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(14 de enero de 2011)
Girón 50
La CIA Nostra (X)
Gabriel Molina
La Agencia
Central de Inteligencia (CIA) se alió con dos de los diez más
peligrosos criminales para asesinar a Fidel Castro en 1960.
Esta espantosa
noticia ha sido publicada en un documento oficial del Senado de
Estados Unidos, pero solo con la desclasificación de textos secretos
en los últimos años ha sido posible alcanzar a comprender aquella
aberrante realidad.
El informe del
entonces Fiscal General de los Estados Unidos, Robert Kennedy,
citaba por sus nombres a Sam Giancana y Santos Trafficante, quienes
fueron invitados a participar en la operación de la CIA aprobada por
el entonces presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, y el
director de la Agencia, Allen Dulles. La información se confirmó
gracias a un informe del Comité Especial presidido por el senador
Frank Church, que expresa textualmente "en agosto de 1960 la CIA dio
pasos para enrolar miembros del bajo mundo criminal en contacto con
el sindicato del juego para que ayudasen a asesinar a Castro".
(1)
Los
hermanos Kennedy. A la
izquierda Robert; de perfil, John F.
Richard Bissell,
subdirector de la CIA a cargo de Planes muy ligado a Allen Dulles,
citó en la estival mañana del 18 de agosto de 1960 al coronel
Sheffield Edwards, director de la Oficina de Seguridad de la
Agencia, la encargada de manejarlo todo y de que nada se filtre y le
dijo que tenía instrucciones expresas de Dulles de acabar con Fidel
Castro. La decisión había sido aprobada por el presidente Eisenhower,
tras una reunión en la Casa Blanca con Dulles y el propio Bissell.
El informe del
Comité dirigido por el senador demócrata Frank Church, afirma que
varios hombres de la agencia estaban en contacto con la Cosa Nostra.
Robert Maheu, un
agente para asuntos escabrosos, fue incorporado y se le pidió por
los altos ejecutivos de la CIA que encontrase a John Roselli a fin
de "determinar si participaría en un plan para deshacerse de
Castro". (2)
Los asignados a
la tarea debían hallar a alguien que pudiese realizarla en Cuba y
que no apareciera envuelta la Agencia, por lo que se instruyó que
fuese realizada por alguien de fuera. Por sus contactos en Cuba, el
coronel Edwards propuso el uso de la Cosa Nostra. Los detalles
esenciales de la alianza CIA-Cosa Nostra están contenidos desde 1975
en el informe del Comité Especial del Senado.
La primera
asociación entre el gobierno de Estados Unidos y la mafia
ítaloamericana fue con Lucky Luciano, jefe de la Comisión que dirige
a las distintas borgatas o familias de pandilleros en todo el país,
quien cumplía una sanción de 30 a 50 años de reclusión desde el 18
de junio de 1936, en la prisión de alta seguridad de Dannemora.
Meyer Lansky, el astuto judío, amigo de Luciano y de hecho su
consigliere, negoció con el comandante Charles R. Haffenden,
oficial superior en la Oficina de Inteligencia del Tercer Distrito
Naval, una alianza para utilizar a los mafiosos en labores de
contraespionaje en los muelles de Nueva York, objetivo de los
agentes nazis; y de inteligencia para el desembarco y ocupación de
Sicilia por las tropas de Estados Unidos. De ese modo Luciano salió
de prisión, deportado a Italia, y todos los asociados salieron
ganando.
El Plan Militar
Especial para la Guerra Psicológica en Sicilia llegó a manos del
general George Marshall, máximo responsable de la Junta de Jefes del
Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, y con su recomendación
fue aprobado "el 15 de abril de 1943 en Washington. Se envió a
Argel, donde lo recibió Eisenhower, el general al mando en el teatro
de operaciones de África del Norte. El mensaje estaba muy claro: los
Aliados iban a utilizar a la mafia en la conquista de Sicilia. La
Junta de Jefes del Estado Mayor Conjunto recomendó que el plan fuese
aprobado y enviado a Argel al general Dwight D. Eisenhower"
(3).
Por ese estrecho
vínculo fue que en cuestión de horas ya Maheu tenía una cita
concertada con Roselli, en el restaurante Brown Derby, de Beverly
Hills, donde estaba establecido el gangster, uno de los más
importantes jefes mafiosos de California y de Las Vegas, con amplias
relaciones entre artistas como Frank Sinatra, Debbie Reynolds y Dean
Martin.
Maheu voló hacia
California en septiembre de 1960 y allí se reunió con Roselli el día
14 en el Brown Derby, quien se mostró receptivo cuando Maheu le
comunicó que altos funcionarios del gobierno estaban interesados en
liquidar a Fidel Castro, que podría apoyarse en cubanos enemigos de
él y ofreció 150 000 dólares por el contrato. Roselli se dio cuenta
de que, más que esa suma, la relación le serviría para eludir la
amenaza de deportación que pendía sobre su cabeza.
