El 28 de abril de 1959, el Comandante en Jefe Fidel
Castro parte desde Montreal, Canadá, hacia la ciudad de Houston, en
los Estados Unidos, donde hace escala antes de continuar rumbo a
Suramérica para sostener una entrevista con el Comandante Raúl
Castro, quien ha viajado desde La Habana con ese propósito. En el
vuelo hacia Argentina, el avión cruza por encima del territorio
cubano, el líder revolucionario dirige unas palabras a su pueblo.
A las cinco de la tarde se pudo establecer contacto
por las estaciones receptoras y trasmisoras de Boyeros, con el avión
Libertad, escuchándose la voz del locutor de Radio Rebelde, Eddy
Martin, quien hizo uso de los micrófonos por breves segundos para
informar algunos detalles sobre el sui géneris acto periodístico que
iba a efectuarse en la cabina de la nave y mencionar las personas
que en esos momentos acompañaban al doctor Fidel Castro.
Inmediatamente se formuló a Fidel la primera
pregunta acerca de cómo se sentía en aquellas alturas hablando al
pueblo de Cuba. El líder de la Revolución manifestó que resulta
difícil adaptarse a aquellas circunstancias, acostumbrado como
estaba a un contacto directo con el pueblo. Exteriorizó igualmente
la nostalgia que ya le producía aquel alejamiento de unos días de la
patria.
Uno de los periodistas le pregunta sobre el alcance
y significación de la Conferencia del Comité de los 21 en Buenos
Aires.
Fidel informó sobre las alteraciones que había
tenido que introducir en su programa de viaje para poder concurrir a
ese evento, pese a los sacrificios personales que ello implicaba,
debido al exceso de trabajo y al agotamiento físico. Caracterizando
la importancia de la reunión de Buenos Aires, manifestó que "en
Buenos Aires es donde concluye nuestro esfuerzo para consolidar la
Revolución Cubana y buscar una solución al problema de Cuba y al de
la América Latina", Añadió que en esa reunión se iba a
"exponer el punto de vista de la Revolución Cubana sobre los
problemas de la América Latina, sobre su subdesarrollo económico y
crisis económicas". Añadió que esperaba que en Buenos Aires se
produjera una coincidencia de todos los países latinoamericanos
[...]
Manifestó su optimismo, su confianza en los destinos
de Cuba, la gran impresión, que no podía describirse con palabras,
que le habían producido las demostraciones de adhesión y simpatía
que la Revolución Cubana había despertado a su paso por los países
que había visitado.
Después de responder varias interrogantes de los
periodistas cubanos que viajan en su avión, Fidel exclama que es
imposible que todos hagan preguntas.
Es preferible aprovechar estos minutos que quedan,
puesto que en definitiva ha sido una entrevista o un evento
periodístico absolutamente nuevo, y yo debo confesar que si resulta
un éxito no debe anotárseme a mí, porque tuvieron que insistir mucho
para que yo hablara desde el avión. No me adapto a este tipo de
tribuna, sin estar en contacto con el pueblo. Es un procedimiento
enteramente nuevo para mí, pero tanto insistieron, que al fin
accedí.
Ya que nos queda poco tiempo le diremos al pueblo
que nos sentimos optimistas acerca del destino de nuestra patria y
del futuro de nuestra Revolución. Las muestras de adhesión y de
simpatía que hemos encontrado no pueden describirse con palabras. En
realidad entendemos que la parte del programa que nos falta ha de
constituir también un éxito, y con ello habremos hecho un recorrido
desde el extremo norte del continente americano hasta el extremo
sur, donde en este mismo instante se encuentran reunidos los
representantes de todos los países de América, para discutir las
cuestiones fundamentales que en el orden económico afectan a
nuestras naciones.
Por eso decidí acortar el viaje o el programa que
tenía con relación a Canadá considerando los miembros del gobierno
Cubano que era mejor invertir estos días en hacer el viaje hasta la
Argentina, y representar a Cuba en ese importante evento
internacional, con lo cual estábamos plenamente de acuerdo.
De todas maneras, pensamos que la ausencia de Cuba
dará lugar a algunos días más de los que en un principio calculamos,
y por ese motivo, aunque tenemos un formidable vehículo de
transporte, con una formidable tripulación, las distancias a
recorrer son enormes, y es imposible poder regresar a Cuba para la
fecha en que teníamos pensado hacerlo.
Así pues, me veo que no podré cumplir la cita que
tenía con los trabajadores el día Primero de Mayo.
[...] Desde aquí, con tres días de anticipación,
quiero expresar nuestra simpatía y solidaridad con los trabajadores
de Cuba, y esperamos que ese día se reúnan allí también no solo los
trabajadores, sino que se reúna todo el pueblo, porque el Día de los
Trabajadores debe ser el día de todo el pueblo, como el Día del
Campesino debe ser el día de todo el pueblo, como el Día de los
Estudiantes, de los profesionales, de cada uno de los sectores que
integran nuestra patria, debe ser el día de todo el pueblo, puesto
que esta obra grande que nuestra patria se ha propuesto realizar y
que está realizando por encima de todos los obstáculos, es una obra
de toda la nación, de todos los que verdaderamente sienten por ella
y están dispuestos a poner sus intereses personales y sus intereses
de sector, por debajo de los supremos intereses de la nación.
El triunfo de nuestra Revolución será el triunfo de
todos, como el fracaso de nuestra Revolución será el fracaso de
todos. (Tomado de los periódicos Revolución y Hoy)