Fidel en 1960

Esa prédica fue la que nutrió el espíritu rebelde y heroico de nuestro pueblo

(Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en la cena martiana ofrecida por el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda, efectuada en la Plaza de la Revolución, el 27 de enero de 1960)

Por primera vez es el pueblo dueño de sus destinos, y lo que hagamos ahora de nosotros depende; el triunfo definitivo de nosotros depende, porque en nosotros está la fuerza para llevarla adelante o la debilidad que la haga fracasar. En nosotros ha de estar la virtud que permita llevar felizmente adelante el propósito que nos hemos impuesto o estarían los vicios que nos hicieran fracasar; en nosotros ha de estar el valor que permita el triunfo definitivo o la cobardía que haga posible el fracaso definitivo. En nosotros pues, en esta generación que ha sido afortunada en la oportunidad, está también la tremenda responsabilidad, porque de las filas del pueblo salen los conductores, de las filas del pueblo salen los héroes, de las filas del pueblo salen los valientes, de las filas del pueblo surgen las fuerzas que puedan permitir el triunfo de un pueblo, como de las filas surgen también —infortunadamente— los traidores o los desertores, y surgen los de poca fe, y surgen los cobardes [...]

Con esto señalo la realidad, y la realidad de que, a la larga, sea mucho mayor la suma de valor, la suma de fe, la suma de sacrificio y de heroísmo, sobre la suma de cobardía, de deslealtad o de debilidad de otros, para que pensemos en esta tarea honrosa, pero difícil, porque a los débiles de adentro, a los traidores de adentro, a los cobardes de adentro, a los corrompidos de adentro, hay que sumar los corrompidos de afuera, hay que sumar el poderío de los de afuera (APLAUSOS), hay que sumar el esfuerzo que contra la Revolución hacen los de afuera. A los buenos de adentro los acompaña la solidaridad y la simpatía de todos los buenos de afuera (APLAUSOS).

¿Por qué tenemos fe? ¿Por qué tenemos confianza? Tenemos confianza porque los cubanos buenos son abrumadora mayoría sobre los cubanos malos (APLAUSOS); porque los valientes, los cubanos valientes, y los cubanos virtuosos, los cubanos generosos, los cubanos entusiastas, son, constituyen, abrumadora mayoría sobre los cubanos egoístas o cobardes, o sietemesinos, como llamaba Martí a los hombres que no tenían fe en su pueblo (APLAUSOS). Por eso, porque contamos con un pueblo semejante, en que hay una proporción de virtud tan extraordinariamente mayoritaria, es por lo que creo que esta generación aprovechará la oportunidad que le brinda el destino de la nación para culminar en la victoria definitiva. Y es que la virtud ha crecido en nuestro pueblo, porque si estudiáramos el pasado, nos encontraríamos que los hombres que encendieron la chispa de la libertad, los hombres que encendieron la llama del patriotismo, eran entonces una exigua minoría; los pioneros de nuestra patria fueron minoría y durante un tiempo considerable los hombres verdaderamente patriotas fueron minoría.

Y gracias al ejemplo bueno, y a pesar del ejemplo malo; gracias a que el pensamiento y la luz a la larga se imponen; gracias a que la verdad siempre, más tarde o más temprano, la verdad que se escribe con sangre de pueblo, triunfa. Gracias al ejemplo de los buenos, gracias a la prédica de los fundadores, entre los cuales el primero fue aquel hombre cuyo nacimiento conmemoramos hoy. Gracias a esa prédica que era ignorada en un principio, porque los versos, como los pensamientos, como los escritos, como las proclamas, como los discursos de Martí, que hoy son familiares para todos nosotros, fueron al principio del conocimiento reducido de un círculo de amigos o de compatriotas que tuvieron el privilegio de leerlos o escucharlos, porque en medio de la censura y de la opresión, aquellas ideas no podían divulgarse, e incluso, en los inicios de la república, el pensamiento y la prédica de Martí no se conocía sino por una minoría, y fue en el transcurso del presente siglo cuando nuestro pueblo pudo ir, paso a paso, conociendo aquella filosofía política, aquel pensamiento profundamente humano de nuestro Apóstol [...]

Y a pesar de esa influencia, sin embargo, nos encontramos que las virtudes de nuestro pueblo fueron creciendo, y nos encontramos que en nuestro pueblo había fuerzas suficientes para librarnos de las ataduras poderosas que realmente mantenían a nuestro pueblo sumido a una política y a unos procedimientos que eran los más opuestos a sus intereses.

Y así, ¿por qué se pudo llevar adelante la última guerra libertadora? ¿Por qué se pudo alcanzar la victoria? ¿Por qué avanza la Revolución? Se logró todo porque había virtudes en nuestro pueblo, y esas virtudes fueron el fruto de las semillas que sembraron los fundadores de nuestra república; de la semilla, de la abundante semilla que sembró nuestro apóstol José Martí. Porque ese amor acendrado a la libertad, esa prédica constante de dignidad, ese sentido humano del pensamiento martiano; ese odio a la tiranía, ese odio al vicio, ese odio a la esclavitud que le hizo decir: "Sin Patria, pero sin amo", sin patria, pero sin amo, es decir, preferir la muerte a tener un amo (APLAUSOS), esa prédica fue la que nutrió el espíritu rebelde y heroico de nuestro pueblo.

   

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