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(13 de mayo de 2011)
Fidel rompió el mito de Goliat
Abraham
Maciques
En horas tempranas de la madrugada del 17 de abril recibo el
aviso que se estaba produciendo un desembarco en Playa Larga,
gracias a un teléfono magneto instalado en el punto de observación
allí que, con solo levantar el auricular, se comunicaba directamente
con el cuartel de Jagüey Grande y mi casa.
Fidel aprecia los
restos de uno de los aviones derribados en Girón; junto a él,
vestido de civil, el autor de este trabajo.
Tan pronto conocimos lo que se estaba produciendo, le digo a
Roxana, mi compañera en la vida:
( localiza a Celia y dile por dónde se está produciendo el
ataque! Yo voy para Jagüey.
Roxana llama, le sale un oficial de guardia y ella se identifica
y le dice: A quiero hablar
con Celia porque están desembarcando aquí, están atacando en Playa
Larga" . Pero
) usted está segura?, le
pregunta el oficial. Si no estuviera segura, no lo llamaba. A los
dos minutos, Celia escuchaba ya el relato de Roxana. Le dijo que
sabían algo de lo ocurrido, pero no exactamente por dónde. Que
enseguida iba a hablar con Fidel.
El comandante Guillermo García nos había enviado 400 rifles R-2
desde Managua, La Habana. Eran rifles checos semiautomáticos y cinco
instructores que estuvieron en la Sierra. El propósito era organizar
las milicias cenagueras y que instruyesen militarmente a los
milicianos. Recibo el armamento y lo guardo en el Cuartel del
Ejército de Jagüey para protegerlo hasta que comenzáramos el
entrenamiento y su uso. También llegó el Batallón 339 ligero sin
artillería, con el capitán Cordero al frente.
Tan pronto Cordero recibió el parte en el central Australia, lo
comunicó a La Habana. Por órdenes del Comandante en Jefe, a las 2:30
a.m. partió al combate. Las lanchas con calaveras pintadas en el
costado, ha-bían desembarcado con armas pesadas en dos puntos de la
bahía: Playa Girón y Playa Larga.
Como primera medida tenía que distribuir los 400 rifles. Estaban
en sus cajas con la grasa y todo, no se habían tocado. Empezamos a
tocar la campana de la iglesia en Jagüey Grande para movilizar a los
milicianos. Fue increíble el respaldo, una cantidad de compañeros
llegaron allí y les entregamos a cada uno el rifle con varios
cargadores. Se armó así el primer grupo que iba a salir hacia Playa
Larga y comenzó el traslado del Batallón 339 de milicias después de
las 3:00 a.m.
Montamos los milicianos en camiones y partimos. Cada 100 o 150
metros se dejaban grupos de cuatro o cinco por toda la carretera
hasta Pálpite, que está después de pasar la Boca de la Laguna del
Tesoro. Los mercenarios tenían ametralladoras en esa carretera, a la
entrada de Girón, y un cañón capaz de casi alcanzar hasta Pálpite.
Recibo como a las cinco o cinco y media de la mañana una llamada,
era Fidel. Me explicó la situación, le dije las medidas que habíamos
tomado. Ordenó detenerlos en Pálpite y anunció que nuestra aviación
comenzaría a bombardear y enviaría refuerzos desde Matanzas, La
Habana y Las Villas. Me pregunta si tenía información de desembarco
en Girón o en otra zona. Le dije que no teníamos comunicación aún
con Girón, pero que enviaría alguien a buscar información. Allá
teníamos un grupo de obreros trabajando en la construcción del
centro turístico, una posta con Mariano Mustelier, jefe de una
milicia para protección.
A través de Mustelier después se pudo relatar que cuando estaba
de recorrido en el yipi con el alfabetizador Valerio Rodríguez por
la madrugada, ven una lucecita en el mar y piensan que es algún
barco que está perdido. Viraron el jeep hacia el mar, y le hacen un
cambio de luces. Ahí mismo les metieron un rafagazo que no los mató
de milagro. El jeep tuvo dos impactos, pero ellos se tiraron de
cabeza y eludieron la metralla.
