Libertad de expresión y libertad de vivir

Hemos hablado de libertad de expresión, del pensamiento, de reunión y de la libertad de vivir. ¿Y los que atentan contra la libertad de vivir? ¿Y los que no quieren que los niños se eduquen, que los niños se alimenten, que el hombre viva y que no les importa que una mujer que puede vivir 70 años, viva 30 o 35 [...]?

Los que no se preocupaban de esas cosas para hablar de la viudita y del pobrecito infeliz que ha salido perjudicado por esa ley cruel, por esa ley criminal, por esa ley dictatorial y despótica que es la Ley Agraria ¿qué dicen del derecho a la vida? Porque sin el derecho a la vida no se puede hablar, no se puede escribir, ni se puede reunir; el que se muere de hambre no puede hablar.

Estos descarados, hipócritas, cínicos, porque de algún modo hay que llamarlos alguna vez, esgrimen setenta mil razones para demostrar que lo otro es lo que nos ha conducido a todos a esta incertidumbre, por ejemplo, la de ustedes, en la situación ante el dilema de tener más o menos órganos de expresión o tejer soga para nuestros pescuezos sosteniendo órganos contrarrevolucionarios. Qué hacer frente a todas estas cosas, sino sacar en conclusión que aquí pasa algo, que alguien tiene la culpa y que es duro el esfuerzo que hacemos por ayudar, el esfuerzo que queremos hacer por llevar adelante esta obra y, sin embargo, lo de atrás, los intereses creados, lo que hasta aquí ha existido, nos obstaculiza tanto que en el caso de los periodistas, en esas horas que le quedan a uno para meditar, un poco en serio y un poco en broma, estamos pensando que vamos a tener que darles una cooperativa agrícola para ayudarlos de alguna manera; que no lo pongan a uno en riesgo de que nos arrinconen y nos estrangulen por ayudarlos. Dilema en realidad serio, que no quiere decir que no tenga solución, porque la encontraremos también. Pero no cabe duda de que son problemas delicadísimos. [...]

Todo el mundo sabe lo que nos esforzamos y estas cosas quizás sean una explicación en el Día de la Libertad de Expresión y sirvan para explicar un poco la razón esta de que nosotros no hayamos podido terminar de resolver el problema de los periodistas; que sabemos que están mal y porque forman parte de los afectados por la injusticia social, que forman una legión en el número de los que pueden esperarlo todo de la Revolución, de los que son llamados a ser redimidos también, igual que el campesino, igual que la mayor parte de nuestro pueblo [...]

Si aquí viniera una contrarrevolución y si triunfara, que no triunfará jamás, aquí hay mucha gente que no tendría problemas, porque le han echado con el rayo al Gobierno Revolucionario. No tendrían, no tienen problemas con nosotros y no tendrían problemas con una supuesta contrarrevolución si triunfara; al contrario, batirían palmas, sacarían cintillos y tendrían asegurada una medalla, porque son los defensores de los intereses contrarrevolucionarios. En cambio, ustedes, los que han dado este acto, no solo perderían la libertad de expresión, sino que perderían hasta el órgano con que pueden expresar la libertad.

[¼ ]Nosotros somos de los idealistas que luchan hasta el último aliento, los demás con huir resolvieron; no luchan hasta el último aliento; huyen cuando no les queda mucho margen para escapar y previsoramente toman el avión y se van; los otros, pues jugueteaban y disfrutan de esas libertades sin problemas. Luego, no es para ellos esta lucha de vida o muerte; luego, no luchan, no son enemigos temibles; son temibles por las mentiras que difunden, por los oprobios que propalan [...]

[...] se siente uno bien cuando sabe que la tarea no es fácil, [...] se siente uno bien cuando sabe que este esfuerzo es un esfuerzo que vale la pena hacerlo, que esta hora es una hora que vale la pena vivirla, porque las tareas fáciles no invitan a los hombres de espíritu entusiasta y elevado, las tareas fáciles son tareas de gente mediocre, pero las tareas difíciles como estas, en que se vislumbran todos los enemigos de la Revolución, en que se vislumbran los pasos de cada uno de ellos, las agresiones y las provocaciones, las tareas difíciles cuando son tan justas como estas, nos llenan de entusiasmo, y es bueno que tengamos empresas difíciles por delante, porque lo peor para los revolucionarios, lo peor para un proceso revolucionario, sería no tener enemigos, bajar la guardia, desfallecer el espíritu en la acomodación y en las cosas intrascendentes, y como conocemos a los revolucionarios, sabemos que son mejores cuando tienen que librar grandes batallas. (Reunión con los periodistas, el 7 de junio de 1959, tomado del periódico Hoy)

   

SubirSubir