Gira de Raúl por Asia


El Sol nunca se pone para la bandera de la Revolución

Recuerdos de la primera visita de Raúl Castro a Viet Nam. Encuentro con el Presidente Ho Chi Minh y otros dirigentes históricos del hermano país

JULIO A. GARCÍA OLIVERAS

Cuba y Viet Nam son uno. Esta consigna se oiría en el Norte y el Sur de Viet Nam en la boca de los patriotas que luchaban contra la agresión yanki. Era el resultado revolucionario de los estrechos vínculos combativos que se habían establecido entre los dos pueblos, gobiernos y Partidos; entre Fidel y Ho Chi Minh, en la lucha por la independencia, la soberanía y el socialismo y frente a la política imperialista de Estados Unidos.

Osvaldo Dorticós, Ho Chi Minh, Raúl Castro y Vo Nguyen Giap en un encuentro durante la visita de la delegación cubana a Hanoi en 1966

El 2 de enero de 1966, en el acto conmemorativo del triunfo de la Revolución, Fidel había declarado: "Porque al pueblo de Viet Nam estamos dispuestos a darle no ya nuestra azúcar, sino nuestra sangre, ¡que vale mucho más que el azúcar!". Expresaba así, en nombre del pueblo cubano, la solidaridad ante el papel que asumía Viet Nam frente a la agresión.

Después de la derrota del ataque mercenario de Playa Girón y de la Crisis de Octubre, Estados Unidos mantenía su propósito de destruir a la Revolución cubana. La decisión yanki de dirigir el grueso de sus fuerzas militares hacia el Sudeste de Asia, conllevaba que la amenaza de agresión directa contra nuestro país se reducía por el traslado de los planes agresivos de Estados Unidos hacia aquel lejano teatro de operaciones.

El inicio de la escalada norteamericana en 1965 fue apreciado exactamente por Fidel y de inmediato se produjo el pronunciamiento solidario e internacionalista de Cuba, para dar todo su apoyo a la lucha del heroico pueblo de Ho Chi Minh. La Dirección de la Revolución decidió impulsar la solidaridad con Viet Nam en todas sus formas, incluso con el envío de voluntarios cubanos si el hermano país así lo solicitaba.

Esta decisión iba a manifestarse en un importante hecho histórico en las relaciones entre los dos países. El 29 de octubre de 1966 llegaba a Hanoi una delegación cubana de alto nivel, con el Comandante Raúl Castro, Ministro de las FAR; el Presidente Osvaldo Dorticós y el comandante Sergio del Valle. En una base aérea los esperarían el Presidente Ho Chi Minh, el legendario general Vo Nguyen Giap y Truong Chinh, Presidente de la Asamblea Nacional.

El encuentro sería muy caluroso y afectuoso. De inmediato se iniciaron las reuniones para una estancia que sería breve. El viaje se había organizado de forma secreta, a partir de la participación de nuestra delegación en una reunión de los partidos de los países socialistas que se celebraba en Moscú. En aquel encuentro todos los participantes se habían manifestado sobre la necesidad de poner fin al conflicto vietnamita en aras de la paz, lo que motivó el interés de nuestra delegación por reafirmar la total solidaridad con la lucha de aquel pueblo hermano y con ello la decisión de viajar.

Tendría lugar un intenso intercambio de opiniones durante los días 30 y 31 de octubre, incluyendo las noches. La parte vietnamita, integrada por el Presidente Ho Chi Minh, Pham Van Dong, Giap y el ministro de Relaciones Exteriores, Nguyen Duy Trinh, ofreció una detallada información del curso de la guerra, destacando la marcha exitosa de la lucha de liberación en el Sur y el enfrentamiento decidido a la guerra de destrucción aérea en el Norte.

El primer ministro Pham Van Dong explicó ampliamente el desarrollo de la guerra, que había obligado a los yankis a incrementar constantemente sus tropas, ascendentes en esa fecha a 400 000 soldados. Más de un millón de hombres en total, sumando al ejército títere. Sin embargo, sufrían derrotas continuas e incluso sus planes de pacificación habían fracasado, su retaguardia estaba en situación crítica y sus bases eran atacadas constantemente.

Pham Van Dong subrayó que estaban preparados para la inevitable escalada de la guerra de destrucción y de bombardeos contra el Norte, manifestando su firme confianza de que la agresión sería derrotada por la estrategia de la Guerra del Pueblo. Los yankis llegarían a lanzar más de 6 millones de toneladas de bombas sobre Viet Nam, tres veces la cantidad arrojada durante toda la Segunda Guerra Mundial.

Ho Chi Minh expresó su agradecimiento por la ayuda de Cuba y de Fidel, añadiendo: "Solamente quiero decir que entre Cuba y Viet Nam hay tanta distancia que cuando uno duerme el otro está despierto. Antiguamente se decía del imperio inglés que el Sol nunca se ponía para la bandera inglesa. Pero ahora hay que decir que el Sol nunca se pone para la bandera de la Revolución. Es decir, que nuestros países geográficamente son antípodas, pero hay una identificación completa en lo moral".

El Presidente Osvaldo Dorticós hizo una exposición sobre lo que se había tratado en la reunión de Moscú y Raúl, al destacar la voluntad de elevar nuestra solidaridad al máximo en la lucha común, reiteró la decisión de nuestro Partido, de nuestro Gobierno y nuestro pueblo de llevar adelante el socialismo.

Después de las reuniones y tras rápidas visitas a algunos lugares en los alrededores de la capital, sin que faltaran como telón de fondo los vuelos de los aviones yankis y las alarmas aéreas, se efectuó un acto solemne en la sede de la Asamblea Nacional y una recepción en el Palacio, tras lo cual nuestra delegación partió de regreso.

Este histórico encuentro, en condiciones de guerra, constituyó un eslabón importante que señaló la nueva etapa que comenzaba en las relaciones de solidaridad revolucionaria entre Viet Nam y Cuba.

La visita que realizaría en 1973 a Viet Nam el Comandante en Jefe Fidel Castro, sería otro acontecimiento trascendental en el círculo de las relaciones cubano-vietnamitas, iniciado con la extraordinaria mirada de José Martí en su bella historia Un paseo por la tierra de los anamitas, en 1889.

   

SubirSubir