Del barco siguieron disparando sobre el yipi. Mustelier contestó
con su fusil. Pero los disparos de los invasores hirieron al
brigadista, un adolescente de 13 años. Lo llevó al pequeño cuartel
de milicias y volvió con 5 hombres, una escuadra del batallón 339 de
las Milicias de Cienfuegos.
A medianoche, los cinco hombres habían observado relámpagos del
tiroteo en Playa Girón. A las 2:00 a.m. una lancha se acercó a Playa
Larga. El alto fue contestado con fuego de ametralladoras y fusiles.
El combate se inició y Ramón González Suco, jefe de la escuadra,
avisó por microonda al central Australia. Con él resistieron García
Garriga, Hernández, Jaramillo y Quintana, hasta que se les agotó el
parque. A las 2:45 a.m. se retiraron con la consigna de
( Patria o Muerte! Desde
el barco comenzaron a dispararles con cañones, mientras los
hombres-rana, que tenían un norteamericano como jefe, los conminaron
a rendirse. ( Patria o
Muerte!, fue la firme respuesta. Simbolizaban lo que aguardaba a los
invasores. La metralla hirió a dos de los valientes defensores. Otro
fue enviado al central Covadonga para avisar y un cuarto a la planta
de radio para informar también.
Poco después vuelvo a hablar con Fidel, quien planteó que iba a
venir todo el refuerzo, cosa que fue así. Me explicó que la aviación
iba a comenzar a atacar.
Después que hablo con él, salgo otra vez en el yipi que manejaba
Cordero. Yo venía al lado de él y en el asiento de atrás venía
Fontió, camarógrafo de CMQ en Matanzas. Cuando estábamos de regreso
hacia Pálpite para explicar las orientaciones de Fidel, vemos que
vienen aviones con las insignias cubanas y empieza a ametrallarnos y
la gente a ripostarles. No tiren, no tiren, esos son los aviones
nuestros, grité" . De
pronto vemos como a poca distancia empiezan a lanzar paracaídas.
Eran los enemigos.
Fidel comentaría después que los imperialistas solamente
analizaron militarmente la zona del desembarco, sin preocuparse de
que en la Ciénaga de Zapata la población había sido
A redimida de la peor
miseria, el peor aislamiento"
. A tal punto llegó la revolución a esa zona, que uno de los
invasores, José Manuel Gutiérrez, cuando supo que se dirigían a la
Ciénaga de Zapata, conocedor de lo que allí ocurría en el lugar
pronosticó: A
( Se acabó!, porque si en
algún lugar el Gobierno tiene influencia es ahí..."
REVOLUCIÓN EN LA CIÉNAGA
Al triunfo de la Revolución el movimiento 26 de julio me situó en
Varadero como subdirector del turismo en la provincia de Matanzas,
con oficinas en la dársena de Varadero. En el verano de 1959, Fidel
participó en las regatas de remo de Varadero, que eran muy
esperadas, y me correspondió atenderlo durante el torneo y la
estancia en general. A partir de ese momento se iniciaron los
contactos con el Comandante en Jefe y Celia.
En mayo de 1960 recibo una llamada de Celia, quien me pregunta
dónde estoy. Le respondo que en la oficina de la dársena, pide que
la espere allí. Algo más de una hora después llega en un
helicóptero. A Vamos para
la Ciénaga que Fidel te está esperando"
.
Allí, en la Laguna del Tesoro, había un pequeño cayito y en él
una navecita, donde Fidel paraba. Nos reunimos con él y me narra el
impacto que recibió en la cena de la Nochebuena de 1959 con los
cenagueros.
