[...] a nosotros no nos van a intimidar y nosotros no
amenazamos. Sencillamente realizamos nuestros objetivos sin amenazas de
ninguna índole, porque esas son actitudes de impotencia. Cuando se
cuenta con los medios de hacer las cosas, se hacen, no se amenaza [...]
[...] se nos están pareciendo ya estos reaccionarios a
los voceros de la tiranía y es en que amenazan. La Revolución nunca
amenaza y la reacción está amenazando. Eso es lo que hacía la tiranía y
ciertas frasecitas en la reunión, por ejemplo, de los ganaderos, ciertos
gritos que eran copias textuales de frasecitas de los Otto Meruelos y de
los Díaz-Balart y comparsa [...] ya empezamos a reparar en la
idiosincrasia de ciertas gentes que en todo se están pareciendo, como
una gota de agua a otra, a los elementos que andan prófugos de la
justicia y lo peor es que quieren abolir una palabra. Es curioso que se
quiera abolir aquí una palabra, que se esté haciendo una campaña no solo
contra la Revolución, sino contra una palabra. Se quiere abolir la
palabra contrarrevolucionario, se quiere abolir la palabra reaccionario.
Hay quienes quisieran que ni siquiera existiera en el diccionario, para
que entonces nosotros, y eso va contra la libertad de expresión, no
pudiéramos contar ni con una palabra para calificar ciertas actitudes y
en consecuencia se están haciendo campañas contra palabras, métodos, por
supuesto, que van contra la libertad de expresión lo cual vale la pena
recalcar un día como hoy, porque en materia de trabas a la libertad de
expresión hay ciertos monopolios de órganos que son
supercontralibertarios de expresión, si se quiere buscar una palabra
[...]
Estamos en un caso curiosísimo, y es el peligro de que
los grandes intereses contrarrevolucionarios monopolicen los mayores
recursos de propaganda aunque, desde luego, esto más bien para aclarar
conceptos, porque como hemos dicho en otras ocasiones, no nos importa
que los intereses creados cuenten con muchos recursos de propaganda y
tengan unos cuantos defensores, porque el pueblo cuenta con muchos
defensores también, que pueden hoy hablar y escribir. Pero debemos estar
atentos de al hablar y escribir no subestimar a los enemigos de la
Revolución, y hablar y escribir para evitar que confundan, que
tergiversen, que desorienten; hablar y escribir contra el espíritu
contemporizador, contra los argumentos de los que quieren echar mantos
de olvido, contra los que quieren hoy pintar como infelices víctimas a
los verdugos recientes, cuyas víctimas están todavía frescas.
Ustedes tienen que librar la batalla junto con nosotros,
tienen que aclarar conciencias, sin que se dejen llevar por ese complejo
que es otra cosa que se quiere establecer aquí, un complejo, y observen
bien, se quiere abolir palabras, sembrar complejos, el complejo de que
el que defiende al Gobierno Revolucionario es un adulón, un sinvergüenza
y un servidor rastrero del poder.
Es bueno que estén alertas porque quieren sembrar
complejos también, cuando la verdad es que los defensores de la
Revolución son espontáneos, porque esta Revolución lo único que le da es
trabajo y sacrificio a sus amigos, tareas duras y difíciles a sus
amigos. Esta Revolución no da prebendas, ni gajes, ni ventajas. Nadie se
debe dejar impresionar por esas palabritas de los que quieren pintar
como una heroicidad el combatir el Gobierno Revolucionario y como
adulonería el defenderlo [...]
Así que debemos levantar nuestras banderas de moral,
nuestra fe, nuestros limpios pendones, porque si hay una causa que
merece lucharse, es esta; si hay un proceso que merece vivirse, es este;
si hay una idea que merece defenderse, es esta; porque los que no
conformes con todo el lodo que tienen encima no les importa todavía
sepultarse más, al menos no intenten hacer creer a nadie que defender la
Revolución deshonra, porque esta Revolución ni se ha prostituido ni se
prostituirá.
[¼ ] En esta lucha entre los
propósitos y los intereses enemigos de la Revolución, tenemos posiciones
morales y nuestra estrategia aquí será como en la guerra. La posición
moral, la posición correcta es cada día más exigente y cada día más
firme. Todos ustedes saben en qué han fracasado los gobernantes.
Hay cosas que parecen absurdas, y sin embargo, ocurren.
¿Cómo es posible que ocurran? Esta vez podrá ocurrir lo imprevisible, lo
que no se pudiera prever o evitar, accidentalmente pudiera ocurrir, pero
conscientemente esas posturas y esos actos que han desacreditado a los
gobiernos no ocurrirán jamás en el Gobierno Revolucionario; tenemos
mucho cuidado en mantener nuestra posición histórica y en mantener
nuestra posición moral en esta lucha, sin descender un paso en nuestras
trincheras morales, desde donde esperamos luchar y combatir contra los
intereses que se quieren oponer a esta Revolución.
Hacía muchos días que no comparecía en ningún acto
público; el deseo de trabajar, de crear y de ganar tiempo es más
poderoso que la necesidad de hablar y de aclarar muchas cosas, pero no
nos queda más remedio que empezar a ripostarles antes de que se crean
que han descubierto el Mediterráneo, los enemigos de la Revolución;
salirles al paso con razones, porque de razón a razón, vamos a ver quién
las tiene todas y quiénes no las tienen; en la polémica pública contra
los intereses creados, vamos a ver quién sale victorioso en el esfuerzo
creador, mientras los otros tratan de obstruccionar, contraer y rebajar;
vamos a ver quién sale victorioso en esta batalla histórica entre el
pueblo de Cuba y los enemigos del pueblo de Cuba; vamos a ver quién sale
victorioso.