(19 de junio de 2003)
Emperador
busca prórroga
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MIGUEL ÁNGEL
UNTORIA PEDROSO
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Cuando
los disparos en Bagdad y en otras ciudades iraquíes incrementan las
muertes de soldados norteamericanos y mientras recibe múltiples críticas
por no combatir eficazmente la recesión en su país, el presidente
norteamericano George W. Bush trata de reafirmar su imagen y se
preocupa ya de otra campaña, la de su posible reelección dentro de
dos años.
Los comentaristas políticos
en Washington consideran que "Bush está en campaña electoral
desde hace varias semanas", en especial después de haber
proclamado el fin de las hostilidades en Iraq, el 1ro. de mayo.
En una de las
actividades que realizó con franco matiz electorero, Bush afirmó
que la guerra contra el terrorismo no se ha terminado y que
desconoce cuál será "el día de la victoria final". Lo
que puede tomarse sin temor a equivocación como una amenaza de
nuevas aventuras bélicas.
Unos días después, dio
un nuevo paso, y presentó ante la burocracia electoral los
documentos necesarios para dejar establecido de forma oficial su
entrada en las elecciones del 5 de noviembre del año 2004, para
lograr un segundo mandato.
En consecuencia con esa
decisión, queda autorizado para nombrar a sus jefes de campaña
electoral y a recolectar dinero para ella.
Mientras Bush se dedica
a estos asuntos donde mezcla lo bélico con las ansias de reelección,
uno de los aspirantes a la candidatura presidencial por el Partido
Demócrata, Richard Gephardt, le avisa que está perdiendo una
batalla más sensible para el país, la económica y que no puede
hacer dos cosas al mismo tiempo.
Ganó en Iraq, pero está
perdiendo en casa con la economía, le recordó.
Sobre el tema, Roberto
Recia, profesor de políticas económicas y sociales en la
Universidad de Bardéis, California, afirma que el 6% de desocupación
que se informa en el país no refleja la realidad sobre la cantidad
de norteamericanos que están sin trabajo.
Recia señala que la
situación de los estadounidenses desempleados es la peor en casi 40
años.
Finalmente, el belicista
Presidente lanzó la noche del 17 de junio en un hotel de
Washington, ante unas 2 000 personas, una campaña de recolección
de fondos para financiar su campaña electoral del año próximo,
tanto en lo personal, por su reelección, cuanto para los demás
cargos a los que aspira su partido.
Según un despacho de
ANSA, Bush recaudó esa noche unos cuatro millones de dólares, ya
que cada asistente al acto pagó 2 000 dólares para escuchar su
discurso y compartir una cena.
En total, aspira a
recolectar entre 170 y 200 millones de dólares para solventar los
gastos de la campaña.
Durante la cena, el
emperador reeleccionista pronunció un discurso en el que repasó la
agenda de su Gobierno hasta el próximo fin del mandato, la guerra
contra el terrorismo y el impulso a la economía a partir de
desgravaciones fiscales y reforma del sistema asistencial fueron
ejes de la disertación.
La campaña hacia la
reelección en el 2004, está controlada por el consejero Karl Rove,
considerado por muchos como el "cerebro político" del
Presidente.
No obstante, sus más
cercanos colaboradores tratan de ajustar todos los detalles y
trabajan fuertemente para evitar que a Bush hijo le ocurra lo mismo
que a Bush padre, quien después de vencer en la Guerra del Golfo,
fue derrotado en las elecciones de 1992, por William Clinton,
entonces desconocido gobernador de Arkansas.
El diario The New York
Times señaló recientemente que en busca de publicidad Bush hará
coincidir el inicio de su campaña con un nuevo aniversario de los
ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.
Según los consejeros
presidenciales, en esta nueva campaña esperan gastar unos 200
millones de dólares, cifra que duplica lo empleado en su primera
elección.
El dinero sería
empleado en anuncios en televisión y otros gastos electorales,
dirigidos a manipular las emociones de los trágicos acontecimientos
del 11 de septiembre. Una primera alocución está señalada para el
2 de septiembre del 2004, fecha que permitirá extender las
conmemoraciones hasta el día del ataque contra las Torres Gemelas
del Centro Mundial de Comercio.
Según el Times, a
algunos asesores de Bush les preocupa recibir fuertes censuras por
la manipulación del trauma del 11 de septiembre.
Mientras tanto, las críticas
a la gestión económica del Gobierno, crecen sin parar y pueden
llegar a inclinar la balanza en su contra.
Para los demócratas la
causa de los déficit públicos de la administración Bush (159 000
millones en el 2002, y cifras similares en los próximos años) no
están solo en los exagerados presupuestos militares, 365 000
millones en el 2003 y más de 400 000 para el 2004, sino en la
"injustificable reducción tributaria en la más poderosa nación".
Con la victoria en la
guerra contra Iraq como bandera, y la reducción de impuestos como
programa, Bush pretende lograr que el electorado norteamericano le
entregue el mando de la nación por segunda ocasión.
Sin embargo, otras
realidades van saliendo a flote, a pesar de la manipulación mediática:
la guerra en Iraq no ha concluido, y las últimas decenas de
soldados norteamericanos fallecidos después que Bush proclamó su
fin en el portaaviones Lincoln, así lo demuestran.
Tampoco la reducción de
los impuestos parece lograr la aprobación de la mayoría de los
estadounidenses, pues son precisamente ellos, quienes poco o nada se
benefician de la ley aprobada, en favor de los que más tienen.
En está situación,
nuevas mentiras y cambios de rumbo deben esperarse, en el transcurso
de los próximos 18 meses de campaña electoral en el norteño país.
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