Esos esforzados y sufridos trabajadores contaron a Fidel sus
vicisitudes, todos sus problemas; no había carretera, no había
escuelas, no había atención médica, no había hospitales, no había
medios de comunicación. Las imponderables carencias la convertían en
la más olvidada y atrasada zona de Cuba. Después de escucharlos,
Fidel tomó la firme decisión de transformar la Ciénaga de Zapata.
Explicó qué quería hacer allí. En primer lugar, la construcción
de las carreteras: para llegar a Playa Girón y a Playa Larga había
dos accesos nada más: del central Australia a Playa Larga, y de
Covadonga para entrar a Playa Girón. Él quería unir por carretera a
Playa Larga con Playa Girón, lo que garantizaba los accesos a todas
partes de la Ciénaga. Orientó la creación de cooperativas para
organizar a los cenagueros, producir el carbón, el corte de la
madera y el corte de leña. Garantizar en los bateyes las tiendas del
pueblo, mejorando considerablemente la variedad de productos que
nunca habían recibido para su alimentación.
También garantizar la alfabetización y educación de niños,
jóvenes y adultos, con apoyo de la brigada Conrado Benítez en el
primer paso.
Cuando concluye, me dice: A
Maciques, yo quiero que te hagas cargo de este hermoso proyecto,
) tú estás dispuesto?"
. Rápidamente le respondo que para mí una petición suya es una
orden, y la quiero ejecutar con amor y disposición, ya estoy en la
Ciénaga.
Regreso a Varadero e informo a mis compañeros de trabajo y al
Capitán Ramírez, Director de Turismo, sobre las orientaciones. Once
trabajadores plantearon su disposición de trasladarse con nosotros
para cumplir esta tarea. Enseguida coordiné con Mario Díaz, que en
aquel momento se encontraba al frente de la alfabetización y se
situaron jóvenes en las distintas cooperativas para acometer la
tarea.
Acto seguido nos ubicamos con Roxana en una pequeña casita de
madera muy modesta, en la misma entrada a la izquierda de la
carretera que va a Playa Larga. Después se construyeron las oficinas
rústicas, con techo de guano, al lado de donde vivíamos.
Fidel, que fungía como presidente del INRA, me nombra Director
General del Parque Nacional Península de Zapata que atendía el
desarrollo de la zona. Se constituyeron 14 cooperativas en distintas
regiones y se trabajó fuertemente en las carreteras porque Fidel
planteaba que había que convertir la zona en un centro turístico,
para buscarles trabajo a los hijos de los cenagueros y ahí es donde
surge la idea de desarrollar Guamá, que se convierte en una isla
taína. Una isla taína con las esculturas de Rita Longa; también
nació Playa Larga como centro turístico, con cafetería, sus casas y
cabañitas; recibimos, en la organización de toda la actividad
gastronómica, asesoría de la Dirección y los trabajadores del Ten
Cents de Galiano para formar dependientes, camareras y personal
administrativo. También se trabajó en la formación del centro
turístico de Playa Girón. Se cambió el modo de producción del
carbón, elevando altamente la productividad a fin de obtener mejoras
para ellos.
Las ideas y orientaciones expresadas por Fidel se fueron
ejecutando y convirtiéndolas en realidad: de una zona inhóspita a un
bello lugar, con un cambio radical en la calidad de vida.
Celia participó arduamente en la idea y desarrollo de todos los
proyectos; orientó la creación de un taller de cerámica en la Boca
de la Laguna del Tesoro y se seleccionó un grupo de jóvenes que
fueron trasladados a La Habana para formarlos. Una buena parte de lo
que se produjo en ese taller se utilizó en la decoración de las
distintas instalaciones turísticas y se comercializaban. Fidel
chequeaba con frecuencia la ejecución de todos los proyectos.
Se desecó parte de la Ciénaga, a fin de sembrar arroz, granos y
otros cultivos. Todos pudieron comprobar el cambio que se produjo
convirtiendo en realidad lo que les prometió.
