(4 de julio de 2003)
En el
conflicto iraquí
Managua pide
"ayuda" para "ayudar"
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JOAQUÍN
RIVERY TUR
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El gobierno de Estados
Unidos quiso por todos los medios que su ataque a Iraq fuese
secundado por las Naciones Unidas y por la OTAN, y no logró ni una
cosa ni otra por una razón muy simple: jamás aportó ninguna razón
valedera para que los demás estados le creyeran.
La
misma Nicaragua conoció más
de una vez la invasión de las
tropas estadounidenses.
Una vez destrozado y
ocupado el país, Washington se dio a la tarea de buscar quiénes
pudiesen hacerle compañía en la inmoral tarea de administrar un país
que tiene su propia población y, además del grupo de Anthony Blair
y de José María Aznar, los que se han prestado a "enviar
tropas" son un número de países comprometidos hasta la médula
con la Casa Blanca.
Para no mencionar a la
obediente Polonia y otras naciones que fueron socialistas no hace
mucho y ahora basta un chasquido de los dedos del mandatario
estadounidense para que echen a andar detrás, entre los que han
ofrecido enviar tropas está el eco salvadoreño de la política
norteamericana, Francisco Flores, quien por estos días anda muy
preocupado por el hecho de que Estados Unidos se vea ante la
posibilidad de tener que lidiar con un gobierno del Frente Farabundo
Martí por la Liberación Nacional.
En Centroamérica lo
secundan Honduras y Nicaragua en los mismos empeños, pero la
iniciativa nicaragüense es muy original, porque ofreció enviar 230
efectivos a la zona iraquí humillada por soldados españoles que no
tienen nada que ver con los compromisos de su Jefe de Gobierno de
hacerle coro a W. Bush.
El problema del Gobierno
de Managua radica en que dice no tener dinero para enviar el
contingente en una maniobra que rechaza buena parte de una oposición,
en particular el Frente Sandinista, por su carácter sumiso a
Estados Unidos.
Así, el ministro de
Relaciones Exteriores de Nicaragua, Norman Caldera, confirmó haber
solicitado a Estados Unidos, Gran Bretaña y España una
"compensación económica", aunque no precisó el monto
del dinero pedido.
He aquí que el Gobierno
de Managua encontró una vía para sacarles provecho a las
necesidades que los agresores tienen de internacionalizar la ocupación,
repartir culpas y responsabilidades para luego enmascararse con el término
de "coalición".
Enrique Bolaños no podía
permitir que la oportunidad pasase sin sacarle el jugo. Posiblemente
cuando reclamó participar en "misiones de ayuda
humanitaria" en Iraq, ya estaba pensando en ello. Magnífico,
queda bien con Estados Unidos, y de paso hay algún ingreso que
puede ir a parar a cualquier sorprendente bolsillo.
Por si acaso, el general
de brigada César Delgadillo, insistió ante la prensa que
"cada soldado lleve un documento en el que se diga que va en
forma voluntaria", y también se comenta que cada uno de ellos
irá protegido con un seguro de vida.
Todas estas medidas son
obvias, pues el que va con uniforme a Iraq no va en son de paz, sino
en papel de ocupante y enemigo. Tiene que atenerse a ello, sobre
todo si secunda el expansionismo militarista del grupo fascistoide
que domina en Washington y le sirve de la manera más criminal, esto
es, enviando a jóvenes nicaragüenses como carne de cañón.
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