CANBERRA, 17 de abril (PL). — Sin
dejar de aspirar a una parte de los contratos para reconstruir a
Iraq, el primer ministro australiano, John Howard, anunció hoy que
sus tropas, enviadas allí en apoyo a la invasión del Pentágono a
esa nación árabe, regresarán pronto a casa.
El gobierno de Canberra envió
2 000 soldados, incluidos especialistas en servicios aéreos,
aviones de combate y tres buques de guerra para unirse a las fuerzas
de Estados Unidos y Gran Bretaña en su repudiada e ilegal agresión
contra territorio iraquí.
"Para finales de mayo venidero
las fragatas Anzac y Darwin estarán de vuelta, porque ya no son
necesarios en Iraq", afirmó el Primer Ministro a la
radioemisora Australian Broadcasting Corp. (ABC), quien con su
postura belicista ha perdido credibilidad entre su población.
También precisó que retornarán el
mismo mes los 14 aviones FA-18 Hornets y los militares de las
fuerzas especiales aéreas, mientras que la fragata HMAS Kanimbla lo
hará en junio próximo.
La decisión de enviar tropas locales
al país árabe generó fuertes protestas antibelicistas en toda
Australia, en las cuales participaron estudiantes, sindicalistas,
opositores políticos y grupos defensores de los derechos humanos.
Estas declaraciones coincidieron con
un comunicado de la cancillería australiana, que elimina las
infundadas advertencias para los viajeros nacionales que tienen como
destino países del Medio Oriente, aunque pide cautela a quienes se
dirijan hacia esa región.
El mes próximo, Howard tiene
previsto viajar a Washington para reunirse con el presidente
norteamericano, George W. Bush, y discutir los planes de
reconstrucción de Iraq, de los cuales buscan excluir a la ONU.
Según el titular australiano del Exterior, Alexander Downer, Canberra aspira a una parte de los
contratos para la restauración de ese país destruido por los
bombardeos anglo-estadounidenses, que dejaron miles de víctimas
civiles iraquíes.
Al respecto señaló que algunas
empresas de esta isla continente podrían acceder a proyectos de ese
tipo una vez que lleguen a un acuerdo con las fuerzas ocupantes de
Estados Unidos.
Sin embargo, el ministro admitió que
la principal tajada quedará en manos de firmas norteamericanas.