Una semana más o menos antes del ataque a Girón, Fidel me dice
que me recogería, y nos fuimos hasta Playa Girón. Ya había la
certeza que se preparaba un ataque a Cuba. No se sabía el lugar
exacto por donde iba a ser y se tomaron distintas medidas. Fidel
manda a Raúl para Oriente, el Che se queda en la parte de Occidente
y Almeida en el Centro.
Cuando recorríamos la zona, Fidel dijo:
A Maciques, si yo fuera a
dirigir un desembarco en Cuba, este es un lugar ideal"
. Esto fue ocho o diez días antes del ataque. Me explica que solo
existían dos vías de acceso a través de pantanos, lo que convertía a
Playa Girón en el lugar ideal para crear y fortalecer una cabeza de
playa.
Incluso se había construido un aeropuerto que se podría utilizar
por el enemigo para enviar aviones con apoyo logístico. En Cayo
Ramona había una cooperativa, a 3 o 4 km de Girón, con un hospital
pequeño que podría ser utilizado. Dadas esas condiciones, orientó
situar cuatro bocas en el aeropuerto y proteger con
ametralladoras 50 el tanque de agua de Playa Girón; lamentablemente
llegaron tarde.
OFENSIVA Y CONTRAOFENSIVA
Además de la infantería, los invasores desembarcaron batallones
de cañones pesados y motorizados, una compañía de tanques y lanzaron
un batallón de paracaidistas al amanecer. El batallón de las
Milicias de Cienfuegos, solo con armas ligeras, choca al alba con
los invasores. Después de decidir el movimiento del 339, Fidel
ordenó al entonces capitán José R. Fernández que, con el batallón de
responsables de milicias, se trasladase desde Matanzas a Jovellanos;
al batallón 117 de Las Villas ir hacia Yaguaramas y Covadonga y se
trasladó al frente de guerra.
Los paracaidistas cayeron entre Pálpite y Sopliyar, que está
llegando a Pálpite. Se tiraban y a la vez disparaban sus armas
ligeras. Allí se abatieron dos hombres en el aire, los recogimos con
todo el armamento y las cosas que traían y se enviaron para el
central Australia para que los reconocieran y vieran todo. Tiraron
un segundo grupo de paracaidistas entre el central Australia y la
Boca de la Laguna del Tesoro que portaban fusiles Garands con
mirillas telescópicas. Tenían buen armamento y controlaban la
carretera; a todo lo que se movía le disparaban. Allí nos mataron,
junto al peaje, al jefe del Cuartel de Jagüey, el teniente Antelo.
Llega el batallón de milicias de Matanzas que venía con
Fernández. Lo esperé en el central Australia y salimos hacia Pálpite,
donde se comenzó a montar la batería para atacar a Playa Larga; no
se había terminado de montar las bate-rías y nos empiezan a caer
disparos del enemigo que estaba haciéndolo desde Playa Larga hacia
la zona nuestra. Hubo entonces que retirarse, se montó toda la
artillería y se empezó a responder el fuego día y noche.
Fidel llega al central Australia el 17, en la misma tarde del
desembarco y allí da las indicaciones a un grupo de oficiales sobre
la estrategia a seguir.
Cuando sale ya casi anocheciendo, me lleva con él en un
Oldsmobile de 1960 con las luces apagadas, fuimos a Pálpite donde
caían muy cerca los proyectiles. Allí manda a buscar a Flavio Bravo,
quien iba en uno de los tanques que estaban para atacar a Playa
Larga, y a dos o tres compañeros más. Les orienta avanzar atacando,
hasta mojar las esteras con el agua de la playa. Si se averiaba
alguno de los tanques tenía que disparar hasta agotar todos los
proyectiles.
El mismo 17 a las 7 o 7 y media de la noche, Fidel estaba a menos
de dos o tres kilómetros de donde se estaba produciendo el ataque.
Al día siguiente, el 18, plantea al comandante Luis Borges ponerse
al frente del batallón 111 de La Habana y desde Pálpite atravesar
toda la ciénaga para llegar a cayo Ramona y cortar el paso a los
invasores, tomar cayo Ramona que estaba en manos de los mercenarios;
de ahí salir a San Blas y de San Blas para Playa Girón.
