La Revolución es la obra cumbre de esta generación

(Comparecencia del Comandante en Jefe Fidel Castro en el Canal 12 de televisión. La Habana, 25 de marzo de 1959.)

[... ] Estoy tratando de aprovechar estas comparecencias para orientar al pueblo. A mí no me preocupa nada. Yo dije ahorita que aunque tuviera que ganarme la antipatía de todo el mundo, cuando tenga que mantener una posición, la mantendré. Trataremos de hacerlo lo mejor posible e inyectarle al pueblo esa fe y ese entusiasmo sin el cual no hubiéramos podido hacer nada. Lo peor en un pueblo es la falta de fe. La indiferencia, el hastío [... ]

[... ] Yo pienso que efectivamente la Revolución debe tener órganos de divulgación, no para hacer política; entre otras cosas, como vehículos de educación para el pueblo; en otros países los hay, se educa al pueblo. Deben convertirse principalmente en órganos de educación del pueblo, con buenos programas, en que se defienda la línea revolucionaria, pero no a través del viejo estilo aquel, sino a través de argumentos, de gente que razone, de gente que hasta critique, pero que sirva de vehículo de orientación y educación, y de defensa de la Revolución. Calcule que en cada ciudad de la América Latina nos hicieran campaña contra nosotros. Nos defenderíamos; la calumnia no podría prosperar. La verdad no solo necesita ser verdad, sino divulgarse.

Lo que necesitamos es que sepa el mundo la verdad de la Revolución Cubana, y si nosotros pudiéramos hablarles allí y defendernos, seguramente a la gente no se le podría engañar impunemente. [...]

[... ] soy partidario de que se monte una planta de primera por unos canales con los mejores equipos y mantener programas buenos, porque la televisión es un medio formidable de educación de la ciudadanía y de divulgación de las ideas buenas. Porque antes sí se divulgaba todo lo malo y todas las mentiras por los que tenían medios de alquilar espacios, que la Revolución, la moral y la dignidad del país tengan también sus canales por donde divulgar sus ideas y su espíritu moralizador [... ]

[... ] Creo que en todas las instituciones lo lógico es que penetre también el espíritu revolucionario, y los elementos nuevos y revolucionarios se agrupen y luchen democráticamente por el control de las direcciones de los colegios. Lo que nosotros no hacemos es poner a nadie por la fuerza, ni puedo propugnar ningún acto de violencia, pero sí soy partidario de que todo ese elemento joven, en todas las profesiones, trate de obtener el control de las instituciones, democráticamente.

Estamos en una etapa en que tenemos que hacer los mejores esfuerzos para orientar bien al pueblo, y en esto deben cooperar todos los intelectuales, y que no se vayan ahora a dejar engañar por el que fuese a decir que si escriben a favor de la Revolución. Quienes supieron ser enemigos verticales de la tiranía, no deben tener el menor temor de ser defensores verticales de la Revolución.

A mí el problema de la propaganda personal no me importa absolutamente nada, porque me siento muy satisfecho de haber pedido que quitaran todos los letreros con retratos míos y los letreros de "Gracias Fidel" por "Consuma productos del país", y haber hecho la ley prohibiendo hacer estatuas en lugares públicos de personajes vivos, ni retratos en las estaciones de policía, ni calles que lleven su nombre. [...]

No me interesa más que el problema de la Revolución, que es la obra cumbre de esta generación. En la misma medida que estrechan filas los enemigos de la Revolución, dentro y fuera, deben estrechar filas los amigos de la Revolución.

   

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