En La Habana,
ese mismo 14 de septiembre se informaba que Fidel Castro, primer
ministro del Gobierno Revolucionario, presidiría la delegación
cubana a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas,
por lo que Maheu y Roselli se trasladaron a Nueva York para
contactar a un alto oficial de la CIA, en el Hotel Plaza. Roselli
propuso allí, y fue aceptado, incorporar en la conspiración a su
amigo Sam Giancana, sucesor de Al Capone, por su probado talento
organizativo para este tipo de operaciones, y a Santos Trafficante,
con abundantes intereses en Cuba expropiados por la Revolución, y
por sus grandes relaciones con la Isla para establecer los contactos
necesarios. Por tanto, viajaron a Miami para encontrarlos.
Giancana
asintió, aunque descartó la posibilidad de realizar un atentado al
estilo mafioso. Nadie podría ser reclutado para realizarlo, teniendo
tan poquísimas probabilidades para escapar con vida. Dijo que el
único modo de obtener éxito y proteger la vida sería utilizar un
veneno poderoso para depositarlo en alguna bebida de Fidel Castro.
Sam "Momo"
Giancana heredó en Chicago el imperio de Al Capone y lo mantuvo de
1957 a 1966. La prensa lo describía como un hombre bajito y calvo
que adoraba los trajes de seda, los autos convertibles llamativos y
las mujeres más llamativas aún. Incluso eran llamativas sus
asociaciones, como la que tuvo con Frank Sinatra. O con la cantante
Phyllis McGuire, del trío las McGuire Sisters, que vino a ser la
causante de la primera filtración de los planes de asesinato, cuando
Giancana consiguió que la CIA pusiera micrófonos en la habitación de
la cantante para determinar si ella le era infiel. Los micrófonos
fueron descubiertos por el FBI y el hecho estuvo a punto de
convertirse en un escándalo, solo detenido por la cobertura que le
dio la Agencia. El modo en que se relacionó con Phyllis McGuire, era
muy de Giancana. Lo retrataba. Ella "perdía en una mesa de juego en
Las Vegas más de 100 000 dólares. Momo la distrajo con su charla
para que no siguiera perdiendo. Fue a ver al manager del casino, el
famoso Moe Dalitz, y le dijo que él se hacía cargo de la deuda, que
sencillamente se la comiera". (4)
Santos
Trafficante era compañero de muchos años de Giancana. Estaban juntos
en 1957, cuando la reunión de alto nivel mafioso de los Appalachian
fue descubierta por la policía. También estaba ligado a los capos
Carlo Marcello, Joseph Bonnano, Meyer Lansky y Lucky Luciano. El
joven Trafficante comenzó regenteando el casino del cabaret habanero
Sans Souci. En unión de Lansky realizó otras inversiones en los
casinos de los nuevos hoteles Habana Riviera y Capri, por lo que se
rodeó de gangsters cubanos. Prestar servicio a su gobierno, siempre
le produciría dividendos positivos.
El inspector
jefe de la policía neoyorkina, Michael J. Murphy, frustró el primer
intento de esa CIA Nostra. Murphy tuvo a cargo la seguridad de Fidel
en la ciudad ,en ocasión de la Asamblea General de la ONU, y Murphy
supo por un oficial de la CIA que se pretendía usar a un miembro de
la mafia local, Walter Martino, para colocar una carga explosiva
cerca de la tribuna en el Parque Central de Nueva York, donde Fidel
hablaría.
El jefe policial
se enteró por un oficial de la CIA en el Hotel Waldorf Astoria,
donde tenían su cuartel general los operativos policiales
neoyorquinos encargados de la seguridad de los jefes de Estado que
asistían al cónclave, y detuvo a Martino e hizo fracasar el plan.
El hermano de
Walter, John Martino, uno de los miembros de la mafia ítaloamericana
en el hotel Nacional de la Habana, había sido detenido el 5 de
octubre de 1959 cuando trataba de sacar en el ferry una maleta
cargada de dólares de la Mafia.
Después se fugó
y fue reclutado por Sam Giancana para organizar el atentado al
Comandante en Jefe, que encargó a su hermano Walter.
(1)
Church Report. Alleged Assasinations Plots Involving Foreign
Leaders.
(2) Ibid.
(3) Tim Newark. Los Aliados de la Mafia. Alianza
Editorial. Madrid, 2007.
(4) William Brashner. The Don Ballantine Books. New York,
1978.
(5) Fabián Escalante. Acción Ejecutiva. Objetivo Fidel
Castro. Ocean Press Melbourne, 2006. |