Fidel me pregunta: A
Maciques, ) tu estás
cansado?" No, le respondí.
A Entonces quiero que tú
sirvas de guía al Batallón 111, al cual llamó el
> Batallón Perdido=
, por las indicaciones que él dio. Logramos hacerlo, se toma cayo
Ramona, y después el día 19 salimos a San Blas adonde llega Fidel,
entre las dos y las tres de la tarde. Había cuatro tanques que son
los que entran a Playa Girón. Entonces manda a Emilio Aragonés en el
primero y dice: A yo voy
en el tercero" . Cuando
dijo eso, todos se opusieron: A
Comandante, usted no puede ir, usted tiene que quedarse"
.
A
( Coño!, yo soy el jefe de
la Revolución y voy en el tanque"
, y se montó. Ordenó otra vez no parar hasta mojar las esteras con
el agua salada. Nosotros con la escolta, Gamonal, Chicho y Abrantes,
vamos en un camión con la Columna 1 y la Columna 2 a pasodoble, por
toda la carretera hacia Playa Girón, a ambos lados de la columna de
tanques, para protegerlos. Llegamos a Playa Girón. Ya ha entrado el
batallón de Efigenio Ameijeiras, el de la policía, que tomó la zona
y estaban recorriéndola. Ellos fueron por la zona de Playa Larga,
nosotros veníamos por San Blas.
Fidel se bajó del tanque y salimos caminando hacia la playa.
Había una serie de compañeros, incluso allí suena un bombazo que nos
cayó pegadito a nosotros y recuerdo que nos levantó la onda
expansiva como casi un metro. A
Avisen que ese es Pedro Miret, viene tirando y nos va a matar. Que
no tire más" , indicó
Fidel. En efecto, era Miret que venía atrás tirando con los tanques.
Pasó un hombre vestido de civil y Fidel me preguntó:
A
) ese quién es, tú lo
conoces?" . No, respondí.
A
) Hay aquí turistas?"
No, aquí no hay ningún turista, contesté. Mandó a buscar a la
persona. Se le acercó y le preguntó:
A
) En qué batallón de
invasores venías tú?" , y
enseguida dijo: A yo venía
en el batallón talY
" Era uno de los
mercenarios, había cogido la ropa de los cenagueros para irse y se
puso nervioso cuando estuvo frente a Fidel.
Al pasar por un puestecito, una cafetería ligerita de guano, para
dar servicio a los trabajadores, escuchamos el quejido de un ser
humano. Fidel orientó ver qué pasaba. Entramos y había un invasor
acostado sobre un catre con las manos en el estómago que pedía:
A mátenme, mátenme,
mátenme" . El comandante
lo mira, le mueve la mano, ve que no tiene sangre y afirma:
A este hombre tiene una
úlcera perforada, si no se opera, morirá"
.
Llamó a un teniente de la escolta y le dijo:
A tú eres responsable de
que este hombre llegue a un hospital lo más rápido posible"
. Fue una muestra de la condición humana de Fidel, la sensibilidad
hacia un prisionero. Efectivamente se llevó a un hospital y lo
operaron. Tenía una úlcera perforada, después el Comandante en Jefe
se interesó por él.
El día 20 por la mañana, estando en Playa Girón, llaman del
helicóptero del Comandante, que en aquel momento lo piloteaba el
Cojo Otero y dice que le habían ametrallado desde el Houston. Nos
Fuimos para Playa Larga.
