(30 de octubre de 2003)
Otra respuesta
equivocada
MIGUEL ÁNGEL UNTORIA
PEDROSO
Más de 200 muertos ya
son bastante como para preocupar no solo a los familiares y a los
propios soldados que se encuentran en el frente de batalla iraquí,
sino también a la dirección política y militar estadounidense.
Por este motivo, según
un artículo del diario The New York Times, el Pentágono está
trabajando en un proyecto secreto del Ejército y la Fuerza Aérea
para incrementar las actividades de inteligencia militar con vistas
a poder enfrentar con éxito la creciente resistencia iraquí a la
presencia de sus tropas en el país.
Pero, como casi siempre,
acuden a la búsqueda de una supertecnología que el paso del tiempo
se ha encargado de descalificar.
Los planificadores del
Pentágono pretenden descubrir a tiempo para poder contrarrestarlos,
los ataques y emboscadas que diariamente se realizan contra sus
efectivos militares. Desde luego, esto tendrá un costo de millones
y millones de dólares, con lo que el único resultado favorable será
para el Complejo Militar Industrial.
Lograr anticipar ataques
y emboscadas, requiere de un inmenso volumen de información sobre
el posible adversario a tiempo real, que permita una detallada
planificación y estrecha coordinación de las acciones de
respuesta.
Para tener una idea de
la envergadura de las aspiraciones del Pentágono, baste señalar
que recientemente el comandante de las tropas de Estados Unidos en
Iraq, el teniente general Ricardo Sánchez, admitió que las
acciones de la resistencia iraquí continúan aumentando y en la
actualidad, durante las últimas tres semanas, alcanzan un promedio
de 20 a 25 por día lo que incrementa considerablemente las bajas.
Según datos publicados
por diferentes fuentes, incluido el Times, más de 200 militares
estadounidenses han perdido la vida en Iraq, y de ellos 114 murieron
después del 1ro. de mayo, fecha en la que el presidente George W.
Bush declaró que las grandes acciones combativas de la invasión a
Iraq habían terminado.
Entre las cifras
millonarias que el Ejército y la Fuerza Aérea pretenden emplear en
los nuevos métodos para enfrentar a los efectivos iraquíes que se
le oponen, hay unos 335,5 millones de dólares que según el propio
subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, serán empleados para
impulsar la producción y adquirir nuevos métodos para la lucha
contra la insurgencia.
En particular, Wolfowitz
—quien acaba de salir ileso de una de las acciones de la
resistencia iraquí, que atacó con cohetes el hotel donde se
hospedaba en Bagdad—, informó al Congreso el empleo de 38,3
millones de dólares para comprar aerostatos equipados con cámaras
digitales de gran alcance que permitirán controlar el movimiento de
los insurgentes.
Está prevista también
la instalación de nuevos sistemas de radar y otros sensores remotos
en los aviones sin piloto del tipo Predators, para la búsqueda de
ingenios explosivos caseros y movimiento de personal en determinadas
regiones. Con este objetivo, personal de la Fuerza Aérea trata de
asimilar las experiencias sobre la técnica de vigilancia aérea de
la policía de Nueva York, desde helicópteros en áreas urbanas.
Otros 30 millones de dólares
serán gastados para equipos de interferencia electrónica capaces
de inutilizar cargas explosivas con detonadores de control remoto.
Asimismo, 70 millones de
dólares serán empleados en la investigación y en el desarrollo de
lo que han dado en llamar "tecnologías de reacción rápida y
nueva solución".
Aunque los millones en
juego son muchos, y la tecnología resulta verdaderamente novedosa,
una vez más los expertos del Pentágono han olvidado las
experiencias del pasado, Viet Nam por solo citar una, y buscan la
respuesta equivocada.
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