que a este equipo lo acompaña, como tesoro más preciado, la experiencia. Uno de ellos, el ingeniero Julio César Sáenz, estuvo en Pakistán cuando el terremoto del 8 de octubre del 2005, donde levantaron ¡34 hospitales de campaña!, y explica cómo se instalan estos centros: "Se montan a partir de la unidad quirúrgica, la terapia intensiva y el postoperatorio, en conjunto con el laboratorio clínico para habilitar entonces todo el sistema hospitalario. Con la carpa donde se recibe a los pacientes, suman, como promedio, cinco en cada hospital. Además desplazamos las casas de campaña donde se alojan los médicos y enfermeros".

En varias ocasiones Julio César menciona la palabra flujograma, y ante nuestras caras de dudas explica que estos hospitales no se montan arbitrariamente. Tienen un orden, un diagrama que guíe, por ejemplo, por dónde entrar a consulta, y luego hacia cuál sala ir, no se pone un carpa detrás de la otra por simple azar.

Pero ahí no terminan. Dice el ingeniero que por el calor de Haití climatizarán áreas como las unidades quirúrgicas, para lo cual ya adaptan bases y hacen montajes convencionales de clima. Para Julio César, estos hospitales de campaña solo tienen ese término por el despliegue en carpas, pues la tecnología es de avanzada, la misma que se usa en centros hospitalarios normales en Cuba.

Con esto concuerda el joven Jorge Luis Núñez, especialista de servicios técnicos de equipos médicos del Instituto Central de Investigaciones Digitales, quien agrega que "los aparatos son fabricados en Alemania, Japón y una buena parte en Cuba. De la mayor de las Antillas traen el monitor de parámetros fisiológicos Doctus VI para dar seguimiento a los signos vitales; el oxímetro de pulso que lleva una batería para chequear la oximetría de manera ambulatoria; el desfibrilador para la reanimación cardiaca, que en su nueva versión trae también paletas pediátricas con qué reavivar a los niños; y el electrocardiógrafo, muy divulgado hoy en nuestros policlínicos. Cuba ya comercializa esta tecnología en naciones como México, Venezuela y Argelia".

Comenta Jorge Luis que salió de su país con la misión de solucionar los problemas de instalación de los equipos, pero en Haití ha tenido que hacer de todo. Ayuda a instalar las carpas, a montar grupos electrógenos, a buscar la distribución de agua potable para los laboratorios, a hacer redes eléctricas...

Dice que el team de electromédicos está poniendo el pecho a la situación y que les toca echar pa’ alante, a pesar del anonimato. Palabra esta muy cuestionable, más cuando llega al hospital de campaña de Arcahaie el primer paciente, y gracias al sudor de los electromédicos tiene dónde atenderse. Es Abdiala Joseph, quien en un accidente se lesionó la rótula de la pierna derecha. Empieza, aún sin terminar de montarse, el trabajo en Arcahaie. Mientras los doctores sanan, los electromédicos apuran sus labores.

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