(23 de febrero de 2011)
¿Por
qué la invasión por la Ciénaga?
Angel
Fernández Vila (Horacio) (*)
Aprobada por el entonces presidente de Estados
Unidos, general Ike Eisenhower, las agencias del gobierno y
particularmente la Agencia Central de Inteligencia (CIA) concibieron
dentro de la estrategia contra la Revolución cubana la preparación
de una operación militar que impidiera la consolidación de un
"gobierno comunista" en el traspatio norteamericano.
Tras las directivas de Seguridad Nacional de
Eisenhower aprobadas el 17 de marzo de 1960, comenzó a gestarse lo
que después se conocería como la "Operación Pluto", denominación que
dieron a la preparación e invasión de la brigada mercenaria 2506.
La
Ciénaga de Zapata era la zona más humilde de Cuba.
Y una de las tareas importantes era determinar el
lugar de la Isla por dónde efectuar la invasión, con mayores
posibilidades de éxito, para establecer la cabeza de playa y
mantenerla el tiempo necesario que permitiese trasladar hacia ella
al gobierno contrarrevolucionario, ya constituido, y solicitar el
reconocimiento y apoyo de la OEA.
En la selección del lugar por donde se llevaría a
cabo la invasión, se manejaron diferentes variantes: la Isla de
Pinos (hoy Isla de la Juventud), el extremo occidental de la
provincia de Pinar del Río, la ciudad de Trinidad en la zona sur del
centro y, por el Oriente, la Ciudad de Baracoa, etc. Todas ellas
ofrecían características favorables a la operación
contrarrevolucionaria, así como situaciones desfavorables a la
misma, que había que considerar y valorar.
Producto del estudio realizado se manejó la
posibilidad de seleccionar, como teatro de la operación militar que
se preparaba, a la zona sur del territorio central del país. Se
tomaba en cuenta que esta dirección contaba con un grupo montañoso,
el Escambray, donde ya se habían establecido por la CIA grupos
armados contrarrevolucionarios. Al oeste de estas montañas, se
localizaba la Península de Zapata, en cuya región central se
extendía la Ciénaga de Zapata, lugar de muy difícil acceso que se
interpone entre la tierra firme del sur de la zona central del país
y la costa sur de la península de Zapata.
La
Revolución desde 1959 comenzó a transformar la ciénaga.
En esta extensa zona, que se extiende desde Jagüey
Grande al oeste, hasta Cienfuegos, por el este, existían grandes
latifundios cañeros, ganaderos y forestales, así como importantes
centrales azucareros, vinculados estos últimos a la economía de la
Ciénaga mediante el abastecimiento de carbón, polines de ferrocarril
y leña (como combustible).
Eran, por ejemplo, famosas, las posesiones de los
señores Morales, "Marqueses de la Real Proclamación", conocidos en
la zona como "los Marqueses de Yaguaramas", los que se ufanaban de
viajar por sus tierras, desde Cienfuegos hasta Güines; los
latifundios cañeros y ganaderos del millonario Gregorio Escajedo,
quien además de sus centrales azucareros, extensas colonias de caña
y grandes rebaños de ganado de calidad, tenía el hobby de
desecar y robar tierras de la costanera norte de la Ciénaga de
Zapata; el latifundio forestal del abogado Castellanos, relacionado
con jerarcas del ejército de Batista y quien, además, imponía su
caprichosa voluntad de que en sus 13 728 hectáreas solo podían
habitar campesinos célibes; los herederos de Pedro Vázquez; los
hermanos Fernández y la empresa de explotación forestal Sur de Cuba,
propietarios de vastas áreas de tierras y bosques en la Península de
Zapata, donde además de establecer "cortes" para la extracción de
carbón, polines y leña, poseían también las instalaciones, equipos y
medios de transporte, incluida la goleta La Víbora, único transporte
marítimo existente en la Península mediante el cual se entraba y
salía a la ciénaga navegando el río Hatiguanico y sus afluentes
Gonzalo y Rojo.
El municipio de Aguada de Pasajeros, que, en la
entonces vigente división político-administrativa era el mayor del
país, incluía como barrio a la Península de Zapata, y abarcaba
prácticamente todo el territorio seleccionado por la CIA como
posible teatro de operaciones para la invasión que se preparaba.
Según los datos certificados por la administración
municipal de Aguada de Pasajeros en 1960, este territorio contaba,
en aquellos tiempos, con unas 330 mil hectáreas de tierras
cultivables, de las cuales solo unas 3 600, que representaban el
1,15% del total de tierras cultivables, estaban en manos de pequeños
agricultores. Estos, en calidad de precaristas, aparceros,
arrendatarios o pequeños colonos, poseían fincas que, como promedio,
no sobrepasaban las 37 hectáreas de extensión.
los dueños de la ciénaga
Dos años antes de la invasión mercenaria, la
Revolución, a través del trabajo del INRA, venía aplicando la recién
aprobada Ley de Reforma Agraria mediante la cual estaban en proceso
de expropiación en este municipio más de 313 mil hectáreas de tierra
que, como ya se expresó, eran propiedades de grandes latifundistas y
empresas extranjeras, muchas de ellas, ilegalmente registradas y
otras robadas al patrimonio estatal de la Península, y con ellas
beneficiar a los campesinos, las cooperativas y granjas estatales.
