Campaña desfachatada contra las leyes revolucionarias

[¼ ] En más de una ocasión hemos dicho que sabíamos que esta iba a ser una tarea para nosotros dura, que sabíamos que muchos de esos que dicen "Gracias, Fidel" no tardarían mucho en quitar esos letreritos, que muchos de los que en los primeros instantes batían palmas a favor del Gobierno Revolucionario, sobre todo con la esperanza de que no fuese revolucionario, iban a dejar de batir palmas; que lógicamente, cuando la Revolución, que para ser revolución de verdad, tiene necesariamente que lesionar algunos intereses, no de los más legítimos precisamente y sobre todo si eran intereses de poderosos, en el país donde siempre han mandado los poderosos, en el país donde siempre se han impuesto los poderosos, en el país donde los gobernantes se han plegado de rodillas ante los poderosos; todos esos recursos de los poderosos poco a poco se iban a movilizar contra el Gobierno Revolucionario. Y dije también, en una ocasión, algo que es una afirmación que puede repetirse, con la seguridad de que no dejará de cumplirse y que no está muy lejano el día en que veamos militar en las mismas filas a los criminales de guerra y a los que se oponen a las leyes revolucionarias en razón de sus intereses.

Los cordones umbilicales se van gestando por distintos medios: la coincidencia de ciertos hechos, los disfraces con que cada uno empieza ya a simular sus actitudes.

[¼ ] Son los desvergonzados a los que hay que parar en seco, porque lo que tratan es de rebajar el espíritu revolucionario, de prostituir el espíritu revolucionario, de que aquí se diga de nuevo, como dijo y como tal vez cree aquel escritor mercenario, que Cuba era un país de poca memoria, y hay quienes, ajustándose a ello, pretenden que a los cinco meses apenas, el pueblo de Cuba empiece a ser tolerante y empiece a olvidarse de todos los grandes culpables, de los que sufrimos, porque si hoy gozamos de libertad, no es para que nos olvidemos de los años pasados, es para que no nos vuelva a faltar la libertad, para que no volvamos a caer en ese pasado ignominioso.

Los que quieren olvidar el pasado son los que quieren que nos olvidemos del pasado, son los peores enemigos de la Revolución; elementos contrarrevolucionarios que van adaptando sus tácticas a la situación; que a medida que la Revolución avanza, evolucionan ellos en su propaganda contrarrevolucionaria.

Callados, cobardemente, en los primeros días por temor al enardecimiento del pueblo, que nosotros hemos sido los primeros siempre en pedirle calma y serenidad, en pedirle orden, a ese pueblo al que nosotros, cuando hemos creído que se impulsa demasiado, o cuando hemos creído que puede estar al borde de algún exceso, somos los que le hablamos; acobardados en aquellos días, no hablaban y empiezan ya a hablar, tratan de ganar una pulgada de terreno en su audacia y su osadía.

Y si nos preguntamos, por qué tan pronto, cuando nos preguntamos por qué apenas a los cinco meses y se lanzan a sus campañas desfachatadas contra las leyes revolucionarias, vemos que es porque hemos marchado rápido, porque hemos sido firmes, porque hemos actuado sin vacilación [...]

En fin de cuentas, el mejor galardón que podemos ostentar es la procedencia de los ataques que recibe nuestro Gobierno; el mayor orgullo que podemos ostentar es saber que los que nos combaten son los intereses que estuvieron con todos los gobiernos corrompidos, son los intereses que se sirvieron de todos los gobiernos corrompidos y sangrientos; que cuando ellos nos atacan el pueblo dirá: "Vas bien, Fidel", vas bien, porque basta mirar quiénes atacan al Gobierno Revolucionario, basta mirar quiénes son los que hoy llevan adelante las campañas de oposición, campañas que no se caracterizan precisamente por un criterio, sino por los insultos y hasta las amenazas.

(Tomado del periódico Hoy, 9 de junio de 1959)

   

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