(18 de marzo de 2004)
Iraq, un año después
ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
Cúmplese este 20 de
marzo el primer año de la invasión y ocupación de Iraq por las
tropas norteamericanas y británicas.
La más sencilla de las
evaluaciones, tanto desde el punto de vista militar, como político,
económico y social, lleva a una sola conclusión: Fracaso, caos,
ingobernabilidad, destrucción y muerte.
La
gráfica de Reuters recuerda los bombardeos a Bagdad los primeros días
de la agresión.
Y se suma a lo anterior,
el total descrédito para la administración norteamericana del
presidente George W. Bush, quien inventó para la agresión, armas
que nunca existieron y vínculos con Al Qaeda no comprobados.
La gran mentira fraguada
en Washington tuvo sus segundones en Londres y Madrid: Los gobiernos
de Anthony Blair y José María Aznar, además de salpicados con la
sangre de miles de civiles iraquíes muertos, están hundidos hasta
los tuétanos en su triste papel de bufones del imperio.
MUERTE, DESTRUCCIÓN
Y PRESOS
En los 12 meses
transcurridos desde que Bush —ignorando y humillando a la ONU—
invadió a Iraq, las fuerzas invasoras han provocado muerte y
destrucción por todas partes.
Bombas y misiles
arrasaron palacios, museos, mezquitas, industrias, escuelas.
El saqueo perpetrado por
las fuerzas de ocupación y elementos internos y externos que se
aprovecharon de la situación, privó al país de un tesoro
irreparable formado dentro de una de las primeras culturas de la
Humanidad.
Además de los miles de
muertos civiles —cifra que Estados Unidos nunca facilita—, de
los 17 000 iraquíes que se mantienen detenidos en cárceles
norteamericanas y británicas, sin derecho a abogados ni a juicio, y
sin visitas de sus familiares, poco o nada se dice de los niños y
ancianos que siguen falleciendo víctimas de la desnutrición, falta
de medicamentos o sencillamente por el veneno esparcido por las
bombas revestidas de uranio empobrecido y lanzadas por decenas de
miles en territorio iraquí.
FÁBRICAS CERRADAS,
DESEMPLEO...
De acuerdo con datos
suministrados por Organizaciones No Gubernamentales (ONG), casi el
80% de las fábricas está cerrado o fue devastado por los
bombardeos.
Una cifra superior al
50% de la fuerza laboral activa está desempleada, y cientos de
miles de militares del Ejército del Gobierno de Saddam Hussein han
quedado en la calle, sin empleo ni salario, y con la consiguiente
situación crítica para millones de familias.
Se dice que a un año de
la invasión y ocupación de Iraq las supuestas nuevas autoridades
nada han hecho para que, el 80% de la población deje de vivir por
debajo de los niveles de pobreza.
Tampoco les interesa que
la mortalidad infantil ande por los 108 fallecidos por cada 1 000
nacidos vivos y la esperanza de vida no supera los 60 años.
El 60% de la población
depende para vivir de raciones de alimentos controladas, y el 50% no
tiene acceso al agua potable. Los apagones diarios promedian las 10
horas.
El petróleo, fuente de
vida y desarrollo para el país, con reservas estimadas en 113 000
millones de barriles, que lo ubican en segundo lugar mundial después
de Arabia Saudita, y cuya producción alcanzó en 1991 la cifra de
3,4 millones de barriles por día, ahora solo ha llegado a 2,5
millones.
Además, todo el petróleo
que se produce y exporta está bajo el dominio de las fuerzas
norteamericanas de ocupación, y en lo adelante será privatizado y
puesto a disposición de empresas transnacionales, principalmente
norteamericanas.
ANARQUÍA,
INCERTIDUMBRE, TEMOR...
Cuentan algunos
periodistas que frecuentan Iraq en estos tiempos, que la anarquía
se ha apoderado del país. En Bagdad, por ejemplo, los pocos
ministerios donde las fuerzas norteamericanas de ocupación han
habilitado oficinas de trabajo, viven bajo la incertidumbre y el
temor de un posible atentado. Se han construido muros de protección
a sus alrededores, y la entrada y salida de cualquier persona se
rige por reglas estrictas al estilo de un permanente campo de
concentración.
Lo primero que ha
privatizado la administración estadounidense en Iraq es el propio
Estado, ahora en manos de fuerzas foráneas y un llamado Gobierno
provisional impuesto por Washington con 25 personas traídas desde
el extranjero donde radicaban.
A Iraq, luego de la
ocupación, han llegado las mafias financieras que han comprado los
activos nacionales y que ahora los ponen al servicio de los
inversionistas extranjeros bajo supervisión colonial.
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