Por los propios datos de la administración municipal
se pudo conocer que entre los principales afectados por la Ley de
Reforma Agraria en este territorio, se destacaban, por sobrepasar
las 13 mil hectáreas de tierra, voraces empresas y acaudalados
latifundistas, tales como:
· Compañía Forestal Sur de Cuba.........27 mil
hectáreas.
· Herederos de Pedro Vázquez.............25 mil
hectáreas.
· Gregorio Escajedo (Central
Perseverancia )...................................24 300 hectáreas.
· Falla
Gutiérrez..................................15 500 hectáreas.
· Familia Devesa.................................15
200 hectáreas.
· Marqueses de la Real Proclamación
(Marqueses de Yaguaramas) ...............14 400 hectáreas.
· José Castellanos ..............................14
150 hectáreas.
· Herederos de Zayas-Bazán................14 100
hectáreas.
· José Arias Pérez ..............................13
200 hectáreas.
Estos eran algunos de los "campesinos afectados, en
el municipio de Aguada de Pasajeros, por las leyes comunistas del
Gobierno Revolucionario" a que se refería la propaganda imperialista
que alentaba y justificaba la agresión militar a Cuba.
La Península de Zapata constituía el elemento
determinante en la selección del lugar por donde se llevaría a cabo
la invasión organizada por la CIA.
Abarcaba una extensa superficie comprendida entre la
Ensenada de La Broa al oeste y Yaguaramas al este. Su acceso
occidental era por Jagüey Grande, mediante un trencito de línea
estrecha propiedad del Central Australia, utilizable solo en los
meses de seca, que atravesaba la ciénaga hasta alcanzar Playa Larga,
en la costa sur, al fondo de la bahía de Cochinos. El otro acceso,
por el este, era a partir de Covadonga, también mediante una vía
férrea de línea estrecha, utilizable solo en época de seca, que unía
al Central Covadonga con el poblado de San Blas, en la costanera sur
de la ciénaga. Más al este, ya en territorio de Cienfuegos, se podía
acceder a la Península, solo en los meses de seca, a través del
camino que, partiendo de Yaguaramas, la atravesaba en su porción más
estrecha hasta alcanzar el poblado y cruce de caminos de San Blas.
Extendiéndose a lo largo y centro de la Península,
se encuentra la Ciénaga de Zapata, tierras anegadas por el cambio de
curso del río Hanábana que, con una superficie de 195 000 hectáreas
llena el espacio comprendido entre la costanera norte y la costanera
sur de la Península. En esta Ciénaga libraban su sustento, haciendo
carbón, labrando polines y acopiando leña, en condición de semi-esclavitud,
unos 2 500 cenagueros, agrupados como hombres solos o familias, con
marcadas características de poliandria, analfabetismo, pobreza e
insalubridad.
Esta era la situación geográfico-militar y social de
la Península de Zapata antes del triunfo de la Revolución.
En el momento en que la inteligencia enemiga
estudiaba esta zona como posible teatro de la operación militar que
preparaban, la Revolución había dado acceso a la Península de Zapata
mediante tres pedraplenes, ya transformados en carreteras, que la
surcaban de norte a sur y otro interior, que siguiendo la línea de
la costa sur, las unía.
Estas nuevas vías cubrían los siguientes
itinerarios:
—Del Central Australia, pasando por el poblado de
Pálpite, a Playa Larga, con una extensión de 31 km.
—Del Central Covadonga, pasando por el poblado y
cruce de caminos de San Blas, a playa Girón en la costa sur, con un
recorrido de 36 km.
—Del poblado de Yaguaramas, sobre el Circuito Sur,
al cruce de caminos de San Blas, con un re-corrido de 30 km.
—Una cuarta carretera, esta por suelos firmes
(rocosos), unía Playa Larga con Playa Girón, siguiendo la línea de
la costa, con un recorrido de unos 36 km.
En la Península ya se habían construido por la
Revolución dos pequeños poblados para los carboneros y leñadores que
allí vivían, en pésimas condiciones, antes del triunfo de la
Revolución:
- Cayo Ramona.
- Caletón de Buenaventura.
Estaban terminados tres centros turísticos
- Playa Larga.
- Playa Girón.
- Aldea Taína (laguna del Tesoro).
· Se había terminado el aeropuerto de Playa Girón.
· Estaba en construcción el pedraplén que, partiendo
del Caletón de Buenaventura, atravesaba la ciénaga de este a oeste
hasta el corte de El Maíz, hacia la Ensenada de la Broa, dando
acceso a múltiples "cortes" y áreas de explotación forestal antaño
aisladas e incomunicadas.
Resulta relativamente fácil imaginarse el escenario
que hemos descrito, convertido en el teatro para una operación
militar de mediana envergadura.
