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(10 de noviembre de 2010)
Girón 50
Los Dulles, arquitectos de la invasión (III)
GABRIEL MOLINA
Los hermanos
Allen y John Foster Dulles fueron los arquitectos principales de la
Guerra Fría de Estados Unidos contra Cuba, que rebasa ya el medio
siglo.
El
joven presidente Kennedy con el tenebroso director de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA), Allen Dulles.
No era por gusto
ni por ideología. Según el diario The Worker, poseían intereses
económicos personales que determinaron su posición respecto a la
Isla.
Las compañías
azucareras Francisco y Manatí Sugar eran controladas por la firma J.
Henry Banking Corporation de Nueva York, de la cual era director
Allen Dulles, quien desde la CIA fue ejecutor de los planes
subversivos de Estados Unidos sobre Cuba, Indonesia, El Congo, Irán
y Guatemala. Actuaba en combinación con su hermano John Foster
Dulles, secretario de Estado en el gobierno de Dwight Eisenhower.
La United Fruit,
que llegó a poseer plantaciones en Colombia, Costa Rica, Jamaica,
Nicaragua, Panamá, Santo Domingo y Cuba, en esta Isla poseía 109 700
hectáreas, arrebatadas por habilidosos abogados a indefensos
campesinos, así como instalaciones, edificios, maquinarias, ganado y
otros bienes. La United se las ingenió para hacer valer sus
documentos de posesión —fuesen estos legítimos o falseados—,
apropiándose de la mayor parte de las haciendas de Banes, hasta
integrar esas tierras en un enorme latifundio.
El
presidente Ike Eisenhower (a la derecha) se congratula con su
secretario de Estado y ejecutor de la Doctrina Monroe, John Foster
Dulles.
Socios de la
poderosa firma Sullivan & Cromwell, además de accionistas de la
United Fruit, los hermanos Dulles —junto a la familia Bush, en
particular el abuelo—, destinaron bienes por mil millones de dólares
al Partido Nazi de Adolfo Hitler, según Karlheins Deschner en su
obra The Moloch Dulles. Por su parte, Stephen Kinzers
en su libro Overthrow revela que la firma se benefició
haciendo negocios con el régimen nazi. Wikipedia registra, además,
que John Dulles apoyaba públicamente a los nazis hasta 1935 en que
cerró la oficina de Berlín. A pesar de esas infamantes tendencias,
pretendieron ser paladines de la democracia.
Allen sostenía
relaciones personales con Batista, a quien visitó en 1955, para
sentar las bases de una especie de sucursal de la agencia, el Buró
de Represión de Actividades Comunistas, el tenebroso BRAC.
Un documento de
noviembre 24 de 1959, desclasificado por el gobierno inglés y
entregado a Cuba por la parte norteamericana en marzo del 2001 —en
ocasión de la Conferencia Académica Girón 40 años después—,
revela que Allen Dulles tenía desde entonces ya madura su estrategia
para rescatar a Cuba: presionaba a Inglaterra para impedir la venta
al gobierno revolucionario de aviones Hunter de combate que se
negociaba, así como toda otra clase de armamentos. Su secreto
objetivo era forzar a los cubanos a "solicitar armas a los
soviéticos o al bloque soviético"(1), a fin de
insertarla en la Guerra Fría y dar credibilidad a su tesis del
peligro que representaba la Revolución Cubana para la seguridad de
todo el hemisferio occidental. Pretendía repetir el éxito alcanzado
con semejante táctica en 1954, que sirvió de pretexto para la
operación con que derrocaron al presidente de Guatemala, Jacobo
Arbenz. Allen Dulles presentaba a Cuba como una plataforma de la
URSS en América.
Solo un mes
después de la huida de Batista, ya el gobierno de Eisenhower negó
créditos modestos a una delegación del Banco Nacional que los
solicitaba pues "los principales cabecillas del régimen derrocado
por la Revolución habían malversado o se habían robado 424 millones
de dólares de los recursos que en oro y dólares respaldaban al peso
cubano"... y fueron recibidos en Estados Unidos, junto a los autores
de los más abominables crímenes y abusos contra el pueblo cubano".(2)
La radical Ley
de Reforma Agraria promulgada a los tres meses, en mayo 17, atrajo
enseguida la ira de sus vecinos ya que lesionó sobre todo intereses
de la United Fruit, por tanto a los Dulles: "Si le quitáramos a Cuba
su cuota, la industria azucarera sufriría rápidamente una rápida
caída, causando desempleo generalizado. Muchas personas quedarían
sin empleo y comenzarían a pasar hambre¼
una guerra económica", reconocía el Secretario de Estado, Foster
Dulles. (3)
A solo seis
meses de promulgada la Ley, un memorando fechado el 11 de diciembre
de 1959 por el jefe de lo que poco después se tituló División del
Hemisferio Occidental de la CIA, J. C. King, exhortaba a "analizar
minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro [que]
aceleraría grandemente la caída del gobierno¼ " (4) fue aprobado y de modo
especial la propuesta de asesinato, como se refleja en la anotación
al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el
12 de diciembre.
Los Dulles, en
nombre de la libertad y la democracia, subvirtieron medio mundo. Su
primer descalabro fue en 1961 con Cuba. Hasta cierto punto es
natural, aunque injusto, que esos hermanos, socios de la United y de
Sullivan & Cromwell, defendiesen sus intereses personales. No se
puede pedir peras al olmo.
Pero es
demasiado desdeñoso de la inteligencia humana hacer creer que los
hermanos Dulles actuaron para preservar la democracia y la libertad.
Carecían de la franqueza que tuvo en junio de 1961 el presidente de
la Esso Standard, B. Rathsbone, al declarar en Copenhague: "No se
nos puede reprochar que veamos con sumo disgusto cómo se elabora el
petróleo soviético en nuestras refinerías de Cuba". Es prepotencia
sin hipocresía.
(1)
Juan
Carlos Rodríguez. Girón, La Batalla Inevitable. Editorial Capitán
San Luis, pp. 21.
(2)
Demanda del pueblo cubano contra el gobierno de Estados Unidos.
Editora Política 2000, pp.6
(3)
Foreign Relations of the United States (FRUS) Volumen VI Cuba.
Citado en Ricardo Alarcón. Medio Siglo de revolución, Prólogo pp.
541
(4) FRUS. Volumen
IX .Citado en Tim Weiner. La Historia de la CIA. Random House
Mondadori, Barcelona 2008, pp.158 |