A este alto oficial, que se vinculó con la Oficina de Servicios
Secretos (OSS) de Estados Unidos desde los tiempos de la II Guerra
Mundial, se le atribuye la paternidad de la falsa ley de la Patria
Potestad que dio pie a la Operación Peter Pan, tenebrosa parte
propagandística de la planeada invasión, que se incrementaba en
marzo de 1961. Junto a Ted Shackley y David Morales, desinformaban,
traficaban, conspiraban, y asesinaban, que se sepa por los
documentos desclasificados y otras investigaciones, además de en
Cuba, en Laos, Vietnam, Chile, Guatemala, Nicaragua, Honduras,
México, República Dominicana y otros países. Se sospecha, además,
que el grupo estaba involucrado en el asesinato del presidente
Kennedy.
Phillips hizo una carrera de 25 años en la Agencia. Su primera
tarea fue dirigir en Chile el semanario en lengua inglesa para toda
América Latina The Sun Pacific Mail. Años después volvería a
Santiago para participar en el golpe de Estado contra Allende. En
Guatemala estaba al frente de la propaganda y estableció una red de
radio clandestina, antecedente de Radio Swan que le valió para una
felicitación personal del presidente Eisenhower después de la
cruenta defenestración de Arbenz en 1954. Fue promovido a Cuba en
1955, en la misma época en que el director de la CIA Allen Dulles
vino a La Habana para establecer el Buró para la Represión de
Actividades Comunistas del dictador Batista, el temido BRAC. Puso
una oficina en "la calle Humboldt 106 y vivía con su esposa y cuatro
hijos en la avenida 19A No. 2143, Nuevo Biltmore". (1)
La primera constancia pública de la campaña sobre la Patria
Potestad tuvo lugar el 26 de octubre de 1960, cuando la emisora
Radio Swan, que creó y dirigía Phillips, a imagen de la de
Guatemala, comenzó a intercalar un anuncio que decía: "¡Madre
cubana, escucha esto: la próxima ley del gobierno será quitarte a
tus hijos desde los cinco años hasta los 18... Madre cubana, no te
dejes quitar a tu hijo". (2)
Radio Swan formaba parte del aspecto propagandístico y
psicológico del plan general contra Cuba, Programa de Acción
Encubierta contra el régimen de Castro, aprobado por el gobierno del
presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960, en cuya ruta de la
propaganda subversiva no se dejaba nada a la iniciativa de los
cubanos reclutados: "Como principal voz de la oposición se ha
propuesto establecer al menos una estación de propaganda controlada
por Estados Unidos, la que se instalará en la isla Swan y
transmitirá en bandas equipadas con poder sustancial. La preparación
de los escritos será hecha en Estados Unidos, y enviados al sitio de
transmisión electrónicamente". (3)
Entre las más reprobables iniciativas de la CIA estuvo esa falsa
ley, profusamente reproducida y distribuida por sus agentes en Cuba,
para hacer creer que el Gobierno cubano despojaría a los padres de
la patria potestad sobre sus hijos, ese arcaico principio del
Derecho que data de la antigua Roma imperial.
La falsa ley, supuestamente firmada por Fidel y Dorticós, decía
en su parte resolutiva. "Artículo uno: Se derogan los capítulos 1,
2, 3, 4, y 5 y el Título Siete que regulan las instituciones de la
Patria Potestad y la adopción, quedando vigente el Código Civil y
derogados totalmente los artículos 154 al 180... Artículo 3: A
partir de la vigencia de la presente ley, la patria potestad de las
personas menores de 20 años será ejercida por el Estado a través de
las personas u organizaciones en el cual se delegue esta facultad¼
"
Una rara masa de niños confundidos preparándose a viajar solos
hacia Estados Unidos, comenzó a colmar el Aeropuerto José Martí de
La Habana. Más de 14 000 familias se dejaron engañar así por el
macabro plan organizado con el criptográfico nombre de Operación
Peter Pan. El objetivo era generar mayor presión y malestar en las
capas medias y altas de la Isla, y lograr un mayor apoyo a la ola de
terror aprobada por Eisenhower.
La profesora María de los Ángeles Torres, quien fuera uno de los
niños Peter Pan, ha dicho que la CIA organizó la operación para dar
a conocer que Washington estaba dispuesto a garantizar visas para
facilitar el traslado de los niños cubanos a Estados Unidos y
validar la farsa ya echada a rodar, de que el Gobierno
revolucionario estaba planeando separar a los hijos de sus padres
con fines políticos. Los investigadores José Buajasán y Ramón
Torreira califican la medida como la manipulación de Washington para
crear temor en los padres cubanos.