Todo parecía indicarles que era esta la zona del
país por donde tendría más posibilidades de éxito la operación que
se preparaba.
la cia tuvo a lA ciénaga
como uno de sus principales escenarioS
Desde que se aprobó el proyecto de invasión, a
finales del gobierno de Eisenhower, se trabajó fuertemente por los
especialistas de la CIA en los aspectos operativos de su ejecución,
tanto en el exterior, como en nuestro propio territorio. Así, por
ejemplo:
· El Departamento de Investigaciones del INRA,
dirigido por ex oficiales de la tiranía que, por su mejor
preparación militar, habían sido seleccionados para desempeñar estas
tareas, envió a uno de sus funcionarios, el entonces capitán Erneido
Oliva, a investigar "el trato incorrecto" que, según denuncia de su
antiguo propietario, el latifundista Gregorio Escajedo, se le estaba
dando por el INRA al ganado de su propiedad, intervenido por el Jefe
de Zona de Desarrollo de la Península de Zapata. Esta
"investigación" le permitió a Oliva viajar en tres ocasiones a la
zona y permanecer en ella por varias semanas simulando estar
realizando investigaciones sobre la denuncia recibida. Oliva
desertó, y regresó un año después como segundo jefe de la expedición
mercenaria que nos invadió por Playa Girón.
· El jefe de ingeniería de las obras de Playa Girón,
ingeniero Octavio Velozo de Armas, trabajó durante año y medio en la
zona, se marchó del país y regresó en abril del 61 como miembro de
las tropas ingenieras de los mercenarios
Está claro que la CIA llevó a cabo, de forma
silenciosa y enmascarada un estudio cuidadoso sobre el terreno del
teatro de operaciones, que ya se había seleccionado y aprobado, para
la ejecución de la proyectada "Operación Pluto".
En mayo de 1960 nos encontrábamos en un acto de
entrega de Títulos de Propiedad de sus tierras a campesinos en la
Zona de Desarrollo L.V.17, en Aguada de Pasajeros, acto presidido
por el comandante Félix Torres, cuando fuimos interrumpidos en la
tribuna por un miembro del Ejército Rebelde que nos informó que
había noticias de que se estaba produciendo un desembarco enemigo
por Playa Girón. Le pedimos inmediatamente al jefe militar de la
Zona, presente en el acto, que se comunicara con el Puesto del
Ejército Rebelde de Covadonga, y a través de este con la guarnición
de la playa y verificara la veracidad de la información recibida.
Veinte minutos después se nos informaba que la noticia era falsa.
Sin embargo, analizado este hecho después del ataque
mercenario en abril de 1961, podemos suponer que existió actividad
enemiga preparatoria de la invasión en nuestro territorio y que
probablemente, aquel episodio se debió a alguna fuga de información
sobre los planes de la CIA.
En plena ejecución de la "Operación Pluto", la CIA
trasladó, con urgencia, a los miembros del gobierno
contrarrevolucionario radicado en los EE.UU., hacia la base naval
norteamericana de Opa-Locka, a fin de tenerlos listos para su envío
a la zona ocupada por las tropas mercenarias tan pronto como este
territorio estuviera estabilizado en manos de las tropas invasoras.
Era el paso previo necesario para solicitar después la intervención
de la OEA, y con ella, tropas del ejército norteamericano.
Dentro de ese gobierno fantoche que esperaba su
traslado al territorio que ocuparían las fuerzas mercenarias,
figuraba, con el rango de ministro de Agricultura, el poderoso
latifundista de la zona de operaciones escogida por la CIA para la
invasión, Gregorio Escajedo. No hemos podido investigar si alguno de
los señores Morales, ostentadores del título de "Marqueses de
Yaguaramas", poseedores de vastas extensiones de tierras del sur de
las provincias de Las Villas y matanzas, formaba parte también del
"gobierno en el exilio" lo cual, de ser así, hubiera hecho posible
que, autorizados por estos poderosos latifundistas de rancia
nobleza, los mercenarios se hubieran trasladado por sus "reales
tierras", sin dificultades, al menos hasta el poblado de Güines, en
su paseo triunfal hacia la capital del país.
Si bien el estudio del teatro de operaciones
militares realizado por la CIA en la zona seleccionada para la
invasión, fue acertado en los aspectos geográfico-militares,
adoleció del defecto de apreciar equivocadamente la situación social
y la respuesta que se tendría de la población de la ciénaga, que
lejos de apoyar la invasión, como les había asegurado su
Inteligencia, estuvo siempre del lado de la Revolución.
Esta zona, escogida por la CIA como escenario para
la operación, era el territorio donde la Revolución había desplegado
su más grande obra, desde el inicio mismo del gobierno
revolucionario, a fin de liberar a los carboneros y leñadores del
infierno de explotación e ignorancia a que los ha-bían sometido,
durante años, los latifundistas y explotadores que se habían
apropiado ilegalmente de las tierras de la Península de Zapata.
(*) El autor era Jefe de la Zona de Desarrollo
del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) en Aguada de
Pasajeros. |