Nosotros sabremos cumplir con el deber, o caer en el cumplimiento del deber

(Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el estadio universitario, el 13 de marzo de 1959.)

Nosotros podremos venir aquí siempre, nosotros seremos leales siempre a la memoria de nuestros muertos (APLAUSOS); nosotros sabremos cumplir con el deber, o caer en el cumplimiento del deber; nosotros podremos venir aquí, tengo la más completa seguridad, por grandes que sean los obstáculos que se nos pongan delante. Tengo fe absoluta en el fervor y en el idealismo que guía a esta generación.

[... ]. Esta generación es la generación a la que nadie le dio un buen ejemplo, esta generación es la que creció y se educó en las contradicciones de que les hablaba antes; esta generación es la que vio el mal ejemplo por doquier, a la que nadie le enseñó nada bueno, y, sin embargo, esta generación sacó de sí misma todas las virtudes, sacó de sí misma todo el idealismo, sacó de sí misma todo el valor que era necesario para librar esta batalla que salvó a la patria de la ruina y de la muerte (APLAUSOS). Esta generación si de alguien aprendió fue de nuestros próceres gloriosos, si de alguien aprendió fue de los héroes de la patria, porque en medio de las contradicciones en que vivíamos, en medio de las monstruosas contradicciones en que se nos educaba, esta generación supo beber en la fuente de nuestra historia, en el heroísmo de los Ignacio Agramonte, de los Antonio Maceo, de los José Martí (APLAUSOS). Esta generación que rindió tributo en las tumbas de los estudiantes caídos; todos nosotros, que de la universidad procedemos, que de la universidad sacamos la idea revolucionaria que injertamos en el corazón de nuestros campesinos, con los cuales hicimos la Revolución (APLAUSOS). Esta generación, pese al mal ejemplo, pese a los propios familiares que aconsejaban mal, esta generación, pese a la indiferencia de la nación hacia sus muertos, esta generación aprendió de aquellos héroes, y de sí misma sacó el idealismo y sacó las virtudes, y sacó la esperanza en un mar de descreimiento, en un mar de desaliento, y de ese mar ha sacado a flote la patria (APLAUSOS).

Esta generación es, pues, la mejor generación que ha tenido la patria, porque como ninguna creció en medio de la negación y en medio de los peores ejemplos; surgió de una universidad que no enseñaba nada, surgió de unos institutos y de unas escuelas que no enseñaban nada, y esta generación tendrá que enseñar a la universidad que no la enseñó, tendrá que enseñar a las instituciones que no la enseñaron a ella, tendrá que hacerlo todo nuevo. Y es, pues, la mejor generación que la patria ha tenido, más no, sin embargo, mejor que las generaciones venideras, las generaciones que van a tener otro ejemplo, las generaciones que se van a nutrir no solo en la leyenda de 1868 y de 1895, sino también en la leyenda de esta guerra heroica, tan heroica como las anteriores (APLAUSOS); que se va a nutrir no solo de los ejemplos de Agramonte, de Maceo, de Martí, sino también de los ejemplos de los Frank País, de los José Antonio Echeverría, de los Fructuoso Rodríguez, y de todos los otros (APLAUSOS).

Esa generación que tendrá el ejemplo de gobiernos buenos, de hombres leales, de patriotas enteros que no se humillarán ante nada ni ante nadie, esa generación es la generación con que soñamos nosotros, es la generación donde —como decía el poeta, en los versos que fueron aquí declamados— "crecerán los niños que serán como imágenes de los hombres que han caído"; los niños que serán como "manzanita" (APLAUSOS), los niños que serán como Fructuoso Rodríguez, los niños que serán como Frank País, como Pepito Tey, como Joe Westbrook, como Ciro Redondo, como Abel Santamaría, como Renato Guitart y como tantos otros, cuya lista sería interminable.

¿Quieren una patria grande? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí, sí!"). ¿Quieren una patria extraordinariamente grande? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí, sí!"). ¡Pues lo será cuando todos nuestros ciudadanos sean como José Antonio Echeverría, como Frank País, como Abel Santamaría! (APLAUSOS).

   

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