El complot de la Patria Potestad se había comenzado a manejar,
boca a boca, desde meses antes. La CIA dio la tarea en principio al
grupo conspirador dirigido por Tony Varona, ex primer ministro del
gobierno del presidente Carlos Prío. Después involucró a otros
grupos, pues Varona abandonó el país, por instrucciones de la CIA, y
dejó la encomienda en manos de sus adláteres, Leopoldina y Ramón
Grau Alsina, sobrinos del expresidente Ramón Grau San Martín. Ella
declaró que por "un acuerdo con el Departamento de Estado de los
Estados Unidos, Brian Walsh, un sacerdote de Miami, emitió visas
especiales que eran enviadas clandestinamente a Cuba... Como no
había embajada norteamericana, nos convertimos en una especie de
consulado clandestino". (4 )
Ellos imprimieron la falsa ley y dijeron que la habían robado de
la oficina del presidente Dorticós. La hicieron circular
clandestinamente para crear pánico en la familia cubana.
Estructurado el plan a nivel nacional y continental, el gobierno de
Estados Unidos declaró que podía llevarse a todos los cubanos que lo
desearen, sin visas ni papeles. En esa violación de sus propias
leyes de inmigración, Washington gastó grandes sumas con las
compañías aéreas para recibirlos en Miami, en un centro de
"refugiados" para los mayores y otro con varios pabellones para los
niños que llegasen solos al país.
La histeria de muchos ciudadanos aprensivos fue tal, que Walsh,
colocado por el gobierno norteamericano al frente de ese aparato,
pudo declarar años después que, mientras duró el centro, recibió a
más de 14 000 niños enviados solos por sus padres, en una traumática
aventura. Llegaban desde La Habana solos, en vuelos que los traían
en secreto y con la creencia de que sus padres viajarían pronto,
pero la separación duró años para muchos niños de la "Operación
Peter Pan". El plan estuvo listo en diciembre de 1960 y el vuelo
inicial —casi todos de la compañía PanAm— aterrizó en Miami al día
siguiente de Navidad. El operativo se convirtió en dos años en uno
de los mayores éxodos de niños de la historia.
Una parte de los menores encontraron a familiares que los
albergaron en la zona de Miami, pero otros quedaron al cuidado de
instituciones católicas, en campos de asilo o fueron recibidos por
familias en distintos puntos de Estados Unidos. A Rosa Bagley la
recibió una familia en West Orange, Nueva Jersey, donde vivió un
año. Reencontró a los suyos 48 años después, mediante Internet. Juan
Pujol llegó con 16 años a Miami. Fue alojado en Campo Matacumbe,
cerca de esa ciudad, donde conoció a su actual esposa, también
llegada con los vuelos. "Fue muy duro estar lejos de mi familia",
declaró Pujol, que vivió una experiencia distinta porque sus padres
nunca dejaron Cuba. El Padre Bryan O. Walsh, a quien las autoridades
de Estados Unidos colocaron al frente del programa, podría declarar
años después que recibió a unos 15 000 niños. Era una gran paradoja:
abandonaban sus hijos a una incierta suerte, con la incauta
intención de protegerlos. Los niños llegaron a 187 ciudades, en 45
estados de Estados Unidos, según fuentes de la Unión.
La mayoría de esos niños sufrió un gran trauma que desembocó en
desarraigo. Hubo desde quienes aprendieron solos a situarse en la
vida, hasta casos dramáticos como el de Robert Rodríguez, quien a
los 55 años presentó demanda ante un juez de Miami. Denunció que
durante los cinco años que estuvo bajo la "protección del programa
de la arquidiócesis de esa ciudad, fue víctima, junto a otros niños,
de continuos abusos sexuales y emocionales... en los distintos
campamentos donde lo tuvieron".
En cuanto a los impresores y distribuidores, en el propio mes de
septiembre los Órganos de Seguridad del Estado ocuparon las galeras
de linotipo y las pruebas de galera de la falsa ley, en la imprenta
de Rosa Enríquez No. 563. También se detuvo a un grupo de
involucrados, en la calle 23 No. 1615, entre 28 y 30. Hasta fines de
1962, en que se suspendieron estos vuelos después de la crisis de
los misiles, en Estados Unidos se calculó que 14 048 niños cubanos
no acompañados habían llegado al país para, irónicamente, no perder
la patria potestad.
Los cantos de sirena para atraer hacia Estados Unidos, primero a
cualquier cubano, en especial a los técnicos, han continuado después
con el mismo objetivo de atacar a la Revolución, aunque con
distintas variantes, las cuales todavía hoy ponen en práctica.