Un poco más adelante, caminando por la costa, va el tanque hasta
un punto donde los fotógrafos toman la famosa imagen de Fidel
tirándole al Houston. Fidel le fue indicando al tripulante del
tanque cómo hacer el disparo, a tantos grados; falló el primero y el
segundo, y a partir del tercero ya le dio en el mismo medio al
Houston. En realidad del Houston no le tiraron al helicóptero, en el
barco no había invasores; se habían bajado y estaban en la costa,
porque el barco estaba encallado. La información era errada. Una
cosa que no se conoce es que cuando Fidel le está tirando al
Houston, viene el entonces capitán Lara corriendo y pidiendo que no
se disparase más, pues estaba allá arriba el comandante Lussón que
había ido a tomar al Houston. No se sabe cómo Lussón salió ileso.
Al día siguiente se sale de Playa Girón pegado al mar por la
costa como en dirección a Cienfuegos. Fidel va en la primera línea,
en el centro. Después de caminar 100 metros empezábamos a tirar al
aire, y uno veía como salían y se entregaban. Ese día capturamos
casi 200 mercenarios.
Uno de los mercenarios era un personaje muy ligado a la CIA,
Manuel Artime, jefe civil en la invasión. El jefe militar era un
oficial antiguo, José San Roman. Fidel le orientó a Oscar Fernández
Mell que lo buscase.
Mell me dice: A
Maciques, llegó un grupito nuevo de presos, vamos a ir a verlos"
. Oscar los mira y dice: ese es Artime. Había dado otro nombre. Mell
lo increpa: A me vas a
decir eso a mí; tú y yo estudiamos en la escuela de Medicina y te
conozco bien" . Tuvo que
admitirlo. Rápido lo mandaron a buscar de La Habana en un avión.
Una de las cosas más impresionantes fue la actitud del pueblo en
defensa de la Patria Socialista. Por ejemplo, de la gente en el
central Australia. Nosotros tuvimos que tomar la medida de bloquear
la entrada del Central a Playa Larga, porque la gente venía hasta
con un revólver y decían: A
yo quiero entrar para pelear. Heroico fue el pueblo entero, no solo
los que estaban presentes allí.
Hubo derroche de coraje, pero también de humanismo, con los
nuestros y con los enemigos. Cuando ya empiezan los preparativos
para atender todo, plantean los médicos que hacía falta buscar un
local para montar el hospital de campaña. Roxana, que era una gran
mujer les dijo: A Aquí
mismo en mi casa" , y se
montó un hospitalito de campaña donde se atendieron a muchos
heridos. Los que impresionaron más fueron los jóvenes artilleros con
las cuatro bocas al lado de la carretera para Playa Larga,
sin camisas, cuando vino el avión sobre el central Australia en que
iban los pilotos norteamericanos, esos muchachos los tumbaron con un
derroche de valentía. Había que ver cómo brincaban y gritaban por la
hazaña que contribuía a una relampagueante victoria en menos de 72
horas como pidió Fidel, en solo 66 horas. Eran niños de 15 y 16
años, sin camisa y muy valientes. Entre los heridos, algunos
murieron allí.
Se atendieron, tanto a los nuestros como a los mercenarios, pues
Fidel orientó, como en la Sierra, respetar la vida y la integridad
física de los prisioneros.
Los que fuimos a combatir lo hicimos por la Revolución
Socialista, junto a Fidel, a Raúl, a Che. Celia también se presentó.
Se apareció sola en el central Australia el día 18. Fue para nuestra
casa y estuvo al tanto de todo con Fidel.
Nos impresionó a todos la energía que desplegó el Comandante,
presente en la primera línea de batalla en todo momento, arriesgando
su vida, para lograr la victoria fulminante y evitar que
establecieran una cabeza de playa y reclamar reconocimiento de
gobernantes lacayos e intervención directa de las fuerzas armadas de
Estados Unidos como era el plan que reclamaban hasta el último
momento los jefes militares de Estados Unidos, en especial el
almirante Burke.
Fidel desconcertó al enemigo con la forma en que fue organizando
la ofensiva: primero acabó con los barcos para tronchar la
posibilidad logística, escalonó los objetivos y dio el ejemplo de lo
que es un jefe. Fidel es único. Todo el mundo gritaba:
( Fidel, Fidel!
El mito de Goliat estaba roto. |