[¼ ]Al Estado hay que hacerlo más
eficiente, el Estado tiene que funcionar mejor que cualquier otra
institución que no sea pública. ¿Por qué la palabra "pública" tiene
que estar desacreditada? ¿Por qué siempre se ha de referir a las
cosas públicas, a la administración pública, como lo más deficiente?
¡Pues tiene que ser más eficiente en cuanto tenga, como tiene hoy,
hombres que están dispuestos a servirla desinteresadamente; cuando
tenga, como tiene hoy, hombres que están dispuestos a hacer todos
los sacrificios, y que no están aquí como está un funcionario de una
empresa privada que está por un sueldo, está por el lucro!
El Estado no puede lucrar. Los hombres que sirvan al
Estado tienen que ser hombres de vocación para que la administración
del Estado, que es la del pueblo; para que el Estado, que representa
los intereses del pueblo, funcione mejor que cualquier otro tipo de
institución. Y por lo tanto es muy necesario reestructurar y
reorganizar el Estado. Pero, claro, que eso no tiene que contemplar
una serie de realidades sociales; no se logra con la simple buena
voluntad.[...]Pero tiene que ser un propósito firme organizar el
aparato del Estado en forma verdaderamente eficiente[¼
]
[¼ ]Cuando a un hombre de
méritos, a un hombre de capacidad se le sitúa en un cargo
importante, siempre me preocupa si será el momento oportuno, si
tendrá ya toda la preparación necesaria para cumplir cabalmente, o
si aquella oportunidad será para perderlo porque todavía no está en
condiciones de llevarlo adelante y con éxito.
Y por eso es necesario que los que estamos
gobernando nos sacrifiquemos, que vean que llevamos una vida
verdaderamente de sacrificio y de trabajo, para que los demás no
crean que esto es un paseo, para que los demás no crean que aquí se
vive bien, que estamos encantados de la vida ocupando tal o más cual
cargo; que sepan que es muy amargo, que sepan que es muy duro, que
sepan que es muy sufrido, y que no hay que envidiarle nada
absolutamente a quien esté ocupando un cargo, un cargo cuando no se
viene a lucrar [¼ ]
[¼ ]En la mente del
pueblo solo quiero que haya siempre pendiente una idea: que no es
fácil, que es difícil; que no gobernamos para el triunfo de
nosotros, que peleamos para el triunfo de ellos; que nos ayude. Y sé
que la mayoría del pueblo, como sabe que somos leales a él, como
sabe que no nos interesa nada más que servirlo a él, como sabe que
somos hombres iguales a él, no un hombre encaramado en una posición,
no un hombre encumbrado en una posición sino un hombre que está a la
altura del pueblo, que es un hombre del pueblo, que viene aquí a
servir los intereses del pueblo, sé que la inmensa mayoría del
pueblo estaría con nosotros.
Y lo que hay es que orientarlo bien. No que mientras
nosotros lo orientemos, otros lo desorienten. Que no nos obliguen a
trabajar por gusto, a crear una conciencia revolucionaria y que
otros la desvíen.
El pueblo tiene que estar muy consciente de que el
camino es difícil, que el camino es largo, que el camino es
fatigoso, que tenemos que sudar mucho la camisa luchando. Y que no
solamente hay que tener esa idea presente, sino que hay que estar
siempre alerta y no dejar que el entusiasmo muera. Porque esta obra
grande que se ha impuesto el pueblo de Cuba no es obra de pueblos
mezquinos, sino de pueblos grandes como el nuestro.