PUERTO PRÍNCIPE, Haití.— Quien recorra por estos días las
calles de la capital haitiana puede suponer, aun si ser
especialista, que el peligro de las epidemias pende sobre
ella. La acumulación de escombros, el estancamiento de aguas
albañales, la proliferación de vectores, y las pésimas
condiciones en las que hoy viven miles de personas hacinadas
en plazas y parques, vuelven caótica una situación que desde
antes del sismo ya era crítica.
Las
pésimas condiciones en las que hoy viven miles de haitianos
vuelven caótica una situación que desde antes del sismo ya
era crítica.
Para conocer detalles de las condiciones epidemiológicas
de la ciudad de Puerto Príncipe, y de cómo los cubanos
ayudan a controlarla, Granma conversó con el doctor
Gonzalo Estévez, epidemiólogo de la Brigada Médica en Haití.
¿Qué situación higiénico sanitaria presenta la capital
haitiana?
"Puerto Príncipe mostraba un cuadro higiénico sanitario
deplorable desde antes del terremoto. En esta ciudad no
existe ningún sistema de recogida y disposición final de la
basura, que abarque a toda la capital. Solo tienen pequeños
sistemas particulares que dan atención a quien pueda
pagarlos. No cuentan con un alcantarillado de calidad, el
que poseen es de la época colonial y está obstruido en la
mayoría de los lugares, los residuales líquidos corren por
las calles. A eso habría que agregar la gran infestación de
roedores y cucarachas.
Luego del terremoto se trastornó por completo el hábitat
de estos vectores. En un primer momento trataron de huir del
temblor de tierra, porque ellos lo perciben antes que los
seres humanos. Entre las 24 a 48 horas, después del
terremoto, dejaron de esconderse y comenzaron a buscar
comida. A esta situación se suma el hecho de que miles de
haitianos salieron de sus casas, (de las cuales más del 70%
quedó inhabitable), y hoy viven en las calles, por tanto las
personas se encuentran en lugares inadecuados, susceptibles
a las enfermedades, y los vectores que las transmiten.
Conocemos que en Puerto Príncipe había una alta
incidencia de enfermedades transmisibles como la fiebre
tifoidea, el dengue, el paludismo y la leptospirosis.
Estamos a dos semanas del terremoto y ya comienzan a ser
frecuentes las diarreas y los vómitos. Hemos diagnosticado
casos de paludismo, dengue y tétanos. Unos meses antes
habían sido detectados en Haití casos de difteria, y habían
sido reportados, además, 58 de la influenza A H1N1.
¿Cómo evitar que se desaten las epidemias? ¿Cómo ayudan
los especialistas cubanos?
"Desde Cuba ha llegado un equipo de 64 compañeros, con
epidemiólogos, entomólogos y fumigadores. Nuestro objetivo
es prevenir todas estas enfermedades, comenzamos a trabajar
sobre los factores de riesgo. Salimos a las calles,
primeramente, para brindar una educación sanitaria sobre
cómo conservar el agua, cómo hacer una disposición correcta
de los residuales y cómo manipular los alimentos, pues hoy
cocinan al aire libre.
¿De qué manera enseñan?
En los campamentos donde ahora viven los haitianos, hemos
ido colgando pancartas y entregando plegables escritos en
creole, que enseñan cómo conservar la higiene. De paso,
también pesquisamos buscando enfermos. Los estudiantes y
médicos haitianos que acompañan a nuestros galenos, vinieron
desde Cuba con sus mochilas cargadas de medicamentos para
atacar los posibles casos.
¿Comenzaron también a vacunar?
Hemos vacunado con toxoide tetánico para evitar el
tétanos. Ahora la Organización Panamericana de la Salud ha
traído vacunas dúplex para la difteria y el tétanos, otra
para el sarampión y la rubeola, y vacunas triples para la
difteria, la tos ferina y el tétanos. Con ellas comenzaremos
el domingo una campaña de vacunación.
¿Y la fumigación?
Trajimos un equipo para la vigilancia y la lucha
antivectorial, pues muchas de las enfermedades mencionadas
son transmitidas por ratones, moscas y mosquitos. Estamos
listos para empezar a fumigar, solo esperamos la
autorización del gobierno haitiano para el uso de
plaguicidas, pues todos los países tienen regulaciones al
respecto. Estamos seguros de que se aprobará, porque
utilizamos solo los plaguicidas admitidos por la OPS.
Usaremos, entre otros equipos, bazucas pequeñas, idóneas
para manipularlas dentro de los improvisados campamentos, y
otras de mayor alcance que permitirán que las nubes de
plaguicidas lleguen a